13. Aishiteru

5 0 0
                                        

Alto, ¿Qué acabo de decir? Algo de mejores amigos putos y que Tyler duerma conmigo... ¿¡QUE TYLER DUERMA CONMIGO?!
Joder, joder, ¿Qué dije? Seguro piensa que soy una idiota que no aguanta nada, que llora por todo y que esperaba una oportunidad para acosarlo como toda una fujoshi obsesionada al yaoi... Dios, Dios, ¿Qué hago? Estaba tan abrumada por la situación que no Medí mis palabras...
Sí, okay, me gustaría dormir al lado de él por razones muy tradicionales en mi vida pero ¿Tyler? ¿En serio, Hidemi? ¿Acaso estás bien pinche loca? Tyler es la persona a la que aprecias sólo un poco, no su esposa.
Dios, ¿Dije también que era mi puto mejor amigo? ¡Já! Sí, vida, cree eso si con eso puedes dormir por las noches pero te aseguro que eso no es cierto ni ahora ni en un millón de años.
Aunque... Bueno, él supo cuando estuve triste... Y también me acogió en su casa cuando lo necesitaba... Y también me consoló cuando sucedió lo de Yuri... Rayos, bien, es mi mejor amigo ¡Pero no lo admitiré en voz alta jamás, ¿Oíste, corazón?! ¡Jamás!
Esperé al rededor de dos minutos a solas con mis tormentas mentales y Tyler reapareció por la puerta con dos tazones de sopa.
-Volví.- informó con una sonrisa encaminándose hacia mí.
-Gracias.- dije apagada mientras tomaba el tazón de sopa que me ofrecía.
Se sentó a mi lado y comimos unos momentos en silencio hasta que se me ocurrió decir...
-Siento por perdirte algo tan embarasozo como dormir conmigo, no tienes que hacerlo.- repliqué evitando su mirada y tratando de sonar más desinteresada que necesitada.
-Está bien, no es molestia.- repuso con calma.
-En serio, no tienes que...- y mi frase se vio interrumpida por su mano que se posó sobre mi frente.
-Rayos, estás volando de fiebre...- musitó preocupado nuevamente.
No, no, no, nooo... No me mires con angustia de nuevo, no lo tolero...
-Estoy bien, solo necesito descansar.- atiné a decir mientras hacia caso omiso a su mano posada en mi frente y volvía a mi tarea de tomar mi sopa.
-Termina tu sopa y acuéstate, por favor, no quiero que se empeore.- habló dejando de lado su tazón y recogiéndome los cabellos con su mano.
Rayos,ya deja de mirarme así...
-Entiendo.- acepté sin más.
Tomé el resto de mi sopa en silencio y apenas la terminé él me la quitó del regado en donde reposaba y me ayudó a acostarme en la cama como si tuviera fracturada una costilla o algo por el estilo.
-Anda, es fiebre, no invalidez. - refunfuñé acostándome por mí misma sin darle mayor importancia a sus exageradas atenciones.
-Me da igual, si te quiero tratar como inválida pues te jodes, te trataré como una jodida inválida.- replicó entre enojado y divertido.
Me reí tontamente.
Luego de estar arropada con las sábanas dijo que iría por aspirinas y algunas mantas, cosa por la que no hice objeción alguna pues la noche empezaba a ponerse fría.
Tras irse Tyler por la puerta, casi de inmediato apareció su buena madre con la misma expresión preocupada de su hijo.
-Hola, señora Philips, perdone por el escándalo de hace un rato.- dije apenada.
-No tiene importancia, querida. Vine a preguntar como te sentías.- contestó abrazándose a sí misma como cuando una madre se preocupa por su hijo.
-Estoy algo dolida, pero sigo viva y eso es algo.- respondí con la mirada baja- Pero no se preocupe, si le soy una molestia en serio no me molestaría ir a pasar la noche en un hotel, no quiero que se sienta obligada a esto.- proseguí aún insistente en mi creencia de que no me querían aquí.
-Pero qué dices, adoro tenerte aquí y serte de ayuda. Espero que la situación con tu familia mejore, linda.- me animó.
-Ya somos dos, señora Philips.- repuse melancólica sabiendo que algo así no sucedería por arte de magia.
-Por favor, llámame Susan.- me habló con dulzura, cosa que me hizo sentir bien.
Estas personas en realidad saben tratarse unas a otras, ¿Tan difícil era pedir una familia como ésta? Supongo que me conformaba con lo que tenía ya que creía que a pesar de las peleas, aún me querían.
Dios, que estúpida fui.
Ella estuvo un rato haciéndome compañía, hablándome de los libros que le gustaban, su esposo que llegaría mañana y su hijo menor, Theo, que volvería junto a su padre luego de un sábado de pesca.
Tuve suerte en que a Tyler no le gustase pescar, sino, no estaría aquí.
-¡Mamá, ¿Dónde rayos están las aspirinas?!- indagó en voz alta Tyler desde la cocina, interrumpiendo nuestra animada charla.
-¡Ya voy!- contestó en voz igual de alta. -Espero que duermas bien, Hidemi.- agregó para seguidamente depositar un beso en mi frente y finalmente irse tras la puerta.
Mamá, espero que no te moleste que quiera a esta mujer como si fuera una dúplica de ti.
Al cabo de unos momentos apareció Tyler, con unas siete mantas gruesas sobre sus brazos, una tableta de aspirinas en su mano derecha y un vaso de agua en la izquierda.
-¿Necesitas ayuda?- Indagué dispuesta a levantarme viendo como hacia su mejor esfuerzo para ver detrás de las mantas que trapaban su cabeza y limitaban sus movimientos bruscos.
-¡No te atrevas a moverte, tienes fiebre!- gritoneó demandante, cosa que no me asustó pero que tampoco veía necesidad de hacerlo rabiar o preocupar.
A duras penas depositó las mantas a los pies de la cama y ya menos limitado, me entregó el agua y sacó una aspirina de la tableta.
-Tómala con cuidado, no te atragantes trando de tomarla rápido y no la muerdas, porque tiene un sabor horrible que hará que vomites.- me advirtió como si fuera mi primera vez tomando una aspirina.
-Tyler, tengo fiebre, no un síndrome de estupidez, dame la aspirina.- extendí mi mano algo ofendida para que pusiera la aspirina en ella.
-Hablo en serio, Hidemi.- habló severo, ¿acaso esto era un jodido chiste?
-Tyler...- lo miré con una expresión amenazadora, que parecía tener escrito en la frente "dame la puta aspirina o te asesinaré mientras duermes", cosa que respetó y en seguida me dio la aspirina.
Sin mucho vacileo la tomé y dejé el vaso vacío en la mesa de luz juntos la cama.
-Ya, ahora duerme.- me arropó sentado al borde de la cama, lo cual indicaba que no dormiría a mi lado.
Sí, ya sé, es contradictorio a lo que dije antes pero bueno, debo admitir que aunque no quiera, hay una pequeña parte de mí que deseaba que dijera que se quedaría a dormir conmigo.
No lo sé, estoy bien pinche loca.
-No te asustes, iré a ponerme mi pijama y volveré para dormir contigo, enana.- dijo adivinando mis pensamientos con dulzura, ¿Cómo rayos es que...?
-¿Cómo es que sabía lo que pensabas? Simple, tus ojos siempre lo dicen todo.- contestó nuevamente mis dudas mentales.
Okay, esto ya empezaba a asustarme.
Tyler me despeinó los cabellos y se fue tras la puerta, según él, dispuesto a ponerse su pijama.
Tras varios minutos, en silencio, sin pensar en nada peculiar, apareció Tyler con un pijama azúl de ositos.
Traté de contener la risa.
-Calla, que sé que por dentro estás babeando al verme en este sexy pijama.- se rió, cosa a lo que me reí más fuerte aún.
-Venga, osito, ¿Su pijama de patitos está sucio con jugo de uva o qué?- me seguí riendo.
-Ja-ja, búrlate si quieres pero esto me lo puse por ti, así que te callas y te conformas, chava desagradecida. - farfulló tratando de sonar molesto pero mas que eso sonó risueño.
De repente, me sonrojé. La frase "por ti" se me repetía en la cabeza como un disco rayado que repetía la mejor parte de tu canción favorita hasta el cansancio.
Tyler, sin decir más, apagó la luz, cerró la puerta y se acomodó a mi lado, haciendo que me mueva un poco para darle espacio en la pequeña cama.
-Creo que ahorraríamos más espacio si me abrazaras.- argumentó al notar que yo estaba casi pegada a la pared y él a punto de caerse de la cama.
-Bien.- acepté sin mas opciones.
Lo abracé pegando mi cabeza a su pecho, y rodeando su tórax con mi mano izquierda. Entrelacé mis piernas a las suyas y ya estando cómoda para dormir, cerré los ojos.
-Buenas noches.- dijo él.
- Aishiteru...- contesté.
-¿Eso es "buenas noches" en japonés?- indagó curioso.
Simplemente callé y dejé que pensara que estaba profundamente dormida.
¿Qué? No podía decirle que aishiteru significa "te quiero" en japonés...

EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora