Capítulo 14

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-Al ver tu cara de felicidad, supongo que ya se reconciliaron. –dice Tarah una vez que toma asiento en el aula.

-Sí. –respondo. – Ayer vino y esperó a que saliera para pedirme perdón. ¡Ian estaba con él! Luego nos llevó a mi casa y de camino nos abrazamos y besamos... tu novio es testigo de lo cursi que puedo ser. –le comento algo avergonzada al recordar como lloré en su coche.

-Descuida, él de seguro lo olvida pronto. Entonces ya les dirás a todos que tienes novio. –inquiere mi mejor amiga.

-¿Tú también le dirás a todos que tienes novio? –me pongo a la defensiva. Ella borra su sonrisa burlona de su rostro.

-Bien. –dice girándose al momento que entra al salón la maestra de Física Especifica.

Como era jueves, teníamos hasta las cinco de la tarde clases. En la hora del almuerzo, fuimos al comedor junto con todos los de primero y segundo año. Nos sentamos con otros compañeros, con los que siempre bromean, y entre ellos se encuentran Gabriela y Diego, también Silas, Emma y Verónica.

Mientras revisaba mi teléfono, comiendo de apoco las papas de mi hamburguesa, escribía con Noah, también.

¡Mañana es viernes! Te tengo un regalo.

¿Tengo que esperar hasta mañana? –respondí.

Supongo que sí. Hoy no es día de visitas. Además tienes un examen mañana.

¡Mañana tengo examen! Gracias por hacérmelo recordar.

Debería ser tu secretario o algo así, rayo de sol. –Sonreí. Amaba cuando me decía así y más porque había extrañado sus dulces palabras en los últimos días.

-Oh, Gianna ya está flechada. –escuché. Alcé la vista de mi teléfono hacia Silas.

-¿Qué? –pregunté confundida. Y no esperé respuesta ya que respondí a mi novio.

Imagínate cuando vaya a la universidad. Te adoro.

-Cuéntanos como se llama el afortunado, Gianna. –sonrió bromeando Gabbi.

-Gianna tiene novio. Esto es noticia. –se burló Diego. Sonreí en cuanto escuché "novio".

¿Era momento de decirlo? Miré a Tarah, ella sonreía pero calladamente. No queriendo ser descubierta, también.

­-Cuando una chica sonríe a su teléfono, es porque ya tiene dueño. –escuché a Emma decir. Mi teléfono vibró.

-Las amigas también pueden decir pendejadas. –dije.

Yo te adoro más. –respondí seguidamente a mi novio, no era consciente de que me estaba mordiendo el labio para evitar sonreír hasta que Vero habló.

-¿Cómo se llama? Dinos. –pidió.

Bien. Noah no se enojaría.

-¿No era con el cual subiste una vez una foto? Creo que fue en Instagram y no pusiste descripción. –recordó Gabbi.

-Sí. Ahora que lo dices, lo recuerdo. Yo le había dado corazón. –habló Emma. –Fue como hace un mes.

La única foto que tenía con Noah publicada era de la vez que fuimos a mi casa, y Tarah nos la tomó en el pasto.

Nos encontrábamos leyendo El Rayo de la Luz para mi mejor amiga, la verdad Noah lo hacía y yo estaba acostada con mis palmas sosteniendo mi rostro, mirándolo.

-Se ven tan hermosos. –había dicho ella.

No le contamos que el libro fue escrito por Noah, y tampoco llegó a leer todo, aún faltaba el final, que me tocaba escribir a mí, y estaba en proceso. Y más tarde, cuando mi mejor amiga ya hacía horas que abandonó mi hogar, me envió la foto.

Te adoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora