Final Alternativo

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Antes que nada, no me hago responsable de corazones rotos y odio hacia los personajes. Lo leen bajo su responsabilidad.
Esta historian desde principio tenía un final como este en mi cabeza, pero fui influenciada por personas que aman los finales felices y eso. Pero aquí está mi final, tampoco me quejo como terminó porque lo amo. Amo esta historia.

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La verdad es que Noah si tuvo una posibilidad de recuperar la vista cuando fue al ver especialista en Brasil. Pero no fue el día que le quitaron la venda de los ojos que recuperó ese sentido, sino días después de que fue dado de alta y se encontraba en su casa.

Dentro de él sabía que había sido una pérdida de tiempo, esperanza y dinero en aquella operación de retinas, por lo cual ya había estado tres días metido en su habitación sin salir y sin querer hablar con nadie, ni siquiera con Gianna, quien ni siquiera fue a visitarlo después de que salió del hospital.

-¡Noah! ¿¡Cómo es eso de que no has salido de esta habitación por más de tres días!? –gritó la muchacha entrando a la habitación de su novio. Fue directo hacia la gran ventana que estaba cubierto de una cortina oscura, impidiendo el paso del maravilloso sol que había ese día.

-No sabes lo mal que le pones a tus padres el encontrarte así, Noah. –reprochó ella moviendo las persianas.

-Gianna, cierra esa maldita cortina. –escuchó a su novio decir entre dientes. – Molesta la luz. –él aún se encontraba bajo una almohada y tendido en su cama.

Gianna, al captar lo que había dicho, se volteó rápidamente a observarlo. Noah, también al darse cuenta de sus palabras no dudó en incorporarse, sentándose en indio con los ojos bien abiertos. Había pasado cuatro días desde que le quitaron la venda de los ojos y cinco desde la operación, y ahora estaba viendo.

Miró a los ojos a su novia. No podía creer que la estaba viendo, allí parada, con cara de confusión y asombro cuando la miró directo a los ojos. Sin creerlo aún, miró a su mano, la cual lo vio para asegurar que era real.

-Noah... -escuchó llamarlo. Era su voz, suave y con extrañeza. – Tú estás...

-Puedo verte, Gianna. –le respondió. – Pero juro que esto es de ahora. No puedo creerlo todavía. ¿No es sueño, verdad?

Gianna negó lentamente con la cabeza. Ella se encontraba nerviosa, asustada y no comprendía el porqué. El amor de su vida la estaba viendo por primera vez en seis meses de conocerse y no tenía ni idea de cómo actuar. Sí, se encontraba feliz por él porque él podía ver de nuevo, ¿pero ahora qué?

-Tengo que decírselo a tus padres. –fue lo único que pudo decir antes de dirigirse a la puerta.

-¡No! Espera. –Noah rápidamente se levantó de la cama, tomándola por la muñeca y sentir un fuerte dolor de cabeza y mareos. Se tambaleó un poco sujetándose de Gianna.

-¿Te encuentras bien? –preguntó ella tomándolo por los hombros. Era realmente bajita, pensó Noah. Pero la verdad era que él era el alto. Asintió en respuesta de su novia.

Lo primero que hizo fue observarla, cada centímetro de su rostro y adoró la forma en que sus mejillas se iban sonrosando y no pudo evitar acariciar la tés blanca y fina de su mejilla. Entonces la besó, la besó como si nunca antes lo hubiera hecho.

Pero fue solo esa vez.

Los meses habían pasado y Noah se encontraba mucho más sociable, hablando con antiguas amistades que alguna vez tuvo y haciendo nuevos amigos. Salía más, iba a fiestas y prontamente se iba olvidando que tenía una novia menor.

Te adoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora