Capítulo 17

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Ya estaba todo listo para viajar, mi maleta estaba hecha y también tenía permiso de mi papá para usar la Nissan Altima, que él la había llevado para lavar y llenar el tanque de combustible. Podía escuchar a lo lejos como se preparaba mi familia para salir, mientras yo seguía en mi cama.

Íbamos a salir con Noah más tarde que mis padres, debido a mi inconveniente de madrugar. Escuché a mi puerta abrirse y mi madre habló.

-Gianna, ya nos vamos, cariño. –avisó.

-Hmm... -me quejé apenas.

-Gianna, te quiero allá para el medio día, ¿me escuchas? –ese era mi padre.

-Está bien. –respondí adormilada.

-Cuídate. –sentí que me dio un beso en la cabeza, o mejor dos.

Mi alarma sonó a las nueve y treinta, y una vez despierta envié un mensaje a Noah.

Yo: Acabo de despertarme, iré en un rato.

Noah: Estoy duchado. Te espero entonces.

Yo: Te amo.

Noah: Te amo más.

Me levanté a ducharme también y al salir de mi recamara pude sentir el calor infernal que hacía. Dejé a mi cabello secarse solo y mandé mi fleco hacia atrás, porque ya estaba largo y no quería usarlo más. Metí mi maleta en la cajuela mientras rogaba que a mi novio no se le ocurriera llevar una más grande, porque tal vez no quepa.

Me puse los lentes de sol, tomé mi cartera y cerré con llave la casa, dejando todas las luces de afuera prendida. Saqué el auto y esperé a que el portón se cerrara para ir hacia mi rumbo.

Cuando llegué a la casa de los Galler, me percaté de que ellos también iban a salir porque Steven  llevaba una conservadora a la parte de atrás de su Jeep, donde había bolsos varados dentro.

-Hola. –saludé desde el portón de afuera. Él se giró.

-¡Gianna! Pasa, está abierto. –señaló el portón. Entonces entré.

-¿Van a salir también? –pregunté. Él asintió.

Escuché a Camille avisar a gritos que ya me encontraba allí, ella salió arrastrando una pequeña maleta negra, vi como su marido la tomaba y se dirigió hacia mí, pidiendo que abra la cajuela de mi auto. Se sorprendió en ver mi maleta rosa gigante.

-Noah solo dijo que era hasta el domingo, no todo el mes, Gianna. –lo miré encogiéndome de hombros.

-Soy una mujer, señor Galler. –respondí sonriendo con orgullo.

-Deja ya las formalidades, yerna. –dijo él cerrando el auto y guiñándome un ojo. Señaló hacia la casa. –Ahí viene. –miré en la dirección.

Noah era jodidamente hermoso a la luz del sol y sus remeras blancas. Fui a abrazarlo.

-Debemos irnos. –dije en cuanto vi la hora. – Mis padres nos querían para el medio día, pero definitivamente no llegaremos. Así que... -conté una vez que toda la familia Galler se reuniera en su vereda.

-Bueno, entonces, que se diviertan. –Camille besó mis mejillas. Luego pasó a su hijo, dándole un fuerte abrazo.

-Gianna, te hago responsable de mi hijo. –Steven me habló. Me sonrojé.

-Papá.-escuché decir a Noah en tono quejoso. Reímos.

Nos subimos al auto y Camille una vez más nos dijo que nos cuidemos y que yo prestara atención a la carretera, a Noah que no me distrajera mientras conducía y cosas de madres. Respiré hondo y me digné en conducir.

Te adoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora