-¿Acaso es imaginario? –habló José bromeando. Me tocaba mirarle mal. Sofi le dio un pequeño puño en el brazo.
-Gracias, Sofi. –le dije. Ella sonrió. – Él... tiene una pequeña discapacidad. –susurré tímida. Vi a Lucas mirarme serio, Sofi se veía sorprendida y el José tragó nervioso. – Escuchen, no es nada fuera de otro mundo. Solo actúen normales, o intenten no sé... no digan nada estúpido. Por favor. –pedí.
-¿Qué clase de dis...discapacidad? –preguntó tímida Sofi. Suspiré bajo la atenta mirada de los tres.
-Él no ve. –respondí.
-¿No ve? ¿No tiene ojos? –preguntó José. Rodé los ojos.
-¿Dónde está tu cerebro, tarado? –le preguntó Lucas. Luego me miró.
-No me lo esperaba pero, si lo quieres y él te quiere, no veo inconveniente. –dijo.
-Bueno, tráelo ya. Ya quiero conocerlo. Esto se volvió muy emocionante. –sonrió Sofi. Agradecí su entusiasmo y le devolví la sonrisa.
-Sí, tráelo ya. –esta vez vi a José sonreír sinceramente.
-Bien. –les dije y sin más me fui hasta la habitación donde estaba Noah.
El susodicho, estaba colocándose el tenis blanco y estaba jodidamente sexy. Sonreí al verlo y me mordí los labios. Se giró hacia la puerta y vi sus ojos verdes, los cuales tenían un toque de ternura tras mirar más allá.
-¿Listo? –pregunté acercándomele. Se incorporó.
-¿Nada del revés? –alzó las manos al aire. Lo inspeccioné de pies a cabeza y no había errores.
-Noup. –respondí.
-Lentes. –pidió. Mientras iba por ellos hasta la mesita de luz, hablé.
-En este momento ya mis primos saben sobre ti. –empecé. – y en cuanto lleguemos a la casa de mi tía, tal vez todos ya lo sepan. También quiero decirte que no importa si hablan, ya entiendes de qué forma. Y que sé que puedes cabrearte un poco, sentirte mal, o lo que sea, pero quiero que recuerdes que yo te amo. Que no importa lo que diga la gente, tú eres una gran persona y lo sabes, Noah. –me encontraba frente a él, susurrándole mientras tenía la cabeza inclinada para que no le vea la cara.
-¿Me prometes que hablaras conmigo si te sientes mal? –pregunté. Mientras esperaba una respuesta, abrí sus lentes y me incliné para ponérselos. Una vez puestos, le di un pequeño beso en los labios.
-Prometido. –respondió. –Y, Gianna...
-¿Hmm?
-Gracias. –dijo. Tal vez pudo ser, por la cara picarona que traía bajo esa sonrisa sincera, que lo decía por lo de la ducha y también por lo que acababa de decirle.
-Hasta el fin del mundo contigo, cielo. –respondí. Nos dimos un último beso y salimos, tomados de la mano.
Mis primos que estaban charlando, se callaron y luego se pusieron de pie.
-Noah, ellos son mis primos Lucas...
-Hola, nuevo primo. No voy a romperte las bolas, ya que mi prima favorita dijo que serías incapaz de hacerle daño. –habló al que presenté primero. Noah rió por lo bajo y pasó la mano.
-Eso ha de ser bueno. Un gusto. –respondió mi novio cuando estrechó la mano con Lucas.
-Él es José. –presenté.
-Que hay, hermano. Bienvenido a la familia. –también estrechó la mano de Noah.
-Gracias. –respondió.
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Te adoro
RomanceGianna Migliore tiene 17 años. Junto con su mejor amiga, Tarah Jenner, buscan trabajo para sus vacaciones de verano. Los padres de Gianna le dicen que no es necesario que trabaje, pero Tarah le consigue uno no muy común en su país. Uno muy bien pa...