Capítulo 18

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-¿Acaso es imaginario? –habló José bromeando. Me tocaba mirarle mal. Sofi le dio un pequeño puño en el brazo.

-Gracias, Sofi. –le dije. Ella sonrió. – Él... tiene una pequeña discapacidad. –susurré tímida. Vi a Lucas mirarme serio, Sofi se veía sorprendida y el José tragó nervioso. – Escuchen, no es nada fuera de otro mundo. Solo actúen normales, o intenten no sé... no digan nada estúpido. Por favor. –pedí.

-¿Qué clase de dis...discapacidad? –preguntó tímida Sofi. Suspiré bajo la atenta mirada de los tres.

-Él no ve. –respondí.

-¿No ve? ¿No tiene ojos? –preguntó José. Rodé los ojos.

-¿Dónde está tu cerebro, tarado? –le preguntó Lucas. Luego me miró.

-No me lo esperaba pero, si lo quieres y él te quiere, no veo inconveniente. –dijo.

-Bueno, tráelo ya. Ya quiero conocerlo. Esto se volvió muy emocionante. –sonrió Sofi. Agradecí su entusiasmo y le devolví la sonrisa.

-Sí, tráelo ya. –esta vez vi a José sonreír sinceramente.

-Bien. –les dije y sin más me fui hasta la habitación donde estaba Noah.

El susodicho, estaba colocándose el tenis blanco y estaba jodidamente sexy. Sonreí al verlo y me mordí los labios. Se giró hacia la puerta y vi sus ojos verdes, los cuales tenían un toque de ternura tras mirar más allá.

-¿Listo? –pregunté acercándomele. Se incorporó.

-¿Nada del revés? –alzó las manos al aire. Lo inspeccioné de pies a cabeza y no había errores.

-Noup. –respondí.

-Lentes. –pidió. Mientras iba por ellos hasta la mesita de luz, hablé.

-En este momento ya mis primos saben sobre ti. –empecé. – y en cuanto lleguemos a la casa de mi tía, tal vez todos ya lo sepan. También quiero decirte que no importa si hablan, ya entiendes de qué forma. Y que sé que puedes  cabrearte un poco, sentirte mal, o lo que sea, pero quiero que recuerdes que yo te amo. Que no importa lo que diga la gente, tú eres una gran persona y lo sabes, Noah. –me encontraba frente a él, susurrándole mientras tenía la cabeza inclinada para que no le vea la cara.

-¿Me prometes que hablaras conmigo si te sientes mal? –pregunté. Mientras esperaba una respuesta, abrí sus lentes y me incliné para ponérselos. Una vez puestos, le di un pequeño beso en los labios.

-Prometido. –respondió. –Y, Gianna...

-¿Hmm?

-Gracias. –dijo. Tal vez pudo ser, por la cara picarona que traía bajo esa sonrisa sincera, que lo decía por lo de la ducha y también por lo que acababa de decirle.

-Hasta el fin del mundo contigo, cielo. –respondí. Nos dimos un último beso y salimos, tomados de la mano.

Mis primos que estaban charlando, se callaron y luego se pusieron de pie.

-Noah, ellos son mis primos Lucas...

-Hola, nuevo primo. No voy a romperte las bolas, ya que mi prima favorita dijo que serías incapaz de hacerle daño. –habló al que presenté primero. Noah rió por lo bajo y pasó la mano.

-Eso ha de ser bueno. Un gusto. –respondió mi novio cuando estrechó la mano con Lucas.

-Él es José. –presenté.

-Que hay, hermano. Bienvenido a la familia. –también estrechó la mano de Noah.

-Gracias. –respondió.

Te adoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora