tres

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    Me muerdo el labio fuertemente, algo ansioso. Mi madre me sirve el desayuno sonriente como siempre y mi padre me habla sobre como le fue en su trabajo, pero soy tan ajeno a todo. Cuando salgo de mi casa prácticamente me encuentro corriendo al instituto, quiero disculparme con Zayn, me he sentido algo culpable por tratarlo de esa manera tan dura, no se merecía eso. Cuando estoy cerca del instituto oigo la campana sonar y apresuro mi corrida, cuando llego a la entrada tomo algo de aire y antes de seguir veo su mata de cabello azabache entre los demás estudiantes, por alguna razón se destaca con un brillo tan inusual que creo que sólo yo conozco.

    Aprovecho mi oportunidad y lo alcanzo tomándolo del brazo, él se gira y me mira, su rostro sigue igual, aburrido.

—Niall, hola, ¿cómo estás?—algo descolocado lo observo.

—Eh, hola, bien. Amm, quería disculparme por lo de ayer—su rostro cambia a pensativo, como si ya lo hubiera olvidado, como si no supiera de lo que hablo, y si así es me sentiría algo desolado y tonto al estar toda la noche pensando en ello.

—¿Disculparte? ¿Por qué?—Cuestiona como si realmente no supiera de lo que hablara, algo confundido retrocedo, él parece pensar fuerte ya que su frente se arruga, al parecer no fue tan importante, pienso triste.

—P-Pues, por lo de Louis y...

—Oh, eso. No tienes porque disculparte, sólo me dijiste la verdad y admiro que seas tan directo—mis mejillas arden y entonces siento que sus ojos parecen algo más penetradores que lo usual.

—Me alegra que no te hayas enojado—susurro aunque me desconcierta el hecho de que ni siquiera se haya acordado de lo que pasó, como si no le importara, o tal vez sea yo quien no es lo suficientemente importante.

    Vaya, me pase toda la noche martillándome por algo que a él ni siquiera le importa, qué idiota.

—Vamos, las clases ya comienzan—asiento y camino a su lado, me siento algo extraño, no quiero entrar al colegio, ¿para qué? Allí no hay nada que me interese, antes al menos podía sobrellevarlo teniendo a Liam y Harry pero ahora los veo tan lejanos, tan fuera de mi alcance, tan... extraños.

    Ellos no son mis amigos.

    Me quedo quieto antes de siquiera poner un pie dentro de lo que es la estructura del instituto y Zayn queda quieto a mi lado también, observándome confundido.

—¿Qué esta mal?—Cuestiona extrañado.

—Yo lo estoy...—respondo algo sorprendido.

    Y hecho a correr en dirección contraria, no estoy listo para el instituto aún, no quiero entrar allí. Estoy consciente de la locura que estoy cometiendo pero no me importa, ordenar mis sentimientos es más importante que ir allí. Corro al parque en donde estuve con Zayn ayer y me siento en la misma banca. La idea de tener aún puesto el uniforme me incómoda y siento mi piel arder y picar, debo sacármelo antes de que alguien vea que no entré. Me quito el blazer negro quedándome en camisa y corbata, lo guardo en mi mochila y saco mi abrigo gris con el logo de Adidas a un costado, sé que no combina nada con mis pantalones de vestir negros y mis zapatos pero no me importa. Ahora algo más tranquilo y no vistiendo el presuntuoso logo del instituto me recuesto en la banca. Estoy exhausto, las personas de las cuales creí que eran mis amigos resultaron ser farsantes, mi hermano Greg se fue a Irlanda la semana pasada ya que quería estudiar allí y no aquí, mis padres andan más distanciados de lo usual y yo me siento horriblemente solitario. Sonrío, es como si mi vida se estuviera desmoronando frente a mis ojos.

    Suspiro y dejo que mis parpados bajen, necesito un descanso. Anoche y a penas pude pegar un ojo.

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Difícil de deducir |z.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora