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No importa quién, cuándo o como sea.
La tentación llegara a ti.–¡Una vuelta más! –el profesor Hayes, un hombre de cuarenta y cinco años de edad, llevó el silbato a sus labios y sopló con todas sus fuerzas haciendo vibrar el pequeño bigote de cabellos alargados sobre sus delgados labios.
Los alumnos se miraron entre sí, cansados, exhaustos, agotados. Entre ellos estaba Gema, una morena de cabello negro que solía destacarse por sus impactantes ojos celestes, los cuales con tan solo mirarte podían hacerte caer rendido a sus pies. No era para menos, todos en Castville tenían algo peculiar que les hacía destacar por sobre otros, pero Gema era la única de ojos cielo por lo que, por más que te esforzaras con la ropa o el maquillaje, no habría forma de hacer que alguien le apartará la mirada.
A Gema, las piernas le pesaban de sobre manera, le ardía la planta de los pies e incluso había sentido por primera vez la falta de aire. Miró a Megan, su compañera de clase, que estaba algo alejada. Estaba respirando por la boca jadeando por un poco de aire, igual que todos allí. Estaban sudados y cansados por lo que no le pareció extraño que tuviese un rostro tan demacrado. Se preguntó si así se vería también. La castaña de ojos mieles se encontraba a muchos metros de distancia, pero aun así capto su intención cuando esta le enarcó una ceja. Mordió su labio inferior pensándosela dos veces, cuando el sonido del silbato volvió a sonar retumbando en la cabeza de todos, apretó con fuerza los ojos.
«No puedo creer que haré esto...» pensó.
Llevo una mano a su cabeza y se dejó caer dramáticamente a los brazos del profesor.
–¡Se desmayó! –gritó Megan con fingido horror corriendo hacía ellos.
Los compañeros miraron asustados la escena, pero al ver la cara de Megan que decía "escapen, estúpidos" salieron del gimnasio con una sonrisa de libertad.
–Megan ¿Podrías llevar a Gema a la enfermería? Debo revisar el pie de Jace –miraron al susodicho que tenía el pie descalzo sobre la silla, al costado derecho se notaba una leve hinchazón y un corte algo grave.
–Yo la llevo –se encogió de hombros restándole importancia.
Con cuidado le tomó del brazo y lo pasó por su cuello para darle realismo a la situación. El profesor sonrió agradecido, caminó hacía Jace y se sentó dándoles la espalda. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos chocaron los cinco.
–Eres una excelente actriz –murmuró Megan recogiendo su cabello en una nueva coleta, pues la otra, después de tanto correr, ya estaba deshecha.
–Teníamos que librarnos de ese examen –Gema hizo una mueca de solo recordar todos esos ejercicios.
–Tienes razón. Iré al baño, adelántate –asintió de acuerdo.
La pelinegra caminó hacía los vestidores tarareando "Rockabye" de Clean Bandit. Al entrar las chicas silbaron y algunas aplaudieron agradecidas.
–Te la mamaste Gema –Callie le guiño un ojo y la presidenta de curso, Maya, le dio dos palmadas amistosas en la espalda.
–Tú y Megan se merecen el cielo.
–El cielo los lleva en sus ojos Maya –agregó Callie de manera halagadora causando un sonrojo en Gema quien, algo tímida, hizo un aspaviento con la mano restándole importancia.
Con pasos lentos a causa de sus cortas piernas, caminó hacía las duchas, se quitó las zapatillas color burdeo y las dejó frente a su taquilla para evitar que les salpicara agua o, si alguna chica salía, no las mojará. Ya dentro de la ducha cerró la puerta con cuidado y luego prosiguió a desvestirse. Se soltó la coleta o lo que quedaba de ella y dio el agua caliente, cuando estuvo debajo del agua cerró los ojos destensando el cuerpo, se echó jabón en la mano y lo esparció por su cuerpo con agilidad y rapidez, se lavó el cabello con un poco de Shampoo pero se regodeo con el acondicionador que tenía un exquisito olor a frutilla.
Su rápida pero relajante ducha se vio frenada cuando escuchó gritos de horror. Asustada y con el corazón a mil, terminó de lavar su cabello y cortó el agua torpemente, recogió su cabello y lo apretó botando la mayor cantidad de agua y luego, tomando su toalla personal, se envolvió el cuerpo. Abrió la puerta y asomó su rostro, los gritos seguían y bruscamente volvió su cabeza hacía el lado derecho. Lo que vio la dejó helada.
Un guaperas estaba en los vestidores intentando, sin mucho éxito, callar a todas las chicas que gritaban cada vez más alto. Le insultaron a montones, lo empujaron e incluso algunas se quedaron paradas sin saber que hacer porque nadie podía negar que era un adonis. Su cabello pelirrojo te hacía dudar de ser natural, su rostro era tan varonil que te hacía estremecer y su mirada, tan dura y exigente te hacía escapar de ellos. Tenía puesta ropa algo formal, pero nada de otro mundo: Vaqueros, zapatillas negras, camiseta blanca.
Gema mordió su labio, dudando si recorrer algo de ese chico estaría bien. Ella tenía novio, un galán de último año llamado Aiden, el cual siempre se abstenía de mirar otras mujeres con o sin Gema.
Pero como dicen, la carne es débil. Gema, después de dar un resoplido de derrota, dirigió su mirada hacía el chico. Un suspiro escapó de sus labios. Su cuerpo comenzó a tiritar de frío y entonces volvió a la realidad: estaba empapada. Maldijo en voz baja y rezó por no agarrar un resfriado. Abrió su taquilla y sacó la ropa teniendo cuidado de no hacer ruido, prefería que el gritadero se quedara allá, alejado de ella. Con las cosas en mano, se giró, pero enmudeció al encontrarse con unos intensos ojos grises sobre ella.
Unos ojos que advertían deseo.
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Belle petite [+16]
RomanceEstá claro que todos deseamos lo prohibido. Algunos nos arriesgamos a alcanzar ese deseo, y otros se conforman con ese vago pensamiento. Gema Anderson desea lo prohibido, ¿se arriesgará? ¿O se conformará con sólo ver a su sexy profesor? ADVERT...