Parque de diversiones.

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Me dirigí hacía donde estaba Zayn. Me coloqué detrás de él, talvez desde donde estaban los chicos creerían que le estaba hablando. Parecía estar bastante concentrado en el videojuego.   - Sé que estas ahí- dijo sin quitar la mirada del juego-, te he visto desde que entraste.   - ¿Qué haces aquí?- pregunté en busca de una explicación.
- He venido a divertirme, ¿acaso tus amigos piensan que te estoy siguiendo?- agregó girándose. Se apoyó contra la maquina y me miró unos segundos.

- Querían venir a decirte que te vayas de aquí- le conté y se echo a reír-, por eso he venido. En realidad no sé si me estas siguiendo. Lo del otro día en el centro... me ha dejado dudas.

- ¿Por qué tus amigos me miran como si quisieran matarme?- preguntó-, los únicos decentes son Vee y el chico de rulos.

- Harry- le corregí-, ya te he contado el por qué.

- Entonces... déjame ver si entendí. ¿Quieres que me vaya de la sala?

- Sería una buena idea- admití mientras miraba de reojo a los chicos. Todos estaban atentos a nuestra conversación.

- ¿Es qué ahora son ellos los dueños del lugar?- su tono de pronto sonó enjado.

- No, pero ellos piensan que eres un tipo de acosador que me esta buscando.

- Acosador...- se quedó pensando unos segundos y me miró fijamente-, una palabra bastante interesante.

- ¿Vas a irte o no? No quiero que mis amigos se pasen la noche mirando haber si sigues estando aquí.

- ¿Quieres dar una vuelta por el parque conmigo?- pregunto sin darle importancia a lo que dije. Odiaba cuando hacía eso, siempre lo hacía.

- ¡Zayn, vine aquí para estar con ellos!- señalé la mesa de tenis de aire.

- Te veo en la montaña roja, a menos que tengas miedo y no te animes a venir- dijo desafiante mirandome a los ojos.

Sin decirme más nada se fue directo a la salida. No lo podía creer, a veces se comportaba tan estúpido que me daban ganas de golpearlo. Me dirigí a la mesa donde estaban todos quienes ahora fingían haber comenzado al partido.

- ¿Se ha enojado?- pregunto Vee-. ¿Qué le dijiste?

- Que ustedes pensaban que me estaba acosando y que sería conveniente que se fuera.

- ¡Nos has mandado al frente!- se quejó la Vee-, pensé que le dirías otra cosa.

- Lo siento. - me limité a responder.

Nos entretuvimos uun largo rato con los juegos de ese salón. Niall y Jess ya habían hecho  a parte y nos estaban comenzado a dejar de lado. Harry estaba buscando el momento para decirle a Vee lo del collar y Louis... Louis se había ido con la prima de Niall. Al parecer me quedaría sola nuevamente. Recordé que Zayn dijo que me iba a estar esperando en la montaña roja... pero no creo que me anime a subir. Algo me decía que tal vez, si lograba poner alguna excusa buena podría ir con él, eso quería, estar con él.

- Vee... ¿sabes si hay algún carrito que venda algodones de azúcar?

- Sí, he visto uno en la entrada. ¿Irás a comprar?

- Si, necesito algo dulce creo que tengo la presión alta.

- Tráeme uno si te alcanza- me pidió-, yo también quiero, se veían deliciosos.

Salí del salón de juegos. Una ráfaga de viento me invadió enseguida, había olvidado que afuera hacía frío. Ya había oscurecido completamente y la cantidad de personas dando vueltas había disminuido un poco. Me dirigí a la entrada donde supuestamente estaba el carrito con los algodones de azúcar. Estaba por cerrar cuando me acerqué.

- ¿Quieres uno?- pregunto el señor. Pensé si en verdad valdría la pena ir a buscar a Zayn, la montaña roja se encontraba justo a unos metros de la entrada, cerca de donde me encontraba ahora-. Niña, ¿vas a comprar uno?

- Eh...- sacudí la cabeza para reaccionar-. Sí, claro.

- Gracias- agarré el algodón de azúcar y le pagué. Miré nuevamente hacía la montaña roja, en ese momento los vagones estaban en la cima a punto de bajar. Se me revolvió el estomago al ver como bajaban. Antes de que pudiera pensar lo que estaba haciendo me encontraba camino a la montaña roja, donde Zayn me había dicho que me estaba esperando. Sabía que Vee se preocuparía por mi pero ya le inventaría alguna excusa, podría decirle que me perdí entre la gente y no sabía como volver.

Busqué entre las personas a Zayn, no sería difícil reconocerlo ya que el era alto.

- Viniste- dijo una voz a mis espaldas, me giré sobresaltada-, pensé que no lo harías.

- No quería quedarme con Louis y la prima de Niall- confesé-, tampoco quería interrumpir entre Jess y Niall o Vee y Harry.

- ¿Me estas queriendo decir que yo fui la última opción?- preguntó con drama.

- Sí- confirmé-, si me hubiera quedado otra opción no hubiera aceptado venir aquí.

- ¿Estás lista para subirte?- subió la mirada hacía la montaña rusa-, ya he estado ahí y créeme no te hubiera convenido comprar ese algodón de azúcar.

- ¿Y si mejor volvemos con los chicos...?- propuse horrorizada.

- ¿Te asusta el hecho de encontrarte a más de doscientos metros de altura?- pregunto con una sonrisa desafiante.

- Además del hecho de que los vagones de la montaña no me dejan mucho de fiar, puede ser- confirme.

- Vamos, una vuelta y luego te llevaré a ver las otras atracciones- propuso-, si te quieres bajar me avisas.

- Esta bien- tal vez, si cerraba los ojos todo pasaría rápido-, pero no me sentaré ni en el de adelante y en el último ¿entendido?

- Bueno.

Nos pusimos en el último puesto en la fila. Recién había comenzado la siguiente vuelta. Estaba tratando de relajarme para que el estomago no se me revuelva. Tenía los ojos cerrados cuando alguien pasó su brazo por mis hombros.

- ¿Asustada, ángel?- preguntó Zayn atrayéndome más hacía él. El calor de su cuerpo me reconforto-. Ya sé, hagamos una apuesta.

- ¿Qué clase de apuesta?- pregunté.

- Si tu gritas tendrás que pagar el próximo juego- propuso, al parecer daba por ganada la apuesta ya que no dijo que haría el si yo no gritaba.

- ¿Y que pasa si no grito?- pregunté desafiante.

- Pagaré yo- respondió-, aunque dudo mucho que tenga que hacerlo. ¿No crees?

- Su turno- dijo la chica que abría la puerta para entrar a juego. Zayn le entregó el dinero y nos metimos.

- El primero esta vacío- dijo riendo, lo fulminé con la mirada y me dirigí a uno de los vagones del medio-, solo era una broma, no te enojes.

Ambos nos sentamos. Lo primero que hice fue abrocharme el cinturón que tenían los asientos. No me proporcionaba mucha seguridad ya que no lo había podido abrochar del todo bien, en cualquier momento se soltaría. Cuando me decidí a decirle a Zayn que era mejor cambiar de vagón el único que quedaba vacío era el último y no me sentaría ahí por nada del mundo. El juego iba a comenzar, las barandas de cada vagón se bajaron. La agarré fuertemente y miré a Zayn, quien parecía estar tranquilo.

De a poco comenzamos a subir, el estomago ya me estaba dando vueltas, cerré los ojos y me imagine en la playa. Me imagine que el viento que me golpeaba en la cara eran las olas y no tenía nada de que preocuparme. De a poco abrí los ojos y miré hacía abajo en busca de algo solido que mirar. El vagón dio un giro y mi cuerpo cayó sobre la puerta, mi cinturón se había desabrochado. Sabía que no era seguro estar con el cinturón desabrochado y menos en esta montaña rusa. Miré a Zayn quien sonreía al ver mi cara de pánico.

- Se me ha desabrochado el cinturón- le grité desesperada sobre el ruido del viento.

- Intenta abrocharlo nuevamente- me contestó. El vagón dio otro giro y caí sobre el cuerpo de Zayn, quien me abrazó por la cintura haciendo que no me pueda despegar de su lado-, creo que así estarás más segura- me dijo al oído.

Aferré mis manos aún más fuerte a la baranda y volví a abrir los ojos. Zayn me seguía agarrando de la cintura. Miré hacía abajo para darme cuenta de que nos encontrábamos en la punta y que en cualquier momento caeríamos en picada... y para colmo lo único que me sostenía era la mano de Zayn. Ahogué un grito y me tapé la cara en el hombro de Zayn, él me sujeto más fuerte para que me sienta segura pero eso no servía. Era mas que claro que había perdido la apuesta. La bajada fue lo peor que me pudo haber pasado, sentí que íbamos a seguir de largo y nos íbamos a estrellar contra el piso.

- Ya puedes abrir los ojos- me avisó-, ya terminó.

Abrí los ojos y me bajé del vagón. La cabeza me daba vueltas, esperé a que Zayn se me acercara así podía apoyarme en el.

- Bueno, al parecer tendrás que pagar el próximo juego- dijo, una vez que me encontraba sentada en uno de los bancos. Si creía que me subiría otra vez a una de esas estaba muy equivocado. Me fijé la hora. Eran las nueve de la noche, ya había pasado una hora de que me había alejado del grupo. ¿Estarían preocupados por mi? No creo, Jess y Niall ya deben estar declarándose en algún lugar alejado de los demás y Vee y Harry deben estar en el balcón con vista al muelle.

- ¿Dónde quieres ir ahora?- preguntó al ver que no decía nada-. No fue tan aterrador...

- No para ti- le eché en cara-. No lo sé, no conozco este lugar.

- Vayamos a la casa del terror- propuso-, me han dicho que es bastante buena. Aunque no creo que me vaya a asustar en lo más mínimo.

- Si sabes que no te vas a asustar ¿para que vas?- le pregunté.

- Quiero verte asustada- sonrió-, es divertido.

- Y tu eres un estúpido, yo tampoco me voy a asustar- le advertí-, va eso creo.

- Bueno, iremos ahí. Además no olvides que te toca pagar a ti.

La casa del terror quedaba en la otra punta del parque. Ya estaba cansada de caminar. Ya me había chocado con más o menos la mitad de las personas que se encontraban allí. Quería mi algodón de azúcar de nuevo pero lo había tenido que tirar debido a que no me iban a dejar subir. Tal vez, si me sobraba algo de dinero podía comprar otro.

Entramos a la casa esa, era como una cueva con túneles oscuros. Me llevé cada susto, salían personas disfrazadas gritando y saltando. Terminé a punto de llorar agarrada del brazo de Zayn, que por poco quedaba con las marcas de mis uñas. A él no se le movió un pelo en todo el recorrido. 

- Tendrías que haber visto tu cara- se rió-, además creo que me has dejado unas cuantas cicatrices- se miró su brazo con algo de pena-, menos mal que dijiste que no te asustarías.

- No me imagine que saldrían personas de la nada.

- Ya son las doce- dijo Zayn mientras miraba su reloj-, ¿qué quieres hacer?

- Tengo que buscar a los chicos, Vee me llevaría a casa.

- Espera, he visto unos juegos... ¿no quieres un peluche?- propuso-, parecían bastantes bonitos.
No respondí, unos minutos más tarde nos encontrábamos en un puesto lleno de peluches. El vendedor le había dicho a Zayn que para ganar uno tenía que embocar los aros en las botellas.

- No quiero un peluche- le dijé al ver la hora que era-, tengo que buscar a Vee.

No me prestó atención, para variar, él solo siguió jugando. Por suerte fue bastante rápido y emboco los tres aros. Me miró, al parecer quería que eligiera el peluche.

- ¿Cuál quieres?- me preguntó-, es para ti.

- No lo sé... supongo que el osito de allá- señalé el oso marrón que colgaba en el fondo. El señor lo desprendió y se lo dio a Zayn.

- Toma, es tuyo- me lo entregó-, supuse que a todas las chicas les gustan. 

- No te equivocas- afirmé mientras miraba el oso-, ¿dónde puede estar Vee?

Saqué mi celular, tenía que llamarla. Lo busqué en el bolsillo de la cartera y cuando lo abrí... se había quedado sin batería. No nos quedaba otra opción más que buscarlos por todos lados. Dimos una vuelta entera al parque, solo nos faltaba buscar en el salón de juegos. Zayn ya se había propuesto a llevarme pero yo estaba segura de que ellos seguían aquí, no podían haberse ido sin mi.

- Tal vez estén en el fútbol de mesa- dije torpemente.

- O tal vez en el tenis- me cargó Zayn-, Natalie, ¿Por qué te cuesta aceptar que ya se han ido?

- ¡Vee dijo que me esperaría!- me quejé-, no se pudieron haber olvidado de mi.

- No se olvidaron de ti- repuso-, simplemente que al no encontrarte se fueron. Tal vez pensaron que te habías ido. Ahora, ¿dejarás que te lleve?

- Mi mamá debe estar preocupada, ella siempre quiere que la llame y más cuando se pasan las doce y sigo afuera.

En el estacionamiento traté de buscar el auto de Vee o el de Harry pero ninguno estaba allí. Se habían ido sin mi, una ola de ira me invadió. ¿Me habría buscado? estaba segura de que si. En realidad esto había sido mi culpa, yo me escapé de ellos para irme con Zayn y para colmo la batería de mi celular había muerto.

- ¿Has recuperado el Jeep?- pregunté al verlo. Abrí la puerta y me senté en el asiento del acompañante.

- Nunca lo perdí- dijo Zayn mientras entraba al auto-, siempre estuvo en mi casa.

- ¿Entonces de quien era el otro auto?- pregunté.

- No lo sé- respondió. No sabía si me lo decía porque no quería decírmelo o porque en verdad no sabía de quien era. 

Protect me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora