Creí que eras diferente...

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Después de comer subí a mi cuarto. Me sentía más tranquila, el hecho de haber hablado con mi madre un montón de cosas que solo le había contado a Vee me relajaba. 

Me despertó el sonido de mi celular, mi reloj seguía averiado y creo que jamás volvería a reponerse. Bueno, por un lado mejor ya no tendría que despertar con el horrible ruido que hacía. Me duché y me vestí con lo primero que encontré. Nunca me preocupaba mucho por la ropa que llevaba al instituto, yo solo quería sentirme cómoda.

Tomé el desayuno, mi madre ya se había ido y debía apurarme ya que suponía que Vee me estaba esperando fuera con el coche. 

- Al fin sales- se quejó mientras me sentaba en el lado del copiloto-. No he pegado un ojo en toda la noche- comentó y puso el auto en marcha.

- ¿Por qué?- quise saber.

- Ni yo sé el porque- hizo una pausa-, creo que estoy preocupada por la cena del sábado. Hoy debo decirle a Harry y no sé como lo haré. No quiero que se sienta obligado a ir.

- Estoy segura de que a Harry no le molestará ir -dije-, es más tal vez se entusiasme un poco.

- Ayúdame- me ordenó-, dime como puedo decírselo. ¿En el recreo? ¿en Lengua? ¿Qué le digo? Ayúdame.

- Podrías ir con la verdad y decirle que tu madre te está obligando a invitarlo a cenar -propuse-, o podrías decirle que tu madre quiere conocerlo y quiere que vaya a cenar el sábado.

- ¿Puedes decirle que mi madre pretende que vaya algo formal?- me pidió-, al parecer se piensa que es un príncipe.

- Trataré de hacerselo entender- le aseguré-, aunque creo que se dará cuenta solo.

- También recuerda decirle que no compre margaritas.

- Si, lo haré- respondí resignada, Vee estaba muy nerviosa por el tema de la cena.

Llegamos al instiuo bastante temprano. Por lo menos era la primera vez en la semana que no tenía que correr hacía mi casillero para poder llegar a horario a la primera clase del día. Recordé lo que había visto ayer en ese mismo casillero. Como una imagen pudo haberme causado tanto dolor y odio a la vez, estaba decidida, no hablaría con Zayn. Ya no quería saber nada sobre él, nada sobre éll y sus estúpidos misterios que me vuelven loca. Tampoco quería saber nada más sobre su vida, no quería ver más esos ojos en los que se me hace tan fácil perderme o esa sonrisa que me tenía embobada. ¿A quien engañaba? en realidad si quería seguir siendo su amiga, sí quería seguir viéndolo pero si no quería seguir sufriendo debía hacerlo, tenía que olvidarlo. Debía continuar con mi vida sin él, como lo había hecho todo ese tiempo en Texas cuando no tenía ni la menor idea de que existía. Si pude vivir sin el dieciséis años podría seguir haciéndolo.

Me dirigí al salón dieciséis, la clase de Lengua. Según había escuchado el profesor no había venido pero habían puesto una chica de suplente. El lado bueno de esto es que los suplentes nunca nos dan tarea. Entré al salón, Zayn ya estaba allí sentado. Apoyé los libros con fuerza en la mesa y me senté.

- Hola- me saludó de lo más tranquilo-. ¿Todavía sigues de malas?

- No te importa- contesté-, ya no quiero hablar contigo.

- ¿Es que he hecho algo?- ¡Encima me lo preguntaba!-. ¿Piensas contestarme? Hace días que estás enojada conmigo.

- Ya no...- no sabía que decirle-, no quiero saber más nada de ti.

- Es por lo de Tracy, ¿cierto?- concluyó-, si es por eso yo le dije a Vee lo que en realidad había pasado.

- Te metiste con ella- le eché en cara-, creo haberte dicho unas mil veces lo mucho que la odiaba pero claro, de tantas chicas en el instituto tu te fuiste con ella.

Protect me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora