Capítulo 11

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- Profesor... - gemí, mordiendo mi labio inferior, su cálida lengua recorría todo mi cuello.

Pasé mis manos por su espalda, subí hasta su cuello, y acaricié su cabello.

Sus manos fueron a mi cintura, y me volteó rápidamente de tal manera que quedé de espaldas a él, y con las manos apoyadas en el escritorio. Volvió a llevar sus labios a mi cuello, mientras su mano recorría mi abdomen.

- Quiero follarte hasta que sangres. - susurró con voz ronca, mi cuerpo tembló. - Quiero besar cada centímetro de tu cuerpo, y escuchar tus gemidos cuando te doy una y otra vez, Tan rápido y fuerte nena. - mordió mi cuello.

Gemí al escuchar sus palabras. Nunca imaginé escucharlas de él. De una u otra manera, eso prendía fuego en mí interior.

Volteé mi cabeza un poco, para encontrarme con sus labios. Lo besé desesperadamente, como si lo necesitara para vivir. Mi respiración era agitada, necesitaba sentirlo. Tenerlo solo para mí.

- Espera... - rompió con el beso bruscamente, fruncí el ceño cuando lo vi alejarse. - Aquí hay cámaras. Pueden vernos. - me alertó, se veía nervioso.

Mierda, se me había olvidado por completo. - ¿Podemos ir a otro lugar? - pregunté, no podía pensar en nada más que no fueran sus besos.

- Sí. - asintió. - Pero me preocupa la grabación. - confesó.

- Sólo revisan las grabaciones cuando pasa algo extraño, o roban algo. Así que puedes estar tranquilo. - contesté, tomando mi mochila y caminando hacia él.

Seguía preguntándome cómo dios pudo crear a un hombre tan jodidamente perfecto. Era su mirada, sus labios, sus besos, su cuerpo... Todo me hacia derretir.

- Tienes que salir tu primero, espérame en la juguetería que queda a dos calles de aquí, no quiero levantar sospechas. - pasó su mano delicadamente por mi mejilla, mientras me miraba fijamente.

- Vale. - mordí mi labio inferior.

Caminé hacía la puerta, abrí y salí cerrando la puerta nuevamente.

Estaba feliz, En mi cuerpo no cabía tanta emoción. Liam y yo sentíamos la misma atracción, y ahora él no me lo negaba. Mi cuerpo temblaba de solo pensar en lo que podía pasar entre nosotros.

En cuanto vi el coche de Liam estacionarse al otro extremo de la calle, pasé la carretera y me subí a su coche. Liam miró para todos lados, seguramente se cercioraba de que no hubiese nadie conocido.

- ¿Tienes que llegar a tu casa a una hora especifica? - preguntó, mientras comenzaba a conducir.

Lo miré, de perfil se veía tan sexy, madre mía. - Le dije a Sally que estaría en casa de unas amigas. - le conté.

Él asintió, y siguió conduciendo. - Entonces el chico de ayer... ¿Es tu novio?

Tragué saliva. - No. - susurré, él volvió a asentir.

- No es necesario que me llames profesor por esta tarde, Liam es mejor. - tosió.

- Bien... Liam. - sonreí.

En cuestión de minutos habíamos llegado a su casa, Liam se quitó el cinturón de seguridad, se bajó y abrió mi puerta.

- Gracias. - le sonreí, bajándome del coche.

- No es nada. - habló seriamente, cerrando la puerta.

Subimos las escaleras, y llegamos a una puerta color vino tinto. Liam abrió, y me dio paso.

- ¿Vives solo? - pregunté.

- Sí. - afirmó. Cerró la puerta, y se volteó para verme.

Nuestras miradas se encontraron, mientras lo veía acercarse a mí. Mi cuerpo temblaba, sentía como si fuese a desmayarme en cualquier momento. El efecto que él producía en mí, ningún hombre lo había logrado.

De pronto paró de caminar, y se llevó las manos a su cabello. - ¿Quieres algo de tomar? - preguntó, su nerviosismo era evidente.

Negué, y di un paso adelante. Logrando quedar a centímetros de él.

Entonces sus manos vinieron a mi cintura, acercándome a su cuerpo, casi dejándome sin aire. Sus carnosos labios vinieron a los míos, besándome con desespero y necesidad. Su lengua entro en mi boca y viceversa.

- Voy a hacer que disfrutes de este momento. - susurró, entre besos y mas besos, recorriendo mi espalda con sus grandes manos. - ¿Eres virgen? - preguntó, alejándose de mí.

Negué, dirigiendo mis labios a su cuello.

Había perdido mi virginidad con Harry.

Comenzamos a caminar hacia atrás, mientras nos besábamos descontroladamente, como si no hubiese un mañana. Sentí mi espalda chocar contra la fría y dura pared, mientras el cuerpo de Liam me acorralaba aun más.

Su cadera se movía de arriba abajo, frotando nuestros cuerpos y dejándome sentir su virilidad dura en mi vientre. Cada vez me mojaba más.

Solté sus labios para así gemir, y agarrarme de su espalda. El placer que sentía era impresionante.

Bajé mis manos hasta el borde de su camisa, para así subirla poco a poco, logrando ver su pecho musculoso y fuerte. Quité la camisa y la tiré a un lado.

- Quiero besar tus músculos. - declaré rápidamente.

Sus manos me levantaron por la cintura, para así llevarme cargada hasta una habitación, imagino que era la suya.

Bajó mi cuerpo, puse mis pies en el suelo, y lo vi alejarse, mientras comenzaba a quitarse las prendas faltantes, el calor que sentía dentro de mí no era algo normal.

En menos de un minuto sus zapatos, medías y pantalón estaban en el suelo. Ahora esperaba que se quitara su bóxer.

Liam colocó sus manos a cada extremo de su bóxer, y luego me miró. - ¿Quieres ver lo que hay aquí? - preguntó con la voz ronca, mis piernas se tensionaron. No podía estar más excitada.

Asentí, mientras mordía mi labio inferior con fuerza.

Estaba tan endemoniadamente duro bajo su bóxer. - Lo verás después. - dijo tentadoramente, mientras se acercaba a mí.

Me volteó contra la pared de una forma salvaje, y comenzó a quitar mi blusa de color rosa. Cuando la quitó, bajó sus manos hacia mi falda e hizo lo mismo. Mi falda cayó al suelo.

Tiró mi cabello hacía adelante, y comenzó a besar mi espalda despaciosamente, mientras desabrochaba mi sostén. Cuando lo hizo, metió sus manos dentro de el, pasando sus manos por mis pechos mientras el sostén caía al suelo.

Ahora sus manos tocaban descaradamente mis pechos y abdomen, mientras sus labios y lengua recorrían mi espalda, bajando cada vez más. - Liam - gemí su nombre reiteradas veces.

Llegó a la tela de mi braga, y con sus dientes la fue bajando despaciosamente, hasta dejarla en el suelo. Volvió a subir sus labios, y dándome una nalgada, volteó mi cuerpo hacía él.

Me dio un pequeño beso un poco más arriba de mi zona íntima, y se puso de pie, mientras recorría mi abdomen con su cálida lengua.

Liam era tan ardiente. Harry nunca lo hacía de esa manera.

Pasó su lengua por la mitad de mis pechos, por mi cuello, mandíbula, y finalmente llegó a mi boca. Succionó mi labio inferior, mientras juntaba nuestros cuerpos calientes.

- Hazme tuya Liam ... - gemí, en sus labios. Nuestras respiraciones eran agitadas.

- Oh, si nena te voy a hacer mía, pero antes de eso vamos a hacer otras cosas. - volvió a besarme más con intensidad.

Seduciendo a mi profesor - Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora