Capítulo 48

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-¡Mamá! -grité fuertemente mientras ella me sacudía violentamente. -¡Déjame, Joder! -imploré y de pronto sentí que mis ojos se aguaban.

Nos habían descubierto. ¿Qué era lo qué significaba? Que posiblemente no volvería a verlo. Seguramente mis padres irían al instituto y le contarían todo a la directora, por supuesto ella echaría a Liam y para empeorar la situación, seguramente mi padre estaba pensando en ponerle una demanda. Una jodida demanda.

Sabía que me iba a ir muy mal después de esto, pero también sabía que a Liam le iba a ir aún peor. Seguramente no podría volver a ejercer como profesor, seguramente esa demanda le iba a complicar la vida, seguramente ahora no volvería a hacer lo que más le gustaba, por lo que tanto había luchado y de lo que se sentía orgulloso.

De pronto mi mamá me sacó del trance en el que estaba cuando levantó mi vestido y reveló los bóxers de Liam. -Ahí lo tienes, Roger -señaló mi madre.

Mi padre se pasó las manos por la cabeza mientras se acercaba a mí con su penetrante mirada fija en los bóxers de Liam. Maldita sea la hora en la que mis bragas se desaparecieron del departamento de Liam.

-¿Quieres saber lo que decía el maldito mensaje? -preguntó mi padre, gritándome en la cara y aguantando sus ganas de matarme. -Dime, ¿Quieres saberlo? -gritó.

Mi madre se sentó en uno de los sofás y comenzó a mirar mi jodido móvil. Vería mis jodidos mensajes con Liam y los que le mandaba a Anna contándole sobre lo que había hecho y sentido con Liam en nuestros encuentros.

Ahora si estaba perdida.

-Tú maldito profesor te escribió para que supieras que está oliendo tus malditas bragas. ¿Eso lo hace delante de ti? ¿Ah? -agarró mi brazo con fuerza.

-Por Dios bendito -murmuró Sally al instante mientras me miraba impresionada.

Volví la mirada a mi padre, quien se veía más furioso que nunca. Me dejaba sin aliento y sin respiración. Ni sabía que decir, pero quería salvar a Liam de esa maldita demanda y de una acusación en el instituto por más imposible que parezca.

-¿Puedo platicarlo con mamá? -pregunté entrecerrando los ojos, preparándome para su próximo grito.

-No vamos a perdonarte lo que hiciste.

-¡Se que estuvo mal! ¡Lo lamento! -exclamé. -Pero papá, hay cosas que son más fáciles de hablar con mamá, quiero que al menos escuchen mi versión de los hechos y que no piensen lo que no deben.

-El problema es que las cosas ya están muy claras, hija mía.

Me mordí los labios mientras le echaba una mirada rápida a mamá, quién ahora estaba mirándome inquieta. Necesitaba que ella me escuchara, para mi padre sería difícil comprenderlo, pero mi madre podía al menos podía tratar de hacerlo.

-Roger... déjame hablar con ella -murmuró.

Mi padre me miró inmediatamente.

-Por favor -rogué en voz baja.

Dio un paso atrás y miró a mi madre como haciéndole una advertencia luego se dio la vuelta y caminó fuera de la sala de estar. Al parecer subió al segundo piso ya que escuché pisadas en las escaleras.

Ahora me sentía más tranquila.

-Explícame todo esto porque no lo entiendo -escuché la voz de mi madre.

Me dirigí lentamente hacia ella y me senté a su lado, en el sofá. Me mordí el labio inferior con nerviosismo y la miré a los ojos. No me quedaba nada más que ser sincera ya que ella sabía cuando mentía, además no podía arriesgarme a empeorar la situación. -Mamá... yo tuve la culpa de todo -suspiré profundamente.

Seduciendo a mi profesor - Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora