Capítulo 13. Segunda Parte

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-¿Saben lo que me apetece en este mismo momento? -preguntó Liam, apoyando sus manos encima de nuestro pupitre.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

-Suspenderlos, a cada uno, por dos días. -exclamó, dándole dos golpes al pupitre con su mano.

Temblé.

- ¿Acaso no respeta usted a las personas gay? - James se atrevió a preguntar.

Liam lo miró. -Claro, cada quien con su vida. Todos somos libres de hacer lo que queramos. Pero quiero que le quede claro que yo no lo soy. - habló pausadamente.

- Bueno. - James asintió, se veía tranquilo.

Liam se alejó un poco, y caminó hacía su escritorio. - Agradezcan que no voy a suspenderlos. - exclamó, mientras se sentaba.

No fui capaz de mirarlo, simplemente cogí un lapicero y comencé a anotar las cosas que había en el tablero.

Ninguno de nosotros dijo nada hasta que terminó la clase.

Metí mis cuadernos en mi mochila, me levanté del escritorio y miré a Anna quien seguía sentada, parecía en otro mundo, apenas podía parpadear.

- ¿Anna? - pregunté, tocando su hombro.

Ella me miró y sonrió. - Estoy Esperando a Bruce, quedó de venir por mí. Iremos a ver una película. -me dijo.

Bruce era su novio, era dos años mayor, y toda una mala influencia. Lo malo es que era amigo de Harry, Harry lo veía cómo un ejemplo a seguir. Eso era lo peor de todo.

- Oh, Vale. - asentí. - Yo si me iré de una vez.

- ¿Vas a verte con Harry?

Miré a Liam rápidamente, él revisaba algunos trabajos. Parecía estar concentrado.

- En la noche. - susurré.

- Picarona. -se río.

Rodeé los ojos, y me despedí.

Caminé rápidamente hacía la salida del salón, sin mirar a Liam, ni despedirme. Definitivamente no podía hacerlo luego de lo que había pasado. Me sentía tan avergonzada.

- Señorita Walter, ¿Podría darme un segundo? - escuché la voz de Liam.

Cerré los ojos por un momento y me volteé para mirarlo. - Claro. - intenté parecer tranquila.

Él se levantó de su escritorio, y caminó hacía mí, pasando por mi lado y saliendo del salón. Lo seguí.

-Dígame, profesor Payne. - pregunté mientras caminábamos.

Él dejó de caminar, y abrió la puerta de un salón. Lo miré, él me indicó que entrara y eso hice.

- ¿Después de todo lo que pasó ayer piensas que soy gay? -preguntó, cerrando la puerta.

Lo miré nerviosa mientras se acercaba. - Fue un malentendido. -aclaré.

-¿Un malentendido? - preguntó, ahora estaba tan cerca.

Sentía ese fuego inconfundible en mi vientre.

- Sí, fue James el que lo dijo. -hablé, mirando sus labios, tan provocativos.

Él asintió y se quedó mirándome por un momento.

- ¿Y tu tienes dudas? - preguntó, agarrando mi cintura de repente, para voltearme de tal modo en el que quedé contra la pared.

- No. - susurré.

- Voy a dejarte muy claro...- escuché que desabrochaba la correa de su pantalón. - El hombre que soy. - gruñó.

Mis piernas temblaron. Extrañamente esta situación era excitante.

Comenzó a darme besos en el cuello, mientras sus manos desabotonaban los botones de mi vestido. Cerré mis ojos disfrutando de sus labios en mi piel. Era una sensación increíble.

Sus manos fueron bajando mi vestido poco a poco, hasta dejarlo en el suelo. Tomó mi mano, y me volteó frente a él.

- Me gustas tanto. - susurró, mirando mis labios. - Apóyate en ese escritorio. - me señaló un escritorio que había a unos pasos.

Caminé hacía este, y apoyé mis codos en el, volteé un poco mi rostro para mirar a Liam. Se acercó, y bajó su bóxer. Mi cuerpo tembló.

- No te muevas. - susurró, mientras bajaba mi braga. - Tampoco hables. -añadió.

Ahora mis bragas estaban en el suelo, haciéndole compañía a mis zapatos. Sentía corrientes electicas viajando por todo mi cuerpo.

Lo sentí acercarse a mí oído. Gemí con el solo roce de nuestras pieles. - Ahora, separa las piernas un poco. - susurró, dando besitos en mi oído.

Asentí, y separé las piernas lo más que pude.

Se alejó, y colocó sus manos en mi cintura, apretándome con ellas.

Sentí la punta de su dureza entrar en mí feminidad, gemí. Está vez, comenzó a embestirme tan lento cómo pudo. Esta posición hacía que pudiese sentirlo mucho mejor.

Sus manos atraparon mis senos, mientras me penetraba y daba besos en mi espalda. Sus dedos apretaban mis pezones, haciéndome gemir.

- Silencio, pueden escucharnos. - susurró, cerca de mi oído.

- ¿Puedes ir más rápido? - susurré.

- No. -declaró.

Quería disfrutar de su excitación seguramente.

Siguió embistiéndome lentamente, mientras dejaba besos en mi cuello, oreja y espalda. Sentir sus labios en mí, era una sensación inexplicable.

- Ay, dios. - mordí mi labio inferior, quería hacerlo todo con él.

- ¿Quieres que te folle más rápido? - preguntó, mordiendo mi oreja.

Asentí. - Si, por favor. - gemí.

- ¿Sigues pensando que soy gay? -susurró.

- No. -negué, estaba idiotizada.

- Entonces dime que es lo que quieres.

- Que vayas... más rápido. -hablé entrecortada.

- ¿Cómo? -colocó sus manos encima de las mías, sabía cómo provocarme.

-Hazlo mas rápido. - pedí.

- Di, Nadie me da tanto placer como lo haces tú, Nadie me folla como tu.

Tragué saliva. Liam tenía una faceta irreconocible. Animal.

-Nadie... Nadie me da tanto placer como lo haces tú. - hice una pausa breve. -Nadie me folla como tu. - repetí sus palabras, sintiéndome ridícula.

Y de pronto, salió de mí, dejándome paralizada, Con ganas de más.

- ¿Qué...- Me volteé para mirarlo, estaba subiendo su bóxer. - ¿Qué te pasa? - pregunté sorprendida.

-Tu castigo por tener una lengua viperina. -susurró, ahora subiéndose el pantalón.

- Pero Liam ... - rogué.

- Profesor Liam. -exigió.

Ahora estaba hirviendo de la ira. ¿Cómo puede ser tan estúpido?

- No... No puedes dejarme así. - exclamé.

- Puedo y lo haré. - caminó hacía la puerta. -Vístete y vete a casa. - salió.

Seduciendo a mi profesor - Liam PayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora