Cap 1 - Club de café (Parte 4)

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El segundo periodo es más tranquilo: paso las siguientes horas mirando por la ventana y cuando observo de reojo a Kirimiya-san y nuestros ojos se juntan ella se sonroja y creo que yo un poco también, no me extraña teniendo en cuenta lo que ha pasado antes, incluida esa situación tan vergonzosa provocada por Kyouko-senpai.

El sonido de la campana marca el final de las clases. Los estudiantes que no tienen actividades de club o limpieza se marchan a casa.

- Sí, ya hicimos las paces y todo está bien- confirmo a Daisuke cuando me cruzo con él y me pregunta cómo ha ido.

- Tengo un consejo: prueba de vez en cuando a tropezarte encima de ellas y las manoseas un poco o caes delante de su falda para tener una bonita vista de... je... je.

- Ni loco, al menos a propósito no lo haré- Rechazo su "consejo" sacado de mangas ecchi, me despido de él y voy al salón del club. No quiero decirle a ese pervertido sobre Kyouko-senpai y los pechos de Kirimiya-san, sé lo que haría en su casa si se lo contara, y además las chicas me matarían.

Toco la puerta: <<Se puede>> y entro. Allí están todas vestidas con un traje de sirvienta muy bien hecho y que me suena de haberlo visto alguna vez.

- Pasa, pasa. ¿Qué te parece? ¿Nos queda bien?- dice Kirimiya-san mientras se ponen todas juntas como posando para una foto de grupo.

- Sí, estáis todas guapísimas.

- Gracias- responden al unísono.

- Por supuesto que estamos hermosas, yo los diseñé- aclara Kyouko-senpai orgullosa de su labor.

- En efecto, es un excelente trabajo, ¡exquisito!- y la verdad es que no solo el traje en sí es exquisito, todo el pack es un regalo para la vista.

Lo primero que hacen es tomarme las medidas para hacer mi traje. No penséis mal, el mío será un traje masculino al estilo maître o mayordomo. Una vez han terminado de medirme Aki-chan y Kyouko-senpai se ponen a cortar tela y coser con una habilidad impresionante; Suzuki-san cocina pastelitos con dibujos de gatos hechos con sirope de chocolate, me deja probar uno que tiene un sabor milagroso que me hace llorar de felicidad; y Kirimiya-san me enseña a preparar café y me enseña cómo hay que organizar el negocio.

Después de unas horas recogemos todo y salimos del instituto, ellas se van a su trabajo y yo a casa. Recorro el camino flanqueado por cerezos y bosquecillos más allá de estos que está precioso con el cielo rojo del atardecer. Camino pensando en las muchas cosas que han pasado en una sola mañana. Finalmente llego a casa, entro y me quito los zapatos.

- Ya estoy en casa- Subo las escaleras hasta mi habitación y dejo la bolsa. Luego bajo al despacho de papá donde está trabajando en su manga.

- Oh, hijo, ya estás aquí. ¿Listo para ver el café?

- Sí, unas chicas del instituto me han enseñado a organizarlo.

- Muy bien, pues vamos para allá.

Nos disponemos a marcharnos cuando mi hermanita arremete contra mí como un jugador de rugby y se cuelga de mi cuerpo con los brazos.

- ¡Nii-chan! ¿Vas a ir al café? Yo también quiero ir- Parece mentira que ya tenga once años.

- Hoy no, Mei, es la primera vez que voy en mucho tiempo, además ¿no iban a venir hoy tus amigas a jugar?

- ¡Ay, sí! Ja, ja, ¡qué boba, no me acordaba!

- Anda que... otro día, si quieres mañana, te llevo, ¿vale?- concluyo mientras le acaricio la cabeza.

- ¡Sí! ¡Adiós, nii-chan!

Salimos papá y yo de casa y vamos en su coche al centro de la ciudad donde se concentran los edificios de tiendas, restaurantes, etc. Papá aparca en el pequeño parking que está al lado del local de la esquina del cruce. Hay un cartel en la fachada en el que pone: Ichigo Musume Cafe en kanji y debajo en alfabeto occidental. Aún está cerrado, así que entramos por la puerta del personal.

- ¡Buenas tardes, chicas! Aquí traigo a mi hijo. A partir de hoy él llevará el negocio-dice papá al entrar, me trae al frente y en ese momento me llevo la sorpresa más grande en los últimos años.



Valkyrie Maid RagnarökDonde viven las historias. Descúbrelo ahora