Capítulo 7: una cita ... ¿Dos Woods?

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PoV Ares:

Miré mi teléfono. Las 6:45. En serio tenía que calmarme y controlar mis nervios, esto se me escapaba de las manos.
Levanté mi cabeza de nuevo, buscando a aquella chica torpe, pero, como las últimas veinte veces que miré, no la encontré.
Suspiré.
Era obvio que no iba a estar aquí quince minutos antes de la hora. Ah, dios, era un jodido maniático.
- ¡Lo siento! ¡Ups! ¡No era mi intención! ¡Ay! Perdón, perdón ... - Se escuchó una voz a mi espalda, cada vez más cerca.
Sonreí de lado y me giré, para encontrarme con una Andrea muy colorada, que había tirado tres cafés e iba pidiendo disculpas a todos con los que se chocaba. Incluidas las mesas.
- Hey, señorita Wood. Pareces un pato mareado. - Saludé, alzando una ceja.
Se puso aún más colorada mientras nuestras miradas se cruzaban y ella trataba desesperadamente de acomodar su pelo pero, francamente, parecía una tarea imposible, y tampoco había necesidad para ello. Se veía hermosa a pesar de parecer la jodida loca de los gatos que había en el pueblo de mis abuelos.
- Oh, no sabía que eras tan puntual. Si me lo hubieses dicho hubiese venido antes. - Murmuró, mirando sus pies.
- No pasa nada. - Respondí.
En el fondo estaba aliviado de que hubiese venido. No quería quedar como idiota delante de Cali. Y sí, yo le había contado. Sí, también sé que estoy mal de la cabeza por hacerlo. Pero bueno, en el fondo era mi amigo, ¿no? Mi prostituto, loco y hermoso amigo. Tal vez lo ahogaría con una almohada mientras dormía.
- ¿Pasa algo? - Preguntó Andrea, mirándome con curiosidad.
Negué con la cabeza con una sonrisa.
- No, no, yo solo imaginaba cómo asesinar a mi mejor amigo, ¿te apetece un Caramel Macchiato? -
Alzó las cejas, pero solo asintió.
- Vale, pero solo si me dejas invitarte a un trozo de tarta en mi casa. -
Vaya que iba rápido esto.
- Vaya, generalmente suelo esperar a conocer algo más a la chica, pero supongo que no habrá problema. - Bromeé. Mentira, solo había esperado por una chica llamada Jane, y ella me había roto el corazón. - No sabía que tenías tantas ganas, pensé que siendo tan guapa tú ... -
Me callé cuando sus labios taparon los míos con fuerza. Su lengua se introdujo tímidamente en mi boca y le seguí el beso, dejándome llevar.
Ella sabía a menta y a chocolate, y tenía un suave regusto a café sobre sus labios que me encantó.
Mordió mi labio inferior de pronto juguetonamente y la atraje hacia mí hasta que estaba sentada sobre mis rodillas.
Entonces un carraspeo me sacó del trance y me aparté para ver cómo un camarero muy incómodo trataba de llamar nuestra atención mientras sus ojos seguían clavados en la pequeña libreta que llevaba en la mano.
Me reí nerviosamente y aparté suavemente a Andrea de mí, que protestó en voz baja, haciéndome sonreír.
Vi que prácticamente toda la cafetería nos miraba entre sorprendidos y ligeramente asqueados. E incluso había alguno que parecía excitado, pero en cuanto barrí mis ojos sobre ellos todos volvieron a sus portátiles, cuadernos y cafés.
- Ehhh, ¿qué van a tomar? - Preguntó el muchacho que sostenía la libreta, aún sin apartar los ojos de ella.
- Yo un café latte, y ella tomará un Caramel Macchiato, por favor. - Dije.
El camarero asintió tras garabatear en su libreta con un bolígrafo plateado y se marchó, murmurando para sí mismo algo sobre hormonas alborotadas y malditos universitarios.
Reí en voz baja y observé a Andrea.
- Bueno, cuéntame algo sobre ti. - La animé.
Estuvimos conversando durante un buen rato, ella contándome de sus gustos y yo de los míos. A veces poniendo en común opiniones.
El tiempo se pasó volando y al final estábamos ambos frente a la puerta de su piso besándonos.
Jadeó mientras me apartaba ligeramente poniendo ambas manos sobre mi pecho y buscó la llave en sus pantalones hasta dar con ella y meterla en la cerradura, pero no pudo meterla bien.
Frunció el ceño y trató de mover la puerta, pero la llave no entraba hasta el fondo.
- Mierda, ¿qué le pasa a esto? - Murmuró, para sí misma.
- Espera, ¿quieres que te ayude? - Pregunté, cogiendo la llave y volviendo a intentarlo yo, pero no funcionaba por mucho que lo intentase.
De pronto la cerradura de giró y la puerta se abrió, dejando ver a una chica conocida, con su pelo totalmente enmarañado y en un pijama que consistía en una camiseta larga y unos pantalones cortos.
Mierda.
Frunció el ceño al reconocerme.
- Oh, vaya, no sabía que estarías en casa. - Nos sorprende a ambos la voz de Andrea. - Ares, esta es mi prima, April. April, él es Ares, mi ... Novio. - Termina, poniéndose colorada.
Oh mierda. Mierda, mierda y más mierda.
¿Por qué esta clase de situaciones solo me ocurren a mí?
De repente en los ojos de April apareció un brillo malicioso. Oh no, ella no iba a decirle a Andrea ...
- Uy, tengo que comprar una cosa, un segundo. - Suelta de repente Andrea, y sale corriendo escaleras abajo.
Me giro hacia April y me la encuentro con la boca abierta con la intención de hablar.
No puedo dejar que diga nada.
La rabia inunda mi sistema. No dejaré que arruine esto. No de nuevo.
Pongo una mano sobre su boca y cierro la puerta detrás de nosotros con el pie mientras la empujo contra la pared.
Cerraré su boca. Lo haré.

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