Marcus, bajaba a la planta baja después de ducharse y cambiarse en uno de los baños de la casa, por que el del dormitorio lo estaba utilizando Marta. Sonrió al recordar la cara de la chica, cuando le propuso de compartir la ducha para reducir así tiempo y agua... Su respuesta, había sido de cerrarle en sus narices la puerta del baño.
Con buen humor y silbando una melodía pegadiza, salió a la terraza arremangándose aún las mangas de su camisa, para detenerse en un golpe seco en medio de la puerta. Allí, ya se hallaban algunos chicos, y algunas de las chicas arregladas para salir de marcha. El problema, radicaba en que las chicas que había ahí abajo, llevaban como vestimenta un jersey de tirantes y una... ¿Falda? ¿Cinturón? ¡Lo que fueran, pero por simple estética, eran demasiado cortas!
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-Estas muy guapo, Marcus –Le dijo Patricia con sonrisa torcida.
-Lo mismo digo Patricia y demás chicas... Pero digo yo... -Carraspeó un poco-. ¿No vais a tener un poco de frío así?
-¡Que va! –Rió Celia, eh ignorando las cejas cruzadas de su marido Ramón-. En cuanto empecemos a bailar, incluso lo que llevamos de ropa nos sobre...
-Ya veo... Una pregunta... -Volvió a carraspear, y preguntó con tono nervioso-. ¿Qué os habéis puesto de acuerdo todas, con la forma de vestiros?
-¡Sí! –Rieron Patricia y Celia-. Son las que nos hemos comprado esta mañana en el mercadillo. ¿A que son muy bonitas?
-Mmm... Sí, claro –No sabía que responder. Solo tenía que ver la cara de Ramón y Jaime, para saber que ya habían protestado por ello, pero habían sido completamente ignorados-. Ahora vengo, me eh dejado el reloj y la cartera en la habitación.
Era mentira. Solo quería ver como iba vestida Marta, antes que nadie. ¡Por dios! Aquellas faldas, eran mucho más cortas que la que se puso en Sicilia aquel día... Estaba seguro, que si era así le quitaría el aire de sus pulmones, al verla vestida con aquellas prendas. Seguro que estaba terriblemente arrebatadora... ¡Y eso, no podía permitirlo! Los chicos tenían razón, había mucho pulpo suelto por las salas de baile. Estaba claro, que antes de marcharse por ahí de fiesta, iba a tener que dejarle bien marcados los puntos sobre las íes.
Sin molestarse en llamar antes a la puerta del dormitorio, por que no le daba la real gana. Marcus, abrió la puerta de sopetón, sorprendiendo así a la chica, que se encontraba delante del tocador colocándose bien los pendientes.
-¡Marcus! –Exclamó dando un salto, y girándose hacia él-. ¡Eres idiota, menudo susto me has dado! ¿No sabes llamar antes a la puerta de una habitación?
Pero él no dijo nada, solo se limitó a cerrar la puerta y quedarse apoyado en ella, con las manos dentro de los bolsillos y mirándola detenidamente...
-Vaya, estas realmente muy guapa... ¿Cómo se llama lo que llevas puesto?
-¿Cómo?
-Esa prenda, que no creo que sea más larga que la palma de mi mano...
-Esto –Señaló la falda, poniendo tono inocente-. Se llama minifalda, y esta muy de moda éste año... ¡Y no seas tan exagerado! –Se rió.
-¿Exagerado? –Señaló, apartándose de la puerta y acercándose a ella, con caminar felino.
-¿Qué intentas? –Le preguntó nerviosa, y retrocediendo un paso, mientras se agarraba la garganta con una mano por los nervios.
-Nada... -Le indicó con sonrisa torcida, una vez que se detuvo a su altura-. No tengas miedo, no voy hacerte nada Marta, ya lo sabes...
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Saga Edificio XIV- Líos De Oficina- Segunda Parte
RomanceTras la alocada aventura de Sabrina con Lucas en Sicilia, las chicas volvieron a su rutina habitual de ir a trabajar todos los días. Pero el verano había llegado y con el, las esperadas vacaciones de Marta. Quien, tras volver a toparse con Marcus no...