-Supongo, que me recogeréis esto –Les dijo María, que aparecía en aquel momento junto a ellas.
-Sí, mamá...
-Bien –Sonrió-, cuando terminéis os tendré listo un buen desayuno.
-Yo quiero tortitas... -Sonrió con peloteo Patricia.
-Tú te comerás lo que yo prepare, y punto... -Sentenció la mujer mayor, con las cejas arqueadas esperando la protesta de la chica.
-A la orden, mi sargento... -Se rió.
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-Cabras... Eso es lo que sois, unas locas cabras... -Murmuró, mientras se marchaba.
-Creo que tiene razón –Comentó Patricia.
-Yo también lo creo... Bueno, vamos a recoger esto... Pero antes, levantemos a Rosa y Júlia...
-Eso, creo que va a ser lo más difícil.
Media hora después, ya tenían las tiendas desmontadas y guardadas en sus respectivas cajas... Cuando, se dieron cuenta de que eran observadas por Marcus y Alberto.
-Serán capullos... -Gruñó por lo bajo Patricia, toda sudada-. Ya nos podían haber echado una mano, en vez de sentarse en una silla a observarnos, mientras se toman seguramente su segundo café... Mira que le pegaba a Alberto, con la caja en la cabeza solo para borrarle esa sonrisa de estúpido que tiene en estos momentos...
-¡Patricia! –Se rieron con ella Rosa y Júlia, mientras que Marta hacia lo posible para no mirar a Marcus.
-Déjalos, son unos idiotas...
-¡Buenos días chicas! –Saludó Alberto-. ¿Habéis pasado una buena noche?
-La mejor de mi vida, fíjate que no te eché de menos... -Le respondió con sorna Patricia a su novio, para después sacarle la lengua.
-¿Así? –Alberto se levantó de la silla y se acercó a ella-. Pues yo si te eché en falta, y mucho... -confesó con cariño, consiguiendo que Patricia se detuviera y fuera abrazarlo.
-Si es que eres mi peluche favorito... -Lo besó tiernamente en la nariz-. Anda, ayúdame a guardar estos trastos y me acompañas a ducharme.
-Lo que tú mandes cielo.
Júlia y Rosa, siguieron a apareja de tortolitos hacia el trastero para guardar todo, mientras que Marta se quedaba sola junto a la piscina y observada atentamente por Marcus. Lo cual, le ponía los pelos de punta... Mejor era marcharse de allí.
-¿Ya te vas? –Le inquirió, mientras se levantaba con gracia felina de la silla y se acercaba a donde se hallaba ella.
-Sí, quiero darme una ducha antes de desayunar.
-Yo también quiero hacer muchas cosas, pero por el momento no hice nada... -Comentó divertido.
-No es mi problema, que seas un tarugo para...
-¿Tarugo? –Se rió de su comparación-. Cielo, esas cosas son contigo...
-¿Sí? –Lo miró con furia-. Pues por que no te buscas a la rubia –soltó con sarcasmo-, por que lo que es conmigo no vas hacer nada... Cielo... -Dicho aquello, fue apartarlo del medio para poder continuar con su camino.
-No tan rápido, preciosa... -Ordenó, cogiéndola del brazo para que no se le escapara-. Como eh dicho antes, tengo varias cosas sin acabar contigo... Y dado, que veo que el ambiente está muy relajado por aquí fuera... Que nadie, va a venir a socorrerte...
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Saga Edificio XIV- Líos De Oficina- Segunda Parte
RomantizmTras la alocada aventura de Sabrina con Lucas en Sicilia, las chicas volvieron a su rutina habitual de ir a trabajar todos los días. Pero el verano había llegado y con el, las esperadas vacaciones de Marta. Quien, tras volver a toparse con Marcus no...