AMISTAD

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Perdona mi confusión, aunque ahora mi acierto.
Te escribo desde el insomnio, y la pequeña esperanza de que nada se mueva, que todo siga como está. Todo viene y va, comprobado, hermano.
No me conformo, quiero verte más con la gorra hacia atrás, la seguridad por delante y las huellas bien marcadas tras cada paso.
Te ruego que me permitas utilizar tu nombre para expresar lo indescriptible.
Que las hojas de los árboles caigan sobre nosotros, y tengamos la suficiente fuerza para apartarlas. Qué bonito sería poder escribir en ellas.
Aprender, reir, cantar y bailar. Ciclos que se deben repetir diariamente en mi vida, y tú me has enseñado a compartir esos momentos. A quererme, a escuchar, observar y disfrutar cada segundo de esta vida. Sólo somos cuerpos que rota verso al Sol, obligados por la naturaleza a perseguir la nada.
Nunca, absolutamente nunca, olvides que este mundo necesita héroes y genios. Tú no lo demuestres, que yo ya te creo.
Hoy por hoy sólo te pido es que cuentes conmigo como contarías una y otra vez todos esos discos que se han convertido en tus mejores aliados cuando no hay mejor compañía que la música.
Que sonrias porque es la manera más bonita de hacernos sentir felices a los demás.
No abandones nunca tus sueños, yo ya estaré ahí para darte los empujones que necesites para subir los cuatro escalones del escenario, de tu vida.
Lo único que te pido por estas navidades es que sigas a mi lado, que cada día siga siendo diferente a los demás, vencerle de nuevo a la monotonía. Sonríe cuando puedas, llora cuando lo necesites.

Nuevo tren, sin destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora