Capítulo dos

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Me quedé completamente paralizada. No podía ser verdad que Louis Tomlinson estuviera ante mí.

Seguramente me había dado un buen golpe al caer. ¡Y en la cabeza! El chico que tenía enfrente (me negaba a creer que fuera Louis de verdad) seguía sujetándome por el brazo y yo, recorría su cara rápidamente con la mirada.

-¿Estás bien?- dijo con un acento inglés perfecto.

Sin duda era su voz. Podría haberla reconocido en cualquier sitio.

Noté que ejercía un poco más de presión sobre mi antebrazo con su mano. Seguramente estaba tardando demasiado en contestar.

-Sí, sí, perfectamente- contesté apresurada.

Él sonrió y volví a no poder moverme. ¿Por qué su preciosa sonrisa era también idéntica?

-¿Eres Louis Tomlinson?- tenía que preguntarlo...

-Eso dicen- respondió encogiéndose de hombros. No dejó de sonreír.

No grites. ¡No grites! ¡No llores! ¡No hagas cosas raras!

Siempre que había visto a chicas en la tele gritar histéricas por sus ídolos me había prometido a mí misma que nunca lo haría. Y pensaba cumplirlo.

-No puedo creerlo…- murmuré más para mí que para él.

-¿Vas a gritar ya?- dijo haciendo una mueca. No me había dado cuenta hasta ese momento de que me había soltado y estaba tapándose los oídos.

-Puedes estar tranquilo. De momento no tengo intención de hacerlo.

De momento.

Louis volvió a sonreír y me guiñó un ojo.

-Eso está bien.

De pronto unas voces se escucharon no muy lejos. Un grupo de chicas parecía estar avanzando hacia nosotros. Louis se puso tengo y su sonrisa desapareció. Movió la cabeza de un lado a otro nerviosos y los gritos se acercaron.

Me sujetó de la mano y, sí, sorprendentemente no me desmayé allí mismo.

-¡Oh, oh!- dijo de nuevo riendo- ¡Tenemos problemas! Bueno- me observó ladeando la cabeza y levantando una ceja-, al menos yo los tengo. ¡Corre!

Avanzamos por las callejuelas que hacía un momento a mí me habían parecido un laberinto.  Él parecía conocerlas a la perfección como si tuviese un GPS incorporado.

No le falta de nada a este chico.

Trataba de aguantar los temblores que recorrían mi cuerpo. ¡Tenía a mi debilidad sujetando mi mano! Los pulmones iban a estallarme y estaba empezando a darme el flato. Me arrepentí enormemente de no haberme apuntado a atletismo aquel año. Tenía una resistencia de mierda. El corazón me latía con fuerza, ya fuese por la carrera o simplemente por el hecho de tenerle a ÉL justo a mi derecha. Las voces y los pasos continuaron oyéndose durante un buen rato hasta que todo fue silencio y solo escuchaba la agitada respiración de Louis a mi lado. Finalmente nos detuvimos.

Louis se colocó unas gafas de sol que sacó de uno de sus bolsillos y me miró sonriente. Parecía que nunca se cansase de lucir los dientes.

-¿Directioner?

-Hasta la médula- dije riendo.

Él soltó también una risita.

-¿Eres de aquí, pequeña?

¿Por qué en él la palabra “pequeña” sonaba tan bien cuando normalmente odiaba que me lo llamasen?

-No- respondí, y antes de que pudiese continuar dijo:

-¿Entonces por qué estás aquí?

-Un intercambio

¡Contrólate Adri! ¡Que te tiembla la voz!

Me observó ladeando la cabeza. Parecía intrigado.

-¿De dónde eres?

-España.

Su sonrisa se hizo más amplia.

-A Niall le gustaría oír eso.

-Ójala…- dije en español. No pude reprimir un suspiro.

Arrugó la frente.

-¿Qué pasa?

-A mí también me gustaría que lo oyese…

-¡Menos mal que te gustaría! ¡Has puesto cara de funeral!

Solté una carcajada.

-No es posible…

-¿El qué? ¿Conocerle? ¡Estás hablando con Louis Tomlinson!

-¿Hablas en serio?

-Tienes puntos a tu favor para caerle bien- hizo un gesto con el dedo para que me acercase y colocó una mano a un lado de su boca como si fuese a contarme un secreto-. No le gustan especialmente las gritonas…

-Me contendré entonces- respondí entre risas.

-Mañana- dijo muy serio.

-¿Mañana qué?

-Por la mañana. Sobre las 10. Junto al Big Ben. Te llevaré a ver a los chicos.

-¡No puedes estar diciéndolo en serio!

-¿Me ves cara de estar bromeando?

-A decir verdad sí, constantemente.

Louis se rió. Simplemente el sonido más perfecto del mundo.

-Bueno, por un momento ignora mi cara de idiota- se levantó ligeramente las gafas y bizqueó. Me reí con fuerza-. Lo digo de veras- dijo de nuevo serio.

-¿Por qué yo?

-No lo sé- se encogió de hombros. Parecía sincero-. Me has caído bien.

Sonreí al oír aquello. Por dentro mi estómago bailaba de la emoción.

-¿Puedo llevar acompañante?

Cynthia no me perdonaría nunca el no llevarla a aquello.

Louis comenzó a caminar dándome la espalda. Cuando había dado unos pasos se detuvo, giró la cabeza levemente para mirarme y dijo:

-Solo si es una chica. No querrás ponerme celoso tan pronto…- solté una risita tonta- nos vemos mañana… Emm…

-Adriana- dije en una exhalación.

-Adriana…- pareció pensarse el nombre y asintió unas cuantas veces con la mano en la barbilla- ¡Me gusta!

Se llevó los dedos índice y corazón a la frente y realizó un saludo militar como despedida. Yo agité la mano sin poder articular palabra. Cuando dobló la esquina y dejé de verle miré a mi alrededor.

-¿Cynthia?- murmuré con el móvil pegado a mi oreja- Me he perdido…

It Is What It IsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora