Capítulo diez

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Me desperté agobiada. Solo quedaban tres días para que tuviese que marcharme de vuelta a España. Y el último de ellos sería el viaje… ¡Aquello era una pesadilla!

Tenía cientos de mensajes en WhatsApp de Marta y Lucía enviándome fotos que circulaban por Twitter en las que salía yo con los chicos en diferentes días. Desde lo alto de la escalera, miré a Isabella que caminaba de un lado a otro por el salón. Parecía alguien de fiar, y la verdad era que se había portado muy bien conmigo, sobre todo tras la marcha de Cynthia. Me había apoyado mucho. ¿Cómo se sentiría cuando descubriese que la chica que se había alojado en su casa había conocido a los que también eran sus ídolos? Suspiré. Aún no sabía qué plan tenían los chicos para aquel día, pero quería poder llevarme a Isabella. Total, no iba a pasar ninguna catástrofe, ¿no? Solo les vería un día. Eso era algo que debía dejarle claro, sería una excepción. Marqué el número de Harry y me encerré en el baño.

-Hola mi niña- dijo nada más descolgar. Aquello era como mi droga nada más levantar- Creo que Niall y Zayn aún siguen dormidos porque no han dado señales de vida, así que todavía no saldremos.

-No hay prisa, llamaba por otra cosa.

-¿De qué se trata?

-¿Qué vamos a hacer hoy?

-¿Te sorprendería que te dijese que aún no lo hemos decidido?- ambos reímos- Supongo que algo tranquilo. No hay un plan fijo.

-¿Puedo llevar a alguien?

-¿Más amiguitas?- dijo él con tono burlón.

-Es Isabella, la hija de la familia con la que estoy aquí.

-Supongo que no haya problema, nena.

-Perfecto. Mándame un mensaje cuando sepáis qué vais a hacer.

-Cuenta con ello.

Volví a asomarme por las escaleras y llamé a Isabella. Apareció al instante.

-¿Sí?

-Ven, quiero proponerte algo.

Y la conté todo. Ella tan solo me miraba con los ojos terriblemente abiertos. Cuando acabé soltó el aire de golpe.

-¿En serio?

-De verdad.

-¡Por supuesto que quiero ir!

Caminamos por el centro de Londres sin ningún rumbo en especial. Paramos en un puesto a comprar un gran palo lleno de algodón de azúcar que nos duró bastante tiempo a pesar de que Niall cogía puñados enormes. Isabella iba flipando. Llevaba la misma sonrisa todo el tiempo. Seguramente esa noche le dolerían los mofletes. Llegamos a una plazoleta en la que había un cartón enorme de esos en los que colocas tu cara para las fotos, con figuras graciosas y cuerpos deformes. Todos corrieron hacia él menos Liam que se quedó más rezagado riéndose mientras los miraba. Cuando se dio cuenta de que yo caminaba a su lado preguntó:

-¿Tú no vas?

-No, me quedó aquí contigo- contesté con una sonrisa. Él me la devolvió.

Nos sentamos en un banco observando cómo los otros cinco discutían por quién se ponía en cada sitio y quién hacia la foto.

-¡A turnos, a turnos!- gritaba Zayn a quien ya habían encasquetado la cámara.

Isabella corría de un lado a otro riendo a carcajadas.

-Es muy agradable- comentó Liam mirándola.

-Sí, sí que lo es.

Hubo un momento de silencio, que él rompió en seguida:

-Adriana…

-¿Sí?

-¿Qué…?- pareció dudar- ¿Qué piensas de Harry?

Esa pregunta me pilló desprevenida. ¿A qué se refería?

-No… No sé. Es alguien importante para mí. Y siento que en estos días me he acercado más a él- dije dubitativa.

Liam asintió. Nos llegaron los gritos de la discusión de los demás. Varias fans estaban ya acercándose a ellos.

-Ten cuidado.

-¿Por qué?- estaba confundida.

-Harry a veces puede ser un poco…- no continuó. Parecía estar buscando la palabra adecuada. Pero yo ya sabía a qué se refería el diplomático de Liam.

-¿Capullo?

Me miró riendo.

-Bueno, puede que esa sea la palabra. Pero no me malinterpretes- se apresuró a añadir-, es un chico genial.

-Lo sé.

-Lo que pasa es que a veces, se encapricha demasiado rápido con las chicas…

Harry me miró con esa sonrisa que parecía eterna. Luego siguió empujando a los demás. Era igual que un niño pequeño.

Miré al chico que estaba sentado junto a mí. Observé su pelo corto, su lunar en la mejilla, su nariz respingona y la mancha de nacimiento de su cuello. Entonces fueron sus ojos color miel los que me miraron a mí.

-¿Qué?- preguntó riendo.

-Liam…- me detuve unos segundos. Cogí aire- Gracias.

-¿Por qué? ¿Por lo que te he dicho antes? Yo…

-No, no es por eso- le corté.

-¿Entonces por qué es?

-Por algo que llevo queriendo decirte desde que soñaba con conocerte. Al igual que muchas personas. Estoy segura de que muchos Directioners desearían estar aquí pudiendo decirte esto, y quizá ya te lo han dicho antes pero…- estaba liándome yo sola. Debía ir al grano- Gracias por enseñarnos a ser fuertes, Liam. Gracias por demostrarnos que puedes seguir adelante, aunque lo hayas pasado mal, y que puedes conseguir tu sueño. Sé algunas de las cosas que pasaste cuando eras más joven, pero no tengo ni idea de cómo tuviste que sentirte en realidad. Nunca te rendiste y luchaste por lo que querías, y por eso eres un ejemplo de superación para muchas personas, Liam. Debes saberlo.

Había mirado durante todo mi monólogo al suelo, al verme incapaz de mantenerle la mirada, pero cuando levanté la vista para ver su reacción vi sus ojos brillantes clavados en mí. Se inclinó hacia mí y me abrazó con fuerza. Me quedé paralizada unos segundos, pero luego le devolví el abrazo con la misma intensidad. Me sentía como si me hubiese quitado un gran peso de encima. Llevaba mucho tiempo queriendo decirle aquello.

It Is What It IsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora