Capítulo treinta y tres

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Empecé a llorar mientras la tenía en brazos. La pequeña se removió en su mantita y bostezó. Noté que mis hombros se hundían bajo el peso de dos manos. Giré el cuello y vi a Niall apoyado en mí y tras él, los otros cuatro, con una sonrisa tan amplia como la del rubio.

Mi madre también sonrió al verlos y ellos la saludaron y dedicaron frases de apoyo y enhorabuena que, al ser obviamente en inglés, impidieron que ella entendiese nada. Pero aún así ella asintió con la cabeza sin dejar de exhibir una sonrisa cansada.

Yo solo rezaba para que si pronunciaba sus nombres, que tantas veces le había repetido, lo hiciese bien.

Harry se colocó a mi izquierda y miró al bebé con ternura.

Louis apareció a mi derecha y acarició la mejilla del bebé y luego la mía limpiándome las lágrimas.

-La de ella es más suave…- susurró y todos reímos.

-Isn't she lovely? Isn't she wonderful? Isn't she precious? Less than one minute old…- entonó Harry en voz baja.

Luego me miró con esos ojos verdes y con sus hoyuelos a ambos lados de la cara y volví a llorar de nuevo agachando la mirada.

Aquello me había tocado el corazón.

Louis carraspeó y comenzó a cantar ‘Hey There Delilah’. Todos reímos sonoramente, a la vez que él se encogía de hombros y Harry le daba una colleja riendo. Acto seguido, abrimos mucho los ojos y nos llevamos todos el índice a los labios.

-Shhhh!

Si seguíamos riendo así íbamos a despertar a la pequeña Sara.

Mi hermana.

La bronca llegaría luego en casa. Estaba segura. Según habíamos llegado, mi padre y mi hermano me abrazaron con fuerza. Ninguno estaba para sermones. Aquel era un momento feliz.

Les presenté a los chicos mientras mi padre les evaluaba con la mirada. Seguramente estaba tratando de adivinar quién había sido el motivo de mi ida.

Mientras, los demás se apresuraron a ir a la cafetería, Louis tomó mi mano y me sacó al exterior. Besó mi cuello y mi mandíbula con desesperación. Sabía tan bien como yo que el tiempo se nos agotaba.

Quería llorar. Las palabras no me salían.

-Podremos con esto- susurró Louis. Me aparté de él suspirando-. ¿Qué pasa?

-No lo sé Louis. No sé si podremos.

-¿Por qué no?- preguntó arrugando la frente.

-Empiezas ahora tu gira- llegó hasta mí y me rodeó la cintura desde atrás-. Quizá… Quizá debamos dejarlo. Hasta ver cómo lo llevamos…

Era algo que había estado rondando mi cabeza desde el momento en el que el avión había despegado.

Quería ver cómo serían nuestras vidas separados. Saber si aún en la distancia, y no significando nada para el otro más que amigos, podíamos esperarnos. Yo no sabía si podría soportarlo.

-¿Quieres que rompamos?- dijo él soltándome de golpe y retrocediendo unos pasos detrás de mí.

-Yo no…- mi voz temblaba- Yo no sé si voy a ser capaz de esto. De poder esperarte. De estar tanto tiempo separados…

No solo sería el tiempo que estaba de gira. Sería el tiempo que tardase en ir a España a visitarme. No vivíamos en el mismo país.

-¿N-no podrás esperarme?- su voz también sonaba nerviosa. Dolida.

It Is What It IsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora