Capítulo veinticinco

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LOUIS TOMLINSON

Abrí los ojos sobresaltado al notar unas respiraciones en mi cara. Un par de ojos color café, uno color miel y otro azul cielo me observaban muy cerca. Me faltaban unos verdes, pero sonreí con entusiasmo igualmente.

-¡Buenos días!- exclamaron los tres tirándose sobre mí abrazándome y revolviéndome el pelo.

Adriana, sentada junto a mi muslo soltó una risita. Tenía el pelo revuelto y seguía en pijama. Estaba claro que los chicos habían usado la copia de la llave que tienen de mi casa y la habían despertado a ella de la misma forma.

Pasamos la mañana en mi casa. No hacía demasiado bueno fuera, pero los demás quisieron salir al jardín. Zayn y yo empezamos a perseguirnos descalzos por el césped, sintiendo las gotas de rocío en las plantas del pie. Cuando volvimos a sentarnos Niall exclamó:

-Buff Louis- agitó una mano ante su cara-. Tus pies apestan.

Me sonrojé al momento. El acto reflejo a su comentario fue mirar a Adriana. Ella trataba de aguantar la risa mientras yo me colocaba rápidamente mis zapatos.

-Sabemos que tu cumpleaños fue ya hace dos días- comentó el rubio-, pero aún así te hemos encargado una tarta.

-¿Ah, sí? ¿Dónde está?- quise saber mientras se me hacía la boca agua.

Los tres se miraron.

-En la tienda…- respondió Liam.

-Te toca ir a buscarla- añadió Zayn.

-No estáis hablando en serio…

Sus caras me decían que no estaban tomándome el pelo.

Insistí varias veces en que alguno de ellos me acompañasen, pero tan solo se dignaron a darme la dirección de la pastelería. Los tres, sentados cómodamente en el sofá, no parecían por la labor de levantarse.

-¿Adriana?

Ella levantó la cabeza ausente. Estaba enfrascada en su móvil.

-Ahora no Louis, aún tengo que cambiarme…- dijo con una sonrisa de disculpa.

Finalmente me tocó ir solo. Conduje durante más de media hora entre el agobiante tráfico de Londres. Una vez llegué, tuve que esperar casi otra media en la cola. Y una hora después, llegaba a casa de nuevo con un paquete enorme en el maletero.

Pronto entendí la cara de pánico que pusieron todos cuando entré en casa.

Mis tres hermanos me miraron con los ojos muy abiertos.

¿Qué cojones les pasa? Me pregunté.

Pero lo comprendí en cuanto seguí la mirada nerviosa que inconscientemente lanzó Niall hacia la habitación contigua.

Allí sentada en un sillón con las rodillas pegadas al pecho estaba Adriana. Me dispuse a acercarme para ver qué la pasaba. Estar cerca de ella me hacía sentir confuso desde su beso. No sabía cómo actuar o qué decir cuando estaba frente a ella.

En cuanto había dado dos pasos frené en seco. Estaba llorando. ¿Por qué? Miré a los chicos. Liam me observaba nervioso, Niall esquivaba mi mirada y Zayn… Zayn se iba a marear como siguiese alternando la vista entre los tres tan rápidamente.

Sonaba música. Salía de su móvil. Una canción que me era familiar. Y acompañando la voz de Harry, se unió la de Adriana cuando empezó el estribillo.

“I'll keep my eyes wide open. I'll keep my arms wide open. Don't let me, don't let me, don't let me go. Cause I'm tired of feeling alone”

It Is What It IsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora