Conociendo

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El problema de dormir toda la tarde, era que perdías la noción del tiempo.


La alarma sonó a las 6:00am, no dormí nada y ya era lunes, el primer día de escuela.


Los problemas iban a comenzar de nuevo, no quería que el club de videojuegos se perdiera, teníamos que conseguir más integrantes, pensaba en agregar a Erika y a Haruka, pero a Amelie no le agradaba mucho la idea.


Así que tenían que ser extraños, personas en las que no podíamos confiar.


A lo mejor, sí tendríamos que disolver el club.


Al terminar las clases, fuimos al club. Estaba totalmente vacío, antes de que se fueran todos, se llevaron sus cosas, sus muebles, consolas, artilugios y demás. Incluso cambiaron el papel tapiz morado que teníamos, ahora todo era blanco y simple.


-Se ve tan... Vacío. -se lamentó Vlad sentándose en la mesa.


-Veámoslo por el lado bueno. -trató de animarnos Zail. -Habrá más paz y tranquilidad.


-Chicos... y Amelie... -trató de llamarnos la atención Kyle.


-Merci. -contestó Amelie.


-Es mejor, llevarnos bien de ahora en adelante, somos muy pocos y pues, no está bien que entre un grupo tan pequeño haya tanta división. -continuó Kyle.


-Tienes razón. -dije sin dejar de ver lo que quedó del club.


-Tendremos que reclutar a más miembros, o con sólo uno ya estaríamos completos. -comentó Amelie recostándose en el sofá, normalmente se sentaba como toda una señorita, pero eso, por hoy, lo dejó a un lado.


-¿Y qué tal si por mientras entramos a otro club? -propuso Zail.


-¿Hablas de abandonar el club? -cuestionó Vlad molesto.


-¡Claro que no! Adoro el club tanto como ustedes, pero estaba pensando entras a clases de redacción. -trató de excusarse.


-De hecho, yo quería entrar a clases de español. -confesó Amelie desde su lugar.


-Sí, mientras conseguimos un participante, podríamos hacer otras cosas. -aceptó Vlad con los brazos cruzados. -Por ejemplo, quería retomar el tenis.


-O podríamos reclutar a Sam. -propuse, yo en cambio, no tenía ningún otro lado al cual ir.


-¡No! -contestó Amelie parándose de repente. -Suficiente tengo con él todo el día.


Sam Valence era francés, y casi como un hermano para Amelie, él y yo somos los mejores amigos del mundo, aunque sólo lo veía de vez en cuando en las clases de inglés, pero como las dejamos, ya casi no nos veíamos. Su cabello era castaño como el mío, un poco lacio y en las puntas se le decoloraba de un color más claro.

Between Robots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora