Jennifer

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Tal vez sea porque soy un adolescente, o tal vez porque sólo porque estaba de mal humor, pero siempre he odiado las visitas, tenía que arreglarme para que no me vieran mal.


Pero con Jennifer era diferente. Era una vieja amiga, así que no me importaba mucho vestirme elegantemente ante ella, total, me había visto en el peor momento de mi historia:


Mi infancia.



Esa época en donde saltaba de un lado a otro, me sacaba los mocos y decía tantas idioteces. Hasta me daba vergüenza ver a Jenny a los ojos. Siempre me preguntaba qué recuerdos tenía de mí, de cómo me vería ahora que ya había crecido.


-Ay, Pigeon. –decía Irving cada vez que veía mis fotos de pequeño, nos gustaba recordar cosas graciosas de las fotos. –Eras tan guapo de pequeño... Mírate ahora ¿Qué te pasó?


- ¡Cállate! En todas las fotos, salgo más guapo que tú. –me excusaba. Él sólo reía.


Cada vez que miraba a Jennifer, me recordaba a sus padres, era como la fusión de ellos dos. Era italiana, sus ojos eran oscuros y su cabello era largo y castaño, más oscuro que el mío. Era de mi altura y tenía 22 años.


- ¡Hey! –me saludó cuando le abrí la puerta y me despeinó un poco. - ¿Cómo están chicos? ¿Listos?


-Ya casi, Irving aún se arregla, tarda casi como una mujer... –sopesé mis palabras. –Sin ofender.


Jennifer soltó una gran carcajada y entró a la casa. Llegó y se sintió atraída por el piano de Irving, empezó a tocar una melodía al azar y me senté a escucharla.


-Deja mi piano. –gruñó Irving. Jennifer paró de golpe. - ¡Jennifer! ¡Ay, perdón! ¡Pensé que era Piggy!


- ¡No me digas Piggy! –le reclamé molesto.


-No importa, vayámonos ya. –ordenó Jennifer, se despidió de mi mamá y salimos con ella de la casa.


- ¿Quieres que maneje yo? –preguntó Irving ladeando un poco la cabeza.


-Por supuesto que no. –contestó ella en seguida. –Amo estar al volante.


Me senté en la parte de atrás, Jennifer estudiaba lo mismo que Irving, pero no sabía si ella también trabajaba con él, ya que iban en escuelas separadas. En todo el camino no pararon de hablar y me sentía excluido.


Siempre me remordía la conciencia, estaba seguro que ella querría salir sola con Irving, sin que yo estuviera para estorbarles.


- ¿Y a ti como te fue en la primera semana, Chris? –me preguntó de la nada Jenny.


Between Robots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora