Miradas

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Estuve toda la tarde intentando recordar lo que habia soñado, pero fue inútil, a pesar de que no salí de la habitacion, a pesar de que estuve completamente solo, no funcionó. Solo recuerdo a una mujer diciendome algo... no sé quien es, no sé qué me dice, no sé en dónde...

Me gruñó el estomago, me levanté en silencio sin despertar a nadie y salí del camarote hacía la cocina, con la intención de comer algo y luego buscar otro lugar para dormir. La luz de la cocina estaba encendida, me pregunté quien estaria ahí a esas horas. Entré con cuidado y me sorprendí al ver a Robin tomando un cafe y leyendo en la mesa.

-buenas noches Espadachin-san- me habló sin levantar la vista del libro, pero no era su tono normal, algo tenia distinto.

-hola- hablé algo extrañado, me encamine hacia el refrigedor y saqué un poco de las sobras de aquella noche, las serví en un plato y me disponía a irme, pero algunas manos aparecieron en la entrada de la puerta impidiendome el paso-¿Robin?- pregunté mientras la miraba de reojo.

-por favor acompañeme Espadachin-san- había cerrado su libro y me sonreía de una forma poco usual, provocandome un pequeño escalofrío que logre disimular justo a tiempo. Me senté frente a ella con mi plato y comencé a comer, pero ella mantenia su mirada y sonrisa fijas en mi.

-¿necesitas algo?- pregunté luego de unos minutos de incomodidad.

-la verdad es que si- me sonrió calmada- me gustaría hablar con usted sobre algo que sucedio esta tarde Espadachin-san.

La miré unos segundos, no entendía de que hablaba, yo no habia estado en toda la tarde, solo había podido pensar en aquel extraño sueño, el cual me tenia cada vez más y más intrigado. Mire fijamente a Robin, y por un segundo, una imagen atravesó mi mente. No era una mujer la que me hablaba, eran dos mujeres. A ambas las conocía, por un momento la idea de si estaba teniendo una premonición paso por mi mente, pero eso sería imposible.

-Espadachin-san- Robin me miraba fijamente- ¿ha escuchado lo que he dicho?- sus ojos me miraban como cuchillas, tenia la sensación de que estaba molesta, algo que probablemente jamás habia visto en ella. Negué lentamente con la cabeza, ella suspiró y miró hacia bajo por un segundo- en resumen- me habló con su mirada en la mia- le he pedido que tenga más cuidado con la forma en que trata a Navegante-san.

Me quedé asombrado ante tal petición, siempre la he tratado igual, y ella a mi, no veo el problema ahora. Robin tomó su libro y se puso de pie, me miró desde esa altura de forma seria e imponente, por una milesima de segundo, sentí una gota de sudor recorrer mi nuca. Sin decir nada más, pero advirtiendo con su mirada que hablaba en serio, abandonó la cocina, dejandome solo con mi plato de comida, mis pensamientos y el inusual silencio de este barco.

Terminé de comer, pensando en el extraño sueño que estaba teniendo. Quizás mi mente solo me estaba jugando una mala broma, quizás yo simplemente le estoy dando muchas vueltas. Lave lo que habia utilizado y los dejé en el mismo lugar que los habia encontrado, no deseaba llevarme un regaño por parte del cocinerucho o la bruja. Apagué la luz de la cocina y salí. Me fui a apoyar en la baranda del barco, aquella noche no habia luna en el cielo, solo se veían algunos puntos luminosos conocidos como estrellas, los cuales no daban mucha iluminación.

Miré el lugar del vigia, usualmente era yo quien siempre terminaba ahí, y si mal no recuerdo, todos los hombres estaban en el cuarto cuando yo salí. Empecé a trepar para poder ocupar aquel lugar que se veia vacio y comodo. Pero al empezar a llegar, divise una columna de vapor salir desde el fondo.

Una suave brisa corría en lo alto, me terminé de asomar y vi a una chica de cabello naranjo abrigada con una manta y una taza entre sus manos. Estaba mirando el cielo, hasta que pareció notar mi presencia y se fijó en mi. Su mirada parecio oscurecerse, pero con la poca luz que habia era dificil de decir.

-¿qué haces aqui?- le pregunté trepando un poco más y sentandome en el borde del puesto de vigia con las piernas colgando hacía fuera.

-eso deberia preguntar yo- desvío la mirada de mi hacia el mar- deberias estar durmiendo, es tarde ¿o es que dormiste tanto en la tarde que ya se te quitó el sueño?

-ya te dije que no te incumbe- miré hacia la isla en la que estabamos anclados- ¿qué haces de vigia si ya estamos en una isla?

-me desperté y no quise seguir durmiendo- su voz sonaba algo apagada, no era su tipico tono de enojo o molestia. La miré de reojo y recordé lo que me había dicho Robin, aun no sé a qué se refería.

-¿y ese cafe? ¿es para no dormirte o para entrar en calor? - ella me miró directo a los ojos, y esta vez si estaba seguro, sus ojos estaban apagados y no parecían llenos de vida como usualmente.

-es té de mandarina- la vi apretar un poco más la taza entre sus manos- todos en la banda saben que no me gusta el cafe... bueno- desvío la mirada hacia la nada nuevamente- casi todos- su último tono fue seco y bajo, me hizo tragar saliva de forma pesada y sentirme incomodo- mejor vuelve a la cama, tengo ganas de estar sola.

-oye... -quizás me arrepienta de esto- ¿todo bien?- me miró con esos ojos sin vida que tenia.

-¿te importa?- maldije en mi mente y me bajé de la orilla, quedando colgando para volver a bajar.

-tienes razón, no me importa- luego de eso empece a bajar, me parecio escuchar un "me parece que me equivoque respecto a ti... ".

Al llegar a la cubierta miré hacía la cima de la isla, ahí vi algo. Enfoque mejor mi vista y me pareció que era una persona, pero luego se puso en cuatro patas, dando la impresión de ser quizás algo como un oso o un tigre. Cerré mis ojos y negué con la cabeza, me volví a fijar y ya no había nada. Maldije por lo bajo y me tiré en la cubierta viendo hacía el obscuro cielo sin luna y hacia el puesto de vigia ¿qué había sido esa extraña conversacion con Nami? Y ¿a qué se refería Robin? Maldición... las chicas de esta tripulacion estan locas... di un último bostezo antes de cerrar mis ojos y dormirme otro rato.

Aroma A AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora