Capítulo 1: Toda historia tiene su comienzo

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Esta misma mañana no puse el despertador así tendría una excusa para no ir al colegio, ya no aguantaba más sus tontas risas, siempre se burlaban, parecía que todo lo que hacía era gracioso e incluso el chico que me gusta se burlaba de mí.

Me llamo Adela tengo 16 años y vivo en una pequeña localidad de Bélgica llamada Heks Platteland pero nosotros lo simplificamos diciendo Platteland. En mi ciudad existe un día muy especial, un día en el que se celebra la muerte de una bruja, que vivió hace mucho tiempo en mi pueblo, en el medio del bosque.

Mi mama trabaja en la casa, limpiando y cocinando y en su tiempo libro tira las cartas, hace pequeñas artesanías y muñecas de trapo que vende en la florería de papa, en donde trabajan también mi abuela y mi abuelo, a veces pienso que se burlan de mí por mi familia, que esta un poco loca.

Mi madre me llamo desesperada preguntado porque no había ido a la escuela:

-¡Hija! ¿Dónde estás?-

-Estoy en casa, no sonó el despertador-

-Ya mismo salís de casa y te vas a la escuela, te parece que soy tonta, ya salís-. gritó

Corté la llamada y corriendo salí de la habitación directo a bañarme, me puse el uniforme azul con cuello blanco, me seque el pelo rápidamente, mi pelo negro que chorreaba agua aunque por suerte siempre lo llevaba corto.  Tomé la bici me puse los auriculares, y pedalee con todas mis fuerzas viendo como el renacía el sol en el horizonte y la leve brisa acariciaba mi pelo, admiraba el campo de girasoles a lo lejos, un perro de una casa cercana me persiguió, le dirigí una mirada amigable y busque un camino más corto para poder llegar rápido a la escuela que quedaba a 30 kilómetros. 

Deje la bici en su lugar, le puse el candado y entre al colegio, comencé a caminar lentamente por los pasillos pasando por todos los salones y mirando hacia las puertas de los demás cursos, me detuve en la puerta amarilla que llevaba al mío y tome el picaporte con determinación. Divise un asiento individual  y mientras me dirigía hacia el veía como todos me miraban e incluso John (es el chico que me gusta) que me miró de arriba abajo, desde mi falda amarilla hasta mi camisa floreada.

Me senté y no me saque los auriculares en ningún momento la profesora levantó la mirada y anotó algo en el cuaderno que siempre llevaba consigo, saque el libro de gramática, la materia que teníamos, no escuchaba absolutamente nada de lo que ocurría en la clase, miré los ojos de la profesora que parecían ya estar irritados. 

Comenzó a hablarme pero yo no oía nada de lo que decía, vi como sus dientes se apretaron con fuerza y me arrebató los auriculares diciendo:  Adela Babet Peiten -(¿Por qué dijo mi nombre? ¿Por qué yo?)-Pensé

-Sigue leyendo, por favor-.

-Me perdí-. Dije

-No estabas escuchando-. dijo la profesora entrecruzando los brazos en señal de enojo, me señalo la parte del texto que debía leer, sentía las miradas de todos encima mío. Me quede mirando la hoja con vacío interno.

Todos comenzaron a reír y a decir:

-¡¡Adela es estúpida y burra!!-. dijo uno de los chicos, John lo miro irritado, ya que, era su compañero de asiento.

Las burlas cesaron y hubo un silencio comencé a leer, un poco trabado y con la respiración agitada. 

-Muy bien Adela ya que no te dignas a leer, John te toca a ti-. Dijo la profesora con un hartazgo encima.

-Bueno profesora-. dijo John algo molesto

-Jóvenes tengo que aclarar que a partir de hoy en la 3 hora, ingresara una nueva compañera así que espero que sea bien recibida-. 

-¡Que bien!-. Dijo un compañero con expresión burlona

-¿Será linda?-. Dijo el que estaba sentado al lado.

-Espero que no sea como Adela-. Dijo John

-¡Uh eso dolió!-. Dijeron a coro

-Bueno, bueno chicos-. Dijo la profesora, sentándose.

Al instante entró al rector y todo quedo en silencio, era una persona que jamás reía, serio pero me de muchas palabras. Comenzó con el discurso acerca del ingreso de un nuevo compañero, acerca del respeto, la solidaridad y bueno un chungo más de cosas.

Algunos lo mirábamos a los ojos y otros miraban al piso o a su celular, el rector siguió hablando y John volteaba y me sacaba la lengua, apoye el brazo en la mesa dejando caer mi cabeza.

Cuando una de las preceptora trajo a la nueva compañera, nada fue como esperábamos, supongo que la mayoría esperaba a una chica super hegemonica pero no fue así: 

-Hola compañeros me llamó Talina Moos vengo de Bruselas-.



Cuenta Brujas (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora