Cristal

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Marinette intentaba seguir avanzando tanto como podía. Cada paso era un suplicio, pues todo aquello en lo que pensaba y quería se volvía pesadilla y después arena: decirle a su amiga que era Ladybug, su amor por Adrien, su compañerismo con Chat Noir, su cariño hacia sus padres, la moda... todo se convertía en arena que la dañaba. Era consciente de que no se transformaba delante de ellos, aun tenía a Tikki, lo podía sentir, pero se veía tan real que algunas veces se caían las lágrimas. 

Aquel akuma podía con ella.

- ¡Tikki, transformame!

En ese momento estaba segura de que si era Ladybug. Lanzó el yoyo tan lejos como pudo, esperando a que enganchase algo, pero solo logró chocarlo contra una pared. Aunque quisiera usar el Lucky Charm, no tenía dulces para recargar a Tikki, por lo que debía avanzar por fuerza mayor. Costaba mucho por aquella especie de arena, pero debía ser fuerte si quería salir de aquel lugar. De forma inexplicable, no podía avanzar más. Se sentía como un cristal delante de ella. Lo primero que se le ocurrió era golpearlo fuerte con el yoyo, a ver si por lo menos quebrantaba un poco. Tuvo que hacerlo repetidas veces, hasta poder ver una brecha. No quería usar mucho las manos, pues ya las tenía adoloridas y luego no sabría como dar una explicación. 

Al ver que estaba suficientemente roto, placo el cristal para poder salir. Se topó con el suelo y aquellos cristales que algunos se habían clavado. Le costó horrores ponerse de pie, pero no era nada comparado con lo que tenía delante. Era una sala enorme, podía ver a personas, distinguir quienes eran ya no tanto, pero había algo que no dejaba de encajar. Quiso andar, pero al poco se choco con algo.

- Paredes de cristal- dedujo rápidamente. Intento andar un poco mas de lado, pero solo consiguió chocarse otra vez. - Un laberinto... No, debe haber algo más.

Si veía a las personas borrosas, todavía quedaba esperanza de que no supiera su identidad secreta. Por lo menos algo bueno había sacado. Decidió seguir el método "ariadna", dejando que la cuerda de su yoyo se quedara en el suelo marcando el camino por donde había pasado. Con las manos hacia adelante para no darse con uno de ellos. 

Por mucho que avanzase, no notaba moverse mucho. Era demasiado difícil, y la tentación de usar el Lucky Charm cada vez era mayor. Pero seguía sin entender porque sentía que realmente no avanzaba, la cuerda cada vez la sentía más lejana, pero no sentía moverse realmente. Una sensación demasiado extraña. 

-¡My Lady!- escucho un grito detrás de ella. Era Chat Noir. Pero no podía verme-¡Detrás de ti!

-Pero no te veo, Chat Noir-le aclaró por si las dudas

-Pero si todo esto es cristal

-¡No es cristal! Si no, la gente no se vería borrosa, encontraría a...una chica- omitió que era Alya por si un caso- Es un villano ilusorio. Hace que veamos solo lo que él quiere, jugando con lo que nosotros queremos

-Pero, My Lady, si él hubiera querido, nosotros no hubiéramos salido de esa prisión

-Es un akuma muy listo. Sabe que solo saldremos nosotros porque tenemos los miraculous- dedujo rápida Ladybug- Y sabía que trataríamos esto como un laberinto de cristal, porque buscamos personas. Gato, tienes que usar cataclismo contra todo esto. 

- Pero...

- Chat, por favor, confía en mi- prácticamente le rogó Ladybug, con el último trozo de hilo ya recogido en la mano- Terminaremos rápido y podremos irnos sin descubrir nuestras identidades

Tras hacerse derogar un poco, su compañero gatuno accedió. Vio como todo su alrededor se volvía negro y desaparecía, dando paso a una sala más acorde con la estética de aquel pasillo, feo, desarreglado y con falta de buena iluminación. En efecto, su compañero estaba detrás, con una sonrisa tan feliz como una perdiz. Ella no tardó en sonreír, por la alegría que daba ver algo real. 

Algo rompió el sonido, fue el anillo de Chat Noir, recordando que tenían el tiempo en contra y dos puertas diferentes en frente. 


Dream HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora