Adrien miro sorprendido como Marinette no dejaba de llevarse las manos a la cabeza después de ver cada revista o prenda. Al ver lo que supuestamente era evidente, solo podía apreciar lo que siempre había visto.
- Marinette, no lo hagas- intentó pararla Tikki- Es una locura
- Dime que esta pasando por tu cabeza
- Necesito hablar con tu padre urgentemente
Marinette desoyó los consejos de su kwami y se marchó, dejando sorprendido a Adrien, quien tardó en reaccionar. Ella no conocía la gran casa Agreste, a lo que se perdió a la primera. Fue de habitación en habitación a paso rápido, buscando a ese señor, pero era como si realmente no hubiera ni rastro. Pero, por alguna extraña razón solo encontraba fotos de padre e hijo de negro. Aquella desaparición de la señora Agreste debió ser demasiado para él aunque no lo admitiera.
Ya tenía el móvil. Pero daba igual el móvil si por ello alguien sufría de camino.
No iba a rendirse. Sin llamar a una de las tantas puertas, entró en una sala de los pisos altos únicamente iluminado por un gran ventanal. Amaba sus corazonadas. Se prohibió a si misma tener miedo ante aquella situación. Sabía que en cualquier momento iba a aparecer Adrien, y quería terminar con aquello cuanto antes. Sentado, observándola incrédulo, estaba el señor Agreste. Sentía que quería morirse de la risa. No con crueldad o un sentimiento negativo, sino la ironía de la situación.
- Señorita Marinette...
- Escuche, señor Agreste, ¿O prefiere Hawk Moth?- este la miró bastante sorprendido, pero con una sonrisa malvada. No se sentía ante el mejor de los villanos, solo contra un líder titiritero- No vengo a por su miraculous, todavía
- ¿Tu eras Ladybug en todo este tiempo? Se nota que tienes el de la buena suerte. Si no vienes por eso- señalo su objeto con una sonrisa un tanto burlona, demasiado para el gusto de Marinette- ¿A que vienes?
- Hacer un trato- aquello sorprendió a Tikki, que salio del bolso de Marinette- Se que es una persona completamente ocupada, yo lo idolatro como diseñador, pero Adrien lo necesita mañana con los demás padres. Vaya y le daré mi miraculous
- ¿Qué broma es esta?
- Ninguna- Marinette se mostraba muy seria, convencida, a pesar de sus manos temblorosas y la decisión que había tomado- Le daré mis pendientes a cambio que por un día sea un buen padre y vaya al colegio de su hijo. Usted no ha visto lo decepcionado y triste que se pone cuando no va a las cosas que se planean como los demás. Adrien quiere que estén más tiempo juntos, y lo amo lo suficiente como para dártelos sin poner resistencia cuando termine el día de mañana.
- Te creía más inteligente, pero lo veo factible. Trato echo.
Marinette decidió abandonar la casa sin avisar a su chico. Sabía que Tikki estaba realmente enfadada con ella por lo que acababa de pasar, y que quería avisar a Plagg de lo que estaba haciendo, pero ella creía seriamente en que era el único método para poder sacar a ese hombre de su castillo. Después le explicaría todo a Adrien y le daba igual si comprendía o no. Un día juntos como padre e hijo era lo que quizás más ansiaba el rubio y podía dárselo a cambio de unos pendientes. Ese sacrificio lo veía lo suficientemente equitativo.
Por amor era capaz de hacerlo.
- ¿Y luego?- Tikki siguió insistiendo en el tema cuando estuvieron solas en la habitación
- Me odiará, estoy segura, pero si no, volverá a faltar a algo que para Adrien es importante. Tikki, estoy segura de querer hacer esto por él
- Marinette, no tienes una garantía de que lo haga bien
- Estoy dispuesta a arriesgarme. Quizás el deseo de él es que ella vuelva de su desaparición. Podrás estar con Nooroo
- No estarás presente cuando le quite a Chat Noir su miraculous y sabes que eso le hará mucho más daño. Saber que tu padre es un villano es más fuerte que estar ausente cuando lo necesitas, Marinette.
- Tikki, ya he echo el trato. Ya esta. Para mi, ha sido un placer ser Ladybug.
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Dream House
Fanfic[Fanfic Miraculous Ladybug And Chat Noir/ LadyNoir] Si por una parte Marinette debía enfrentar la "fantástica" idea de cantar cual era su sueño, Ladybug tendría que enfrentarlo. Un nuevo enemigo ataca la ciudad de una forma que nadie podía imaginar.