Carretera

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- ¡Espera, Adrien!

Los gritos desesperados de Marinette intentando alcanzarlo eran en balde. Seguía corriendo a algún lugar que ella no sabía, pero estaba cerca. Necesitaba alcanzarlo y explicar. Estaba segura de que Tikki había dado el chivatazo y se vio obligado a hacerlo. Pero no lo entendía, lo había hecho por su bien. No quería volver a verlo decaído por su padre. No quería verlo decepcionado. Era la mejor moneda que tenía para intentar acercarlos. Por fin paro de correr cerca de la carretera. Marinette lo agradecía, pues los coches no dejaban de pasar y no quería ver una desgracia por su imprudencia. Cuando se digno a mirarla, pudo ver la decepción en sus ojos y los puños apretados donde el Miraculous.

- Devuélveme los pendientes Adrien- ordenó ella con cara seria

- ¿Para que se los des a Hawk Moth? No- dijo muy serio, sorprendiendo a la chica- tu kwami me lo dijo todo antes del baile. No puedo creer que tu hayas hecho eso, Marinette

- Era la única forma para que tu padre fuera  a verte al colegio y lo sabes. No podía dejar que te decepcionara otra vez. Se que es muy importante para ti que él...

- ¡No es excusa!- grito interrumpiendo lo que quería decir su chica- Ibas a poner en peligro todo París por mi. ¿Qué pasa si el deseo de mi padre es realmente egoísta? ¿Y si sales lastimada de todo esto? No tenías que haberte metido. 

- Pensé que estaba haciendo lo correcto. Si tu padre cumple con sus propósitos, quizás después hacía lo que debía hacer

- ¡No me hagas reír! Has pensado mal e ibas a poner en peligro a todo el mundo

- ¡PARA!

Ella tiró de él para que no avanzara a la carretera cuando todavía pasaban los coches. El muy idiota podía haber acabado atropellado si no hubiera sido por ese tirón. Ella no tardó en darle una sonora bofetada, llamándolo irresponsable entre lagrimas que caían sin poder hacer nada. Intentó secarlas, pero no dejaba de llorar como una niña, a lo que terminó por darle un breve abrazo lleno de sincero sentimiento. Solo se les ocurrió ir hasta casa de Marinette. Lo entendía perfectamente, por amor se podían hacer auténticas locuras, pero darle los pendientes a su padre era demasiado para él. No sabía el deseo que tenía o algo general, pero tampoco quería volver al colegio o a su casa para explicar que demonios pasaba. 

Cuando llegaron a la casa Dupain-Cheng, los padres estaban preocupados por las lágrimas de Marinette, solo pudieron imaginar lo peor hasta que ambos decidieron contar la verdad. Ellos eran los salvadores de Paris y estuvieron a punto de mandarlo todo a la ruina por amor. Al inicio no se lo creían hasta que Marinette se puso los pendientes y salió una adorable Tikki con cara de pocos amigos. Los padres en cierto modo aceptaron que su hija salvara el mundo con su ¿novio gatuno?

- Escóndete en esta casa hasta que decidáis que hacer. Hoy para cenar he preparado hamburguesas

Dream HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora