IX

54 7 2
                                    

"Si tan solo tuviera a alguien que le dijera que toda iba a salir bien, que al final todos los buenos ganan y con ello el amor, Lauren podría respirar tranquila..."

He decidido avanzar un poco con mi novela para distraerme mientras que llega el tren, pero como cabía de esperar, todo lo que escribo es horrible. Creo que me tendría que replantear eso de ser escritora, está claro que no valgo para ello.

Paro de escribir y guardo todas mis cosas de nuevo en el bolso, que dejo a mi lado. No me gustaría perder nada de nuevo.

Cierro los ojos e intento clamarme.

La discusión con Adrián era lo ultimo que quería que pasase. Mi cabeza va a explotar en un momento a otro.

Sigo sin entender por qué me odia tanto. ¿Qué le he hecho yo para que me trate de esa manera?

No quiero volver a verle. Hace que me sienta peor conmigo misma.

No consigo quitármelo de la cabeza. Mis pensamientos siempre vuelven a Adrián, tanto para bien como para mal.

No hay quien entienda a los chicos. Primero no aparta su mirada de mi en todo el trayecto, después se cambia de sitio para que no le pueda ver (porque se que esa era su verdadera intención), luego interviene con lo de Marcos y me dice todas esas cosas horribles. Y no nos olvidemos de que me esperó en la puerta del aseo hasta que salí sólo para darme mi cuaderno justo antes de que me volviese a hablar de esa forma tan cruel.

Los chicos dicen que nosotras somos difíciles, pero ellos tampoco son nada fáciles de entender.

Suspiro derrotada. Se que tengo que cambiar y tener un poco de fe en mi misma, así seguro que no tendría tantos problemas y seguro que sería más feliz; pero no puedo hacerlo sola. Si tan solo tuviese a alguien a mi lado. Y no hablo de amigos... si tan solo alguien se fijase en mi de verdad y viese algo más que una simple amistad. Pero eso no es posible, después de ver todo lo que me ha pasado esta tarde dudo que pueda encontrar a alguien que me quisiese de verdad.

Escondo la cabeza entre mis piernas y me las abrazo aún mas fuerte contra mi pecho. Se que es imposible para mi ser feliz en el amor. Nunca voy a encontrar a esa persona que me haga vibrar.

Oigo unos pasos cerca de mi pero no me quedan fuerzas para incorporarme y ver de quien se trata.

-Perdona, sabes si...- dice una voz cerca de mi, pero es interrumpida por un jaleo que viene del principio del anden y que dice -Eh capullo, ¡déjala en paz!

Me incorporo deprisa y en alerta. Veo a un hombre todo vestido de negro a mi lado con una revista en la mano. Me asusto un poco al principio pero en seguida me calmo, no me lo esperaba ahí plantado delante mía.

El hombre y yo dirigimos nuestras miradas al chico de media melena y con una skate en la mano que viene corriendo hacia nosotros gritando como un poseso.

Como extraños en un trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora