XXIII

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Narra Adrián

Supongo que es normal que al principio estemos un poco fríos y tengamos vergüenza, pero quiero que llegue ya el momento en el que ella y yo podamos estar un poco más a gusto y así poder hablar más tranquilamente. Realmente me gustaría.

Nos hemos reído un poco por lo de su cuaderno, pero sé que no lo ha pasado bien. No le he dicho toda la verdad. He leído casi todo su cuaderno, pero prefiero no decírselo. Estoy segurísimo de que se hubiese sentido peor y estaría un poco fría conmigo por ello. Prefiero guardármelo para mí, es como si fuese una ventaja, así la puedo conocer mejor y saber un poco lo que piensa ella en cada situación.

-¿Te esperan en la parada o quieres que te acompañe a casa?

Parece que le ha pillado desprevenida aquello.

-No te preocupes, mi tía me está esperando fuera.

Asiento, aunque reconozco que me hubiera gustado haberla acompañado.

Estamos a punto de salir de la estación y siento como si esto fuese una despedida, como si esta fuese la última vez que la voy a ver. Me da miedo que esto se quede en nada más que... pues eso, esto.

Le abro la puerta y la sonrío. Ella sonríe también mientras me mira a los ojos en modo de agradecimiento.

El sol nos da directamente en la cara y me tengo que poner la mano en forma de visera para poder ver. Elena hace lo mismo y se para.

-Bueno, mi tía tiene que estar por aquí- dice mirando a su alrededor.

Yo no quisiera irme aun. Sé que luego hemos dicho de quedar y tengo su número, pero aun así tengo miedo de no poder tener la oportunidad de conocerla un poco más..

En ese momento veo a mis vecinos acercándose. No sé qué hacen aquí la verdad, pero me alegro de verles. Son las únicas personas que me caen bien de este maldito barrio. Mi vecina, que por cierto se llama como Elena, ha sido siempre como una madre para mí. Mi verdadera madre y ella se han llevado siempre bien a pesar de lo pesada que pueda llegar a ser. Siempre que mi madre se tenía que ir a trabajar, me quedaba con ella. Y su marido siempre me ha caído muy bien también.

Me alegro de verles, hacía un tiempo que no sabía mucho de ellos ya que intento pisar mi casa lo menos posible.

Supongo que me han visto porque están caminando hacía mi.

-¡Ahí están!- dice Elena de repente.

"¿Dónde?" pienso.

Entonces Elena echa a andar deprisa hacia mi vecina Elena y le da un abrazo mientras las dos ríen.








BUENOOOOO, SEGURO QUE OS HABIAIS IMAGINADO QUIÉN ERA ADRIAN EN REALIDAD, PERO SI NO HA SIDO EL CASO, AHÍ TENÉIS LA RESPUESTA. YA VA LLEGANDO EL FIN DE ESTA HISTORIA. ME DA PENA PORQUE ESTA HISTORIA ESTA LLENA DE ILUSIÓN Y MUCHO TRABAJO. PERO TODO TIENE UN FIN, ASI QUE...

QUISIERA AGRADECER A LAS PERSONAS QUE ME LEEN Y ME DAN ÁNIMOS EN TWITTER. DE VERDAD NO SABÉIS LO FELIZ QUE ME HACEIS <3. Y SOBRE TODO AGRADECER A IRENE POR DARME TANTOS ANIMOS Y POR SER UNA GRAN AMIGA, DE VERDAD NO SABES LO IMPORTANTE QUE ERES PARA MI.

DISFRUTAD DE LOS ULTIMOS CAPITULOS. OS QUIERO :D

Como extraños en un trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora