XXII

33 4 0
                                    


Me encanta que se ponga nervioso porque sonríe mucho y su sonrisa me encanta.

Me da igual pensar en el futuro. En si va a funcionar o qué va a pasar después. Me he dado cuenta de que este Adrián no se parece en nada al que pensaba que era y eso me hace recapacitar. No debería de juzgar tan a la ligera a las personas.

Tengo demasiadas preguntas que me gustarían saber la respuesta, pero decido que por el momento las voy a dejar así, en incognita. Ahora simplemente me gustaría disfrutar del momento.

Solo quiero ser feliz y estar a gusto de una vez por todas. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de bien y no espero que esto dure para siempre, somos demasiado jóvenes pero sí que quiero que lo que dure, sea especial y lo recuerde siempre con una sonrisa.

-Oye, de verdad que siento todo lo que ha pasado esta tarde. Tengo una gran parte de culpa, te prometo que mi intención no era que te sintieses peor ni nada. No quiero que pienses que soy un gilipollas ni nada por el estilo. Aunque creo que ya lo has pensado y con razón- me río por lo último que ha dicho.

-Sí que ha habido muchos momentos en los que quería matarte pero está superado, no te martirices más. Yo también he estado muy borde contigo- le digo mientras subimos las escaleras mecánicas.

Adrián se acerca un poco más y me sonríe.

-Oye por cierto, ¿cómo has sabido mi nombre?- le pregunto.

Él duda un poco antes de responder. -No me pegues vale pero mientras que emmm... tú estabas en la puerta del aseo, he ojeado un poco tu cuaderno...-

Oh dios. Tierra tragame. Qué vergüenza. Seguro que me estoy poniendo roja como un tomate. Mis sospechas se han confirmado, aunque no sé por qué me sorprende, me había mentalizado ya de que Adrian habia leido mi cuaderno.

-Pero solo han sido las primeras páginas, de verdad que no he leído nada que sea importante- dice intentando arreglarlo. Busca mi mirada pero yo no soy capaz de mirarle, estoy demasiada avergonzada. -Es más, lo único que leí fue tu historia que por cierto tengo que decir que está bastante bien, me gustaría saber qué es lo que pasa con Lauren y Eric- levanto la mirada lentamente y él me sonríe.

Su sonrisa es sincera y eso me relaja un poco. Quizá sea verdad que sólo ha leído la historia... De todas maneras no debería de darle demasiada importancia. Sé que es algo muy privado y que no debería de leerlo, pero me pongo en su situación y sin duda yo habría hecho lo mismo... Estar sentado durante media hora en el suelo esperando solo a que yo saliese del aseo no es precisamente lo más divertido y lo único que tenía para entretenerse era ese cuaderno...

-Te creo- le digo y él sonríe aun más. Su sonrisa es demasiado contagiosa y acabamos riendo. Todas mis preocupaciones desaparecen en seguida.

-Entonces me tendrás que dar tu número para llamarte luego.

-Claro- digo un poco más tranquila. Se lo dicto y él lo guarda en su móvil. Mi estómago ahora mismo es un nido revuelto de mariposas furiosas. Estoy nerviosa pero feliz a la vez.

Echaba de menos esta sensación.

Como extraños en un trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora