Narra Adrián
Casi no me acordaba de lo que se siente al rozar sus labios.
Le quito la mano de los ojos y entonces veo esos ojos marrones a solo unos centímetros de distancia. Desde aquí, son incluso más bonitos. Le sonrío un poco nervioso.
-¡Dios Adrián qué susto me has dado!- dice dándome un golpe en el hombro. Ella sonríe más de lo normal, se nota que también está nerviosa.
Me río. -Perdona. Pero reconoce que te ha gustado ese beso- le digo guiñándola el ojo y cogiendo su mochila. Ella me sonríe y me coge la mano que me queda libre mientras comenzamos a andar en dirección al aparcamiento.
-¿Qué tal todo? ¿Me has echado mucho de menos?- me dice ella sonriendo de una manera un poco extraña y mirando al suelo.
Me paro en el sitio y ella hace lo mismo. Sigue sin mirarme a los ojos y eso me preocupa. -Elena, ¿pasa algo?- le digo acariciándole la mano.
No tengo ni idea de lo que le puede estar rondando por esa cabeza suya en estos momentos, pero miedo me da. Creía que ambos teníamos muchas ganas de vernos, no ha habido ni un día en la que no la haya echado de menos; lo último que me gustaría ahora mismo es que ella esté mal.
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Como extraños en un tren
Подростковая литератураVivo sumergida en los recuerdos. Recuerdos dañinos que no me dejan seguir adelante, se repiten una y otra vez en mi cabeza. Mi pasado es mi presente y no tengo a nadie que me mantenga a flote; que me haga ver que hay algo más allá de ese pasado y de...