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Mi vestido blanco parece demasiado simple para este tipo de fiestas pero Giulio ha insistido tanto que me tenía harta y lo dejé escogerme la ropa. Él está a mi lado con unos simples pantalones vaqueros, incluso un poco gastados y una camiseta negra descolorida pero se lee claramente que dice "Led Zeppelin". Subimos las gradas y una alta mujer, como un enorme humano, se acerca a nosotros con elegancia, como si esta fuera su calle o algo así. Y cuando se va acercando, veo los mismos duros rasgos de Giulio en ella, misma mandíbula cuadrada, mismos ojos, todo.
—¿Giulio? Te ves como la mierda, hijo. ¿Qué le pasa a tu boca...? Espera... ¿Lo hiciste? ¿Te hiciste la operación que te pague?
Mi mandíbula se abre y le lanzo una mirada a la boca de Giulio, la cual aún está hinchada. Él le lanza a su madre una mirada molesta y me agarra de los hombros y me pone frente a ella con relativa facilidad. Peleo bastante. No me pongas frente a esa mujer, te lo ruego, hombre. Diablos.
—Y... ¿Mary Anne Korsakov? — me lanza una mirada como que quiere ser amigable y cordial pero también un poco... Bueno, atroz.
—¿Mucho gusto? — pregunto.
Giulio me lanza hacia atrás de él y se para en toda su altura, dejando a su madre por mucho. Bueno, creo que no estoy con gente grande, creo que el problema es mi... Bueno, pequeñez.
—¿Sales con alguien? — le gruñe su madre. —¡Qué relaciones públicas lograré con un hijo tan estúpido y terco! ¡Giulio!
—Ella está acompañándome.
—Yo quería ver que es lo que Evangeline toma. Sus preferencias. Y al parecer este es el único lugar en el que puedo encontrarla, ya sabe, por lo ocupados que son ustedes y esas cosas.  — le digo con estupidez.
Ella me lanza una mirada clara de "no te creo" pero se encoge ligeramente de hombros y nos guía dentro de la fiesta. Giulio me pone una enorme mano en la cintura con tanta fuerza que hace que dé dos pasos rápidos hacia adelante y casi me caiga. Le lanzo una fea mirada y él simplemente se vuelve color rosa, lo cual se ve cómico, ya que aún está hinchado. Seguimos a su madre dentro y nos sentamos en una mesa que dice "Bartoni - Poèsy, lo cual me recuerda a mi duro trabajo. Tengo que avanzar ya. ¿Qué estoy haciendo aquí sentada? Giulio me saca de mi ensoñacion cuando su enorme pie me da justo en el dedo meñique, empujando mi pie hacia afuera, lejos de su alcance.
—¡AY! — grito con fuerza.
Él se encoge de hombros y veo su rostro contraerse, aguantando una carcajada.
—Lo hiciste...! A propósito!
—Lo siento, pensé que era una silla y me molestaba que estuviera ahí porque no me dejaba estirar mis piernas.
—Idiota. — murmuro y levanto mi adolorido pie para sobarlo sobre mi rodilla.
—Ah, ahí viene Evie. Con ese su... Niño. — me dice Giulio pero al parecer no espera que le conteste.
Levanto mi mirada de mi pie y veo a Evangeline sonreírme ampliamente, sin importarle que esté con su futuro esposo. Eso me hace sentir bien, ya que a fin de cuentas, estoy violando mi propio código de organizadora de bodas. Giulio gruñe a mi lado cuando el acompañante de Evangeline la toma por la cintura. Siento un cosquilleo en el cuello que hace que mis vellos se ericen y mis mejillas se calienten. Incluso siento mi nariz dilatarse como un toro o algo así. No es porque Giulio este celoso de ella, lo cual obviamente significa que ama a Evangeline. No, lo que a mí me pasa es que estoy molesta con Evangeline por hacerle esto a Giulio. Por ponerlo así. Supongo que este es otro nivel de idiotez por mi parte. Tratar de proteger a Giulio de que se rompa el corazón. Pero logré entender bastante bien que es un matrimonio falso y sin esperanzas.
—Qué... Linda perra. — me dice molesto y se atraganta con su bebida.
Yo no contesto, simplemente lo observó en silencio, simplemente tratando de comprenderlo o leer sus pensamientos. Tomo un sorbo de mi bebida y observó a Evangeline venir hacia nosotros.
—¡Mary Anne! Qué sorpresa, me da gusto que vinieras. No recuerdo haberte mandado una invitación... Fue mi padre? Él tiene algo por ti desde que fuiste a ver mi propiedad.
Siento mi mandíbula apretarse inconscientemente. Sólo... Inconscientemente. Ella acaba de decir que es un gusto verme y luego dice que no recuerda darme invitación. Claro, está claro, tan claro como que Giulio tenga labios de puta en este momento. Ella no está realmente a gusto con que yo esté aquí. Y su mirada de "Maldita Perra" es muy obvia. Demasiado para mi gusto.
—Ah! No, yo venía por parte del trabajo. Giulio me encontró en la puerta y me invitó a su mesa. Pero si eso no te parece, Evangeline, está muy bien para mí poder irme. Los dejo a ustedes tres juntos disfrutar de la velada. Realmente es como que ya tengo que irme.
—En realidad, tú vienes conmigo... — comienza a decir Giulio pero Evangeline es bastante cortante y no lo escucha.
En vez de eso, me lanza una enorme sonrisa de gato de Cheshire y ríe.
—Ni te molestes! Estaba un poco molesta porque Giulio no me... Bueno, no me invitó a la fiesta. Nuestra fiesta. Ilógico, no? Bueno, quédate con Carl mientras.
Ella le lanza una sonrisa a su amigo o pareja y él me eleva ambas cejas de manera coqueta. Es guapo... Pero se me hace demasiado parecido a Jason.
—Mucho gusto, Mary Anne Korsakov. — extiendo mi mano profesionalmente mientras me pongo de pie, mi dedo meñique sufriendo un paro cardiaco.
Él eleva una ceja de nuevo y sonríe de lado, exactamente de la manera en la que Jason lo hacía. —Carl.
Me siento estúpida al decir todo mi nombre pero sonrío. Seguro, seguro, soy mayor que él, al igual que todos los amigos de Giulio y Evangeline.
Giulio me toma por la mano mientras me alejo poco a poco de él. Me doy la vuelta y lo veo, frunciéndole el ceño.
—Qué haces? Tú viniste conmigo, mujer. A dónde crees que vas?
—Perdón, sólo... Quédate con ella. Yo estaré alrededor.
—Pero es mi cumpleaños. Y yo decidí que serías mi pareja hoy.
—No. — le susurro. —Tú decidiste que era una buena segunda opción hoy en la mañana. Y no lo soy. No soy la buena segunda opción hoy.
Me frunce el ceño y me suelta. —No lo eres. Realmente quería que tú estuvieras conmigo hoy en un día tan... Significativo para mí.
Ahora me siento como la mierda.
—Lo siento.
Veo el rostro enojado de Evangeline y ni yo me entiendo al alejarme de Giulio. Debería lanzarle yo también una mirada enojada y quedarme como un buen compañero al lado de Giulio porque esto no está permitido. No puedo abandonarlo así. No puedo, porque... Porque si él me hiciera eso... Diablos, jamás volvería a hablarle. Giró mi rostro hacia su mesa y lo veo observando a Evangeline como si ella fuera su luz, como si ella fuera... Su vida. Y en ese momento, me doy cuenta que quizá arruine lo que nunca fue pero pudo haber sido. Y quizá... Quizá él no sea como yo y no me deje de hablar, pero yo no estuve a su lado, mostrándole que yo también puedo ser su vida. Su luz, su compañera. Me aleje de mi única opción aceptable de amor.
Pero... Me lo agradezco. Diablos, he superado un nuevo paso en mi carrera de organizadora de bodas. Aunque sea el más dulce de todos, el más guapo, el más grande, el más coqueto, el más Giulio, yo seguiré de pie y no abandonaré todo lo que tengo por algo que no puede llegar a ser ni en un millón de años. No puedo caer tan bajo como para tratar de quitárselo a alguien.

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Siento mi desaparición. En serio. Yo me sentía mal porque amo escribir y no podía, es como que uno tenga ganas de ir al baño y no pueda. Exactamente así.
Besos y feliz Navidad a todos,
Karen.

Soy la Organizadora de BodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora