10

757 55 9
                                    

10
—Esta bien esto para ti? — me pregunta Carl.
Asiento sin prestarle demasiada atención ya que aún sigo con la mirada perdida hacia el lugar en donde se encuentra la mesa de Giulio. Diablos, me siento estúpida estando en su fiesta sin estar con él y sin conocer a nadie aquí. Para mi sorpresa, cuando nos sentamos en la mesa de Carl, Johana me llama.
—Johana, que enorme gusto que me llames...
—Oh, no! Algo anda mal, qué te pasa? Por qué eres amable?
—Mm... Siempre soy amable, Johana.
Le lanzo una sonrisa a Carl que aparentemente dice "Cómo me molestan del trabajo..."
—Dime la verdad. Bueno, sabes qué? No me interesa. Me acaba de llamar Jill y dijo que está preocupada por su fiesta. Qué hago?
—Estas en la oficina, Johana? — le pregunto con voz seria.
—Mm... No... 
—¡Qué crees que...! ¿Por qué?
Una elegante mujer me lanza una mirada molesta por mi tono de voz. Lo siento, mujer, esto es serio.
Me levanto de la silla y una enorme mano se desliza por mi hombro y vuelve a sentarme. Mi teléfono se aleja de mis manos y levanto la mirada, molesta. Ahí está el hombre que hizo que mi corazón se congelara.
—Mary Anne. — murmura con una sonrisa bailando en sus labios.
Mi boca, por el contrario, se abre y me quedo como estúpida contemplándolo.
—¿Jason?
—¿Qué haces con mi hermano?
Me giro hacia Carl y él frunce el ceño, como reconociéndome al mismo tiempo que yo. Claro, era él el chiquillo que tanto me molestaba cuando llegaba a su casa.
—Mary, ven conmigo. Salgamos un rato al patio para ponernos al día.
Créeme, ni yo me entiendo cuando me levanto y me paro a su lado, dejándome llevar por sus suaves manos hacia el jardín. Nos sentamos en una banca y él me sonríe de lado, sus mejillas volviéndose rosadas, no sé si por el frío o por mi.
—Hola. — me dice.
—Hola. — le digo con voz temblorosa.
¿Qué estoy haciendo? Diablos, él es un hombre horrible, y aunque éramos jóvenes, todo fue demasiado para mí. Yo en verdad lo amaba. Y en verdad creí que un día estaríamos juntos en el altar. Mi sueño siempre fue vestir de blanco y cuando me engañó, ya nada tuvo sentido, ya todo era gris y sin razón. Por eso me dediqué a las bodas. No quería que ningún sueño de cualquier mujer se muriera y congelara, quería que... Quería que todo lo que ellas disfrutaban en su boda y matrimonio me pasara a mi.
Sus ojos azules se vuelven líquidos y apenados.
—Lo siento mucho.
—Olvídalo. — le digo con voz suplicante. No quiero oír esto.
—No, Mary, he pasado tanto tiempo queriendo decirte cuánto lo siento. No tienes ni idea. Diablos, esto esta matándome. — traga con dificultad. —Nunca me dejaste decir cuánto lo sentía. Ni me diste otra oportunidad. Sólo... Desapareciste.
Me rasco la cabeza, sintiendo una sensación extraña en el estomago, queriendo incluso vomitar. Su mano se acerca con lentitud a la mía y no la alejo. Simplemente lo dejo hacerlo. Porque soy estúpida. Él toma mi mano entre las suyas y le da un suave apretón.
—Por favor...
—Qué quieres? — le pregunto.
—Sólo quiero que salgas conmigo. Mañana.
—Estoy muy ocupada.
Me levanto, sintiéndome estúpida. Muy estúpida. ¿Qué pensaba mientras venía hacia acá con él? Comienzo a caminar lejos cuando él me toma por la mano y me da la vuelta. Está como que idiotizado.
—Mary...
—Qué?
Diablos, que me llame Mary me hace recordar cuando me besaba y abrazaba. Lo odio. Por eso, hago que todos me llamen Mary Anne. Cuál es el problema con gastar un poco más de saliva?
—No me dejes. Vamos a solucionar esto.
—Diablos, Jason, han pasado ¿cuantos años? ¿Cuatro? ¿Cinco?
—Y qué si todavía te amo?
Frunzo el ceño confundida.
—Tú dejaste de amarme desde hace más de cinco años. Por favor, esto es acoso o algo así.
Jason se acerca a mí como a la velocidad de la luz y planta sus labios en los míos con fuerza. Logro empujarlo y siento las lágrimas invadirme.
—Mary... Por favor, no me veas así. Soy yo, soy Jason.
—Eres un asco! Eres Jason y eres el mismo.
Madre mía, no puedo creer que haya hecho esto. ¿Cómo no siente vergüenza o por lo menos respeto por mi? ¿Que diablos le sucede? Hombre, él seguro sólo está siendo un puto y ya. Me doy la vuelta y él no vuelve a tomarme por la mano ni nada. Cuando me acerco a la entrada del jardín, diciéndome mil veces estúpida e idiota, veo a Giulio. Y hombre, su cara es como la de alguien que está dispuesto a matar. Dura, su mandíbula completamente apretada, sus ojos se ven como si pudieran ser pozos negros y su nariz es parecida a la de un toro. Diablos, él es tan... Macabro. Me quedo tiesa al verlo, ya que su mirada no es hacia nadie más que a mí. Sí. Esta viéndome a mi. Esta viéndome a mi con esos ojos tan furiosos. Y yo no puedo mover ni un músculo porque me da miedo su reacción. Entonces reacciono. Camino y pasó por su lado para entrar al evento pero su enorme mano cubre mi antebrazo y me detiene tan rápido como si yo fuera de trapo. Me jala hacia él y luego estoy viendo a Jason.
—Felicidades, hombre. — le dice y le da un fuerte manotazo en el hombro por lo cual Giulio ni se inmuta.
Su cara es como cemento. Y así de horrible también.
Jason no le hace caso, sólo me lanza una mirada penetrante y se va. Y Giulio se da la vuelta y está a punto de tomarlo por el hombro cuando aparece Evangeline y sonríe con ternura hacia Jason.
—Jason!
—Evie? Diablos, qué haces aquí? Cuánto tiempo!
Giulio se queda tieso y me lanza una mirada dura que me hace encoger como una niña regañada. Me suelta del brazo y se acerca a su novia y enrolla su brazo alrededor de su cintura. Y no puedo dejar de notar que está siendo posesivo. Decido que es mi momento de partir. Meto un mechón de cabello detrás de mi oreja, me acerco a Jason ya que él obstruye mi camino y él me lanza una mirada llena de vergüenza, remordimiento y susto. No lo entiendo.
—¿Cómo se conocieron? — ronronea Giulio cuando yo ya estoy a punto de mover a Jason para irme. —Quédate aquí, Mary Anne. — me gruñe.
Aprieto mis nalgas y me doy la vuelta tan tiesa que me avergüenzo. Él vuelve a lanzarme esa mirada infernal y yo jadeo buscando aire.
—Evie y yo éramos amigos de la universidad.
—Un lío, no éramos amigos, éramos como que más que eso. — le dice Evie a Giulio, viendo su rostro atentamente, buscando una reacción.
Y lamentó sentirme así cuando veo que lo obtiene. Giulio la aprieta más contra sí y besa su sien suavemente aunque un poco crudo. Mi estómago se revuelve y empujó a Jason para salir. Entonces todo se junta, incluyendo mis recuerdos, el rostro de Jason cuando iba a salir y el claro rostro de Evangeline sólo un poco más joven.
Continúo caminando sin importarme. Diablos, no seré humillada doble. Lo recuerdo todo perfectamente ahora. El tiempo y el dolor hicieron que lo olvidara pero no la sensación.
Es ella.
Es Evangeline la chica con la que Jason me engañó y por la cual me dejo ir.
Y el mundo es tan pequeño ya que el chico que me gusta está con la que mi ex novio me engaño y resulta que el chico que me gusta es amigo de mi ex novio y el chico que me gusta y la chica con la que mi ex novio me engaño se van a casar y son mis clientes. Jodido, no? Aunque también un poco confuso para entender.
Esa noche cuando me acuesto en mi cama no estoy rota y llorando. Oh no, estoy tranquila viendo el techo con un agujero negro en mi pecho. Mi teléfono no ha parado de sonar con llamadas de Johana pero esto no es tiempo de oficina. Me pongo a pensar en cómo puede tomarse Giulio mi comportamiento. No hice nada malo. El día de hoy no fue malo, simplemente puedo actuar como que nada pasó y ya porque no es como si lo hubiera tratado mal o hubiera dicho algo indebido. Esa tensión está sólo en mi cabeza y quizá en la suya. Bien podría decir que nada de esto paso. Quizá él ni siquiera sienta que haya pasado algo. Quizá ni le importo. Pero en ese momento viene la clara imagen de Giulio cuando me recibió después del beso en el jardín. Estaba furioso, sus ojos irradiaban rayos láser.

Soy la Organizadora de BodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora