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Una mañana como cualquier otra pero al fin y al cabo diferente. Había algo en mí que sonaba extraño. Tenía unas inmensas ansias de verla. Quería ver a la atractiva Señorita Parks con aquellos ojos color miel. No sabía qué era lo que quería de ella pero aun así era atractiva, eso era lo único que me gustaba. Como una de las miles de mujeres atractivas que había conocido. Ella no era nada especial. Solo una bonita cara... Pero... ¿Por qué estaba nervioso? ¿Lo estaba? No, por supuesto que no... eran ansias.

Llaman a la puerta. Me reacomodo en mi asiento, esperando que fuera ella. Había dejado algo a trazado mi trabajo de la mañana, simplemente porque no podía concentrarme lo suficiente. La puerta se abre. Entra Sally, mi asistente.

-Señor, quería comunicarle que Elena Parks se encuentra aquí.

-Muy bien – asiento – Hazla pasar, voy a tener una breve entrevista – Aquella última frase sonaba algo contradictoria porque no sabía si sería del todo cierto. Tomo un fuerte y largo trago de coñac.

Segundos después... Sally abre la puerta.

Elena se encontraba para justo delante de mí. Una vez más. No lucia demasiado diferente a la anterior entrevista, -tal vez por que pasaron dos semanas nada mas -; en fin, estaba parada justo en frente de mi despacho, apenas se había dado unos pasos para acercarse, parecía temeraria y tímida o tal vez quería dar una buena impresión con su jefe. Su atuendo era sencillo igual que la ultima vez, llevaba el cabello recogido en una trenza perfecta cuyo costados del cabello caían sobre sus mejillas y pese a eso llevaba un vestido lo bastante primaveral que me permitía pensar que lo había comprado en una feria barata junto con una especie de zapatos planos.

Mi mirada la recorre de arriba abajo, a pesar de lo que llevaba puesto me parecía atractiva – tal vez porque de chico me gustaban las chicas difíciles, o misteriosas. No lo sabía. En cierto modo no sabía qué clase de chica era – Mi mirada se detiene en sus ojos.

-Hola Señorita Parks – Le tiendo la mano. Ella responde sonriendo. –Tome asiento por favor – Sally sale y cierra la puerta detrás de nosotros. Me recuesto en mi asiento sin saber del todo en que hablar. La había elegido... En realidad no sabía por qué la había elegido una parte de mi se sentía atraída por la atracción física de Elena y aquella parte me impedía pensar en otra opción para el puesto, sentía que era la correcta, o tal vez solo quería verla una vez más. Sin duda había alterado el orden del destino.

-Bueno, te he llamado porque eres una de las posibles candidatas al puesto debido al porte de tus antecedentes laborales y a tu experiencia con los comercios – digo mientras leo su planilla – Asique te pondremos un mes a prueba para ver si estas lista para ocupar el puesto de jefa principal de las maquinarias.

Por más que trataba de sonreír y de ser amable se me hacía imposible. No era un hombre de sonreír. Era frio.

-¡Oh! De acuerdo, muchas gracias. – sonríe.

En ese instante no había nada más que decir, por más que quisiera. No sabía que.

-De acuerdo Elena, mi asistente Sally te llevara hacia las instituciones de la empresa y te explicara acerca de lo que tendrás que hacer.

Me levanto, acompañándola a la puerta. Ella me sigue.

-Ah y... Elena, para lo que necesite solo venga aquí – A pesar de que era un acto de gentileza o tal vez de coqueteo para agregar a alguien más a mi lista imaginaria de mujeres atractivas con las cuales he hecho lo mismo. No me salió lo suficiente, lo dije serio. Lo bastante serio como para parecer intimidante. En cierto modo, lo era.

-Gracias señor Hamilton.

Se va.

Una vez más comienzo a pensar en ella. Esta vez con más intensidad. La había convocado para una breve entrevista y había sido mucho más que breve, no sabía cómo tratarla, no la conocía, no sabía qué clase de chica era.

Me recuesto detrás de mi escritorio. Entonces agarro la planilla que tenia justo delante de mí.

Tenía que averiguar algo, algún que otro motivo para poder verla o entablar alguna conversación.

Solicitud de empleo para la empresa Hamilton.

Nombre: Elena Parks.

Edad: 23 años

Educación: Preparatoria completada.

Experiencia: Trabajos comerciales y económicos.

Domicilio: Florida Orlando.

Giro la hoja. No se hallaba más. Faltaban miles de datos acerca de ella y yo no los poseía. Llamo a mi asistente.

Había pasado el tiempo suficiente en el cual le había solicitado a mi asistente que averigüe todo acerca de ella. No porque me interesaba, o tal vez sí. Simplemente era por un asunto laboral.

Eso era algunas de las cosas que disfrutaba de ser un empresario millonario. Tenía los mejores empleados – tal vez por eso no quería cometer un error al elegir un empleado -. Al cabo de unos minutos tenía toda la información acerca de Elena Parks.

Me sorprende lo que encuentro.

Su expediente estaba limpio, pulcro diría yo. Aquella chica era tan solo una joven de veintitrés años la cual estudiaba en una prestigiosa universidad de medicina la cual había llegado hasta allí gracias a una beca producto de su alto promedio en la preparatoria. Era saludable y estudiosa. Eso me gustaba. Pero había algo que me gustaba más.

Situación sentimental: Soltera.

Sonrió.

Había tomado una decisión. 


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