Cuando el corazón manda...

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Ya había pasado casi media hora y aun no llegaba el bus, por mí mejor, tenía mucho mas tiempo para estar con él, hasta que recibió una llamada; era uno de sus amigos, preguntando si iba a regresar, obvio que dijo que sí, solo me acompañaba mientras llegaba mi bus.

Nos juntamos más y estubimos hablando un momento, al rato Javier se sentó en unas gradas junto a la parada y como me dolían los pies, lo seguí y me senté junto a él, bueno, no tan junto pero estaba bastante cerca, él se dió cuenta de eso y se movió hasta quedar muy pegado a mí.

Me sonreía como nunca, y de hecho yo hacía lo mismo, me sentía muy feliz y disfrutaba estar con él, siempre me hacía sentir segura y eso (entre otras cosas) me gustaba,era muy confortante saber que había alguien que se preocupaba por mí y atesoraba cada instante que pasaba junto a él.

Sin duda alguna a su lado me sentía totalmente llena, era una sensación increíble el poder mirarlo a los ojos y ver todo su interior, ver sus intenciones, ver su cariño y saber que no me miente, tenerle plena confianza. Todo eso era totalmente confortante, y mucho más viniendo de él, eso lo hacía aun mas especial.

Nos levantamos de la grada y se arrimó a un pilar que sostenía el techo de la parada, me paré frente a él e intercambiamos miradas, luego un par de palabras, despues sin saber cómo ni por qué mis labios terminaron en su mejiila. Resbalaron hasta llegar a la comisura de sus labios.

Ninguno de los dos dijo nada, ambos permanecíamos en silencio, sin siquiera vernos. Luego moví mi cabeza casi sin pensar y acerqué mas mis labios a los suyos, él por su lado hizo lo mismo, nos movíamos lentamente y de poco en poco, como si el tiempo se detuviese. Pude sentir como temblaban mis labios, escuchaba el fuerte y agitado latir de mi corazón e incluso podría decir que sentí su corazón tambien, latiendo a mil por segundo.

Los movimientos eran suaves y lentos, hasta que mis labios estubieron justo en medio de los suyos. No se en qué estaba pensando.

Lo besé, quiero decir nos besamos, él supo corresponder a ese beso tanto como yo. Ya estaba hecho, ambos habíamos caido y seguíamos haciéndolo a pesar de saber que estaba mal. Ninguno de los dos pudo parar.

Cómo explicar lo que sentí con ese beso? Fue mágico, por primera vez sentía esas famosas mariposas que tanto dicen que se sienten cuando se está enamorado. Sentí que alguien me quería en verdad. Fue en verdad dulce, tierno, suave... En fin, fue una mezcla de todo un nuevo mundo de sensaciones.

Empezando por sus labios, todo fue perfecto. Sus labios eran muy suaves, tenían un sabor bastante dulce, embriagante. Tenían la forma perfecta, la temperatura ideal. El color adecuado. En conjunto era todo perfecto, un "todo en uno", el combo completo.

Lo besé, lo besé y no podía parar, no quería parar. Le di todo mi cariño a travez de un solo beso, sabía que talvez nunca iba a repetirse algo así, entonces no debía desaprovecharlo, ya mañana tendría tiempo para pensar en lo que había hecho.

Despues de un momento ambos nos separamos. Inmediatamente puse mi cabeza en su pecho, él solo acariciaba mi cabello, escuchaba claramente su corazón y lo tenía abrazado por la cintura, a veces besaba mi cabello y me miraba con dulzura para luego sonreír.

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