Cuando el corazón manda...

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Mas de diez minutos pasamos en esa rutina, un beso, un abrazo, una caricia y una sonrisa

coqueta. Luego sentí que algo vibraba en su bolsillo, era su celular. Uno de sus amigos lo estaba llamando. Era lógico, ibamos casi una hora esperando el bus que no llegaba, hablaron un momento y colgó, me dijo que no se iría hasta que yo haya cogido el bus y esté camino a casa.

Enseguida de esto, vi que se acercaba un bus que no era el que debía coger, pero pasaba cerca de mi casa, así que me acerqué a despedirme. Primeramente pasó por mi cabeza la alocada idea de acercarme suavemente y darle un beso muy ligero en los labios, pero luego de pensarlo bien decidí que mejor no lo haría. En ese caso mi intención era la de darle un beso en la mejilla como siempre, pero él giró un poco su cara y me dio un suave beso en los labios, y me abrazó fuertemente.

No se si era por lo que había acabado de pasar pero estaba completamente feliz, sentía que me quería tanto como yo a él, parece que mi amor era verdadermante correspondido, y de la persona de la que menos habría esperado nunca, no podía pensar en que estaba mal en esos momentos, lo hecho, hecho está, ya de nada me sirve lamentarme por eso. Aunque nunca lamentaré haber hecho lo que hice, porque de todos modos eso era lo que quería.

Correspondí a su tierno abrazo y lentamente lo solté, no quería dejarlo ir, pero si no lo hacía llegaría mas tarde a casa y me metería en serios problemas. Nos alejamos y me subí al bus, desde la ventana lo miraba y me sonrió, hizo un gesto con su mano en señal de despedida. Le respondí con la misma sonrisa y el bus se alejó del lugar donde se encontraba Javier.

Irónicamente, todos los días pasaba por el mismo lugar para irme al colegio. Era como si el mundo no quisiera que me olvide de eso nunca, como si quisieran que lo recuerde a diario, en especial porque dentro de un par de semanas él tendría que viajar y no lo vería en algunos meses, tres para ser exacta. Cada día mientras vaya de viaje al colegio recordaría ese beso tan prohibido, tan lleno de todo y a la vez de nada, tan mágico, tan único. Obviamente nunca lo olvidaría, para mí eso fue muy especial, y quedaría por siempre en mi memoria.

A pesar de todo él me hizo sentir amada y correspondida como no me había sentido en algun tiempo, y eso lo hacía incomparable con el resto, en menos de un minuto me logró completar mas de lo que yo misma intenté por varios meses.

De camino a casa iba pensando y repasando en mi cabeza todo el día que hasta hoy había sido el mejor día de mi vida, la forma en que desde el principio Javier me trataba, el día entero en sí había sido perfecto, nada me arruinaría lo que restaba de la noche. Entre tantos pensamientos me perdí y cuando me dí cuenta ya estaba en mi parada así que me levanté y bajé del bus.

Tenía que bajar caminando hasta mi casa y tenía al menos diez minutos para seguir pensando hasta llegar a casa, estando ya cerca de llegar recordé que mi ropa olía muy fuerte a bar, ya saben ese típico olor a cerveza y tabaco, a pesar de que yo no había tomado absolutamente nada ya que Javier no me dejó.

Enseguida saqué mi celular y llamé a Johanna, como vivía junto a mi casa era la opción perfecta para que me suba algo de perfume, un saco limpio y de paso bajar comiendo. A los diez minutos ya estaba arriba de mi casa con un pequeño frasco de perfume, un saco azul a rayas. Me había hecho un favor así que tenía que agradecerle y la invité a comer algo cerca de allí.

Comimos y bajamos, le conté todo lo que había hecho, todo excepto por el beso, quiero decir los besos. Estaba esperando a que mi mami llegara para entrar a mi casa y de repente mi celular empezó a sonar; era un mensaje de Javier:

-"Q tal xikita, llegast bn? :)"_ no dudé en responderle, de todos modos se había molestado en preguntar y preocuparse por mí, hubiese sido muy descortéz no responderle.

-"Claro q si mi niño, y tu q tal, ya stas n casa o sigus n l baile?" _apenas acabé de enviar ese mensaje mi mami llegó y pude entrar.

-"Acabo d llegar a mi casita, preciosa, m alegro q stes bn, t cuids besos bye"- a pesar de todo él era muy dulce. No tenía mas mensajes así que no le respondí y solo le mandé una solicitud de llamada en señal de haberlo leído, él entenderá.

Estaba sentada en el comedor, sola. Me gustaba pasar tiempo sola, a veces mamá pensaba que estaba triste pero no era así, a veces solo necesitaba pensar así que me dejaba estar a solas. Pensé mucho acerca de este día tan extraño y especial, de seguro nunca lo olvidaría.

Me sentía extraña: estaba feliz, triste, confundida... No sabía que sentir en ese momento. Tenía tantas ganas de llorar, llorar incontrolablemente porque a pesar de todo, él y yo nuca podríamos legar a estar juntos y eso me dolía inmensamente. Estaba felíz ya que a pesar del tiempo él me demostró que sentía algo por mí, sabía que mi amor no fue en vano y era correspondido. Mis sentimientos se estaban mezclando y me estaba ahogando con todo eso dentro, debía sacarme esos pensamientos de la cabeza antes de hacerme mas daño.

Sin darme cuenta un par de horas habían pasado ya desde que me fui a sentar allí, sola en el comedor. Seguía confundida y un par de lágrimas habían rodado por mis mejillas. Tenía algo de sueño y subí enseguida a ponerme algo mas cómodo para dormir. Sentada en mi cama ví que mi mami se acercaba a mi cuarto, se sentó junto a mí y comenzó a hablar:

- Qué tal te fue?- dijo mientras una sonrisa iluminaba su rostro.

- Muy bien mami- fue lo único que le pude responder. Odiaba tener que mentirle a mi mami porque mas que madre ella era mi amiga,confiaba mucho en ella y me dolía mas a mí cuando le mentía. Pero no podía contarle lo que había pasado entre Javier y yo. Eso no lo podía saber nadie.

Mi mami salió del cuarto para que me acomode mejor. Una vez con la pijama puesta me acosté en mi cama y miraba el techo, al principio muy distraída, luego el sueño me ganaba de a poco y sin notarlo un par de horas despues ya estaba dormida.

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