Cuando el corazón manda...

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Dos semanas habían pasado despues de aquel día tan especial, esa mañana había dormido de maravilla así que desperté y corrí a bañarme, estaba en época de vacaciones pero no me gustaba dormir hasta muy tarde, y lo mejor que podía hacer era tomar un largo baño para despejar mi mente.

Mientras me bañaba escuché que mi madre entraba al baño para cepillar sus dientes, despues sonó su celular; era mi padre. Un par de minutos despues escuché un grito dirigido hacia mí, mi madre que pedía que me apure bañando. Esa tarde iríamos a hacerle una visita al tío Carlos, y de paso hablarían hacerca de unos planes que habían hecho hace tiempo.

Salí del baño y me puse algo sencillo: un jean negro (muy típico en mí), una camiseta azul, y zapatillas, no me gustaba arreglarme mucho y con eso me sentía cómoda para lo que fuera. Al rato llegó mi papi, como siempre apurado y gritando para que saliéramos rápido, para variar había llegado a retirarnos mas tarde de la hora indicada y trataba de recuperar el tiempo perdido haciéndonos apurar y conduciendo a toda velocidad.

Una vez que estubimos en camino me acomodé bien en el asiento trasero, me puse los audífonos y le subí todo el volumen a mí música. Desde atrás solo observaba todo moverse a gran velocidad mientras mi hermana se acomodaba en mis piernas, a ratose cerraba los ojos y pensaba en como reaccionaría al ver de nuevo a Javier. Se que no podré mirarlo a la cara, o que tal vez él no quiera verme, y lo entiendo porque se debe sentir tan mal como yo, de hecho no me siento mal, es mas bien algo así como avergonzada, y no podría verlo de frente, no despues de lo que pasó entre los dos esa tarde.

Creo que masomenos despues de una media hora llegamos. Mis padres bajaron del auto enseguida, y me quedé con mi hermana hasta que esta se levantó y tambien salió, no podía pasar toda la tarde metida ahí, así que salí y me dirigí directo a la sala de mis tíos donde sabía que estarían todos reunidos.

Entré y los saludé a todos. "Hasta ahora todo bien"- pensaba.

Me senté en un sillón con Sebas y estubimos hablando durante un largo rato. De repente la puerta se abrió y entró Javier, los miró a todos y se quedó mirandome a mí mientras saludaba a todos, una vez que estubo a punto de saludarme se detuvo, me levantó del sillón deun solo tirón y me abrazó, luego me dio uno de sus tan famosos besos en la mejilla que duran milésimas de segundos mas que los besos normales ahí, en frente de todos.

"A los tiempos que te dejas ver chiquita"- dijo mientras me abrazaba. Me quedé helada, no sabía que respinderle y mi rostro era mas de susto que de gusto, él continuó hablando- "al parecer a ti no te dio tanto gusto verme verdad"- volvió a decir cuando me soltó y vió mi cara.

"N..o..no, no es eso, es que yo creí que..."- puso su dedo sobre mis labios. "no me inventes excusas raras"- dijo en un tono entre serio y burlón, sabía que solo estaba jugando así que solo le sonreí tratando de parecer tranquila.

Fue lo único que nos dijimos porque mi tía nos llamó a la mesa. El almuerzo estaba servido y todos ya estaban sentados, solo faltabamos nosotros. Llegamos y nos sentamos juntos en los dos asientos vacíos que sobraban, comimos en silencio y casi ni nos regresábamos a ver, creí que estaría raro conmigo pero no; estaba totalmente normal e incluso un poco mas cariñoso diría yo.

Cuando terminé de comer me fui a sentar en la sala y todos vinieron atrás de mi, mis papis y mis tíos estaban conversando muy amenamente, Javier y Sebas se sentaron junto a mí y yo me acosté apoyando mi cabeza en las piernas de Sebas mientras él acariciaba suavemente mi cabello; era como un ritual. Siempre hacíamos lo mismo despues de comer, luego él se levantó a hablar con mi tío.

Escuché muy vagamente que hablaban acerca de las vacaciones. Mis papis habían estado planeando algo hace tiempo y se lo habían contado a mis tíos, todos estaban planificando un paseo a la playa. Amaba ir a la playa cada año, el ambiente relajado de ahí me gustaba mucho y ya me hacía falta algo de calor. Mi papi me llamó y preguntó si quería ir, obvio que dije que sí, entonces se levantó y les dijo a todos-" Está decidido, la próxima semana salimos directo a la playa, un fin de semana allá nos vendría bien a todos."

Dicho esto comenzaron con la planificación de todos lo detalles.

Iríamos en la furgoneta del tío Carlos, tenía espacio para doce personas y era suficiente para nosotros.

Pero que haría yo todo un fin de semana con Javier, viajando en el mismo auto, durmiendo en el mismo hotel, yendo a los mismos lugares y sin conocer a nadie mas a parte de ellos? Definitivamente me sentía extraña pensando en todo eso, mi cabeza daba miles de vueltas solo de pensar en lo que podría pasar si se me suelta un poco la lengua o actúo de forma rara delante de los demás. En que gran lío estaba metida!

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