Cuando el corazón manda...

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Al fin! Despues de seis tormentosas horas de camino, de las cuales cuatro pasé sin sentir mi pierna ya que mi hermana venía acostada sobre ésta. Llegamos. El sonido de las olas, la arena, el olor a sal y mariscos, todo era perfecto. Había valido la pena tanto viaje.

Entramos a un local a la orilla del mar, buscamos una mesa grande y se acomodaron, tardé un poco en entrar y me senté junto a Sebas, despues entró Javier y como no habían mas puestos se sentó junto a mí. Así es, había quedado en medio de ambos. No podía moverme a otro lugar porque no había y me quedé atrapada ahí, ademas tenía hambre. Todos hicieron su pedido y al instante su comida estaba en la mesa, solo faltaba lo mío, Javier se dio cuenta de eso y entró a la cocina del local a reclamarlo. Fue tan lindo, estaba muy pendiente de mí y me cuidaba de todo, se estaba portando tan cariñoso y gracias a eso pude comer tranquilamente.

Terminamos y quisimos entrar a bañarnos al mar, pero no nos dejaron porque aun era muy temprano y el agua estaba fría. Me acerqué a sentir el agua y sentí a alguien que me abrazó por detras, era Javier. Me agaché para meter mi mano al agua pero él me detuvo un momento, e hicimos un trato, ambos meteríamos la mano al mismo tiempo, en ese momento me cogió de la mano, teníamos entrelazadas nuestras manos y así las metimos al agua. Fue especial porque en ese momento estabamos totalmente solos y el agua brillaba con el reflejo del sol que recién salía. Luego llegó una fuerte ola que nos mojó los zapatos y lo arruinó todo.

Regresamos al auto y todos estaban cambiados de ropa; puestos trajes de baño y dispuestos a entrar al mar, solo faltabamos él y yo, entonces recordé que no llevaba puesto mi traje de baño. Para él era fácil, solo debía ponerse unas bermudas y listo, pero yo no. Ví que se sacó el delgado saco que tenía, luego la camiseta, se veía tan bien sin camiseta, tenía que aguantarme las ganas de verlo, luego se sacó el pantalón, tenía unas bermudas rojas por debajo. Me miró y me dijo-" Nos vamos ya?"

Tube que esperar a que todos se fueran y cambiarme en el auto, como siempre Javier me esperó hasta que esté lista. Fue realmente incómodo cambiarme dentro de esa estrecha furgoneta pero lo logré. A penas salí Javier me tomó por el brazo y me llevó prácticamente arrastrando al mar que aun se sentía frío.

Una vez que estubimos en la orilla corrió hacia el agua y tube que correr detrás de él para no quedarme sola, estubimos por donde el agua me cubría casi por completo a excepción de la cabeza. Al darse cuenta de esto Sebas y Javier me tomaron cada uno de la mano para evitar que me ahogue, lo especial de esto fue que Javier entrelazó su mano con la mía y no me soltaba por nada del mundo. Así estubimos hasta el momento de salir a almorzar, aun en el agua caminaba junto a mí y durante unos minutos soltó mi mano y pasó su brazo por mi cintura quedando casi abrazados mientras el agua nos mojaba por completo.

A ratos regresaba a mirarme y lentamente sonreía sin dejar de verme a los ojos. Incluso tenía una manera muy especial de verme o hablarme, siempre que quería dirigirse a mi su voz se suavizaba, sonaba muy dulce y tranquila, a veces incluso intentaba hacerme reír. Era muy lindo pensar que sin importar nada me demostraba su cariño con sutiles cambios en su voz, su mirada, a veces hasta su forma sonreir. Parecía como si cada segundo que pasaba con él hiciera que me enamore mas.

Todo el resto del día fue totalmente increíble, no solo por la delicia del clima y el agua sino tambien por lo agradable de la companía que me brindaban los muchachos, anduve con ellos todo el día, como siempre yo en medio de ambos.

Despues de almorzar subimos de nuevo a la furgoneta, ibamos a una playa que estaba a una hora de ahí ya que en esta no había hoteles. Esta vez iría conduciendo Sebas, y mi tía y yo fuimos adelante, junto a él. A los veinte minutos ya no escuchabamos hablar a nadie, todos estaban dormidos y prácticamente uno sobre el otro, sentí algo que golpeaba mi cabello que estaba recogido, volteé a ver que era y me encontré con Javier. Estaba dormido y se veía muy tierno, tenía cara como de niño y las mejillas rosadas debido al calor que hacía, su cabello aún chorreaba agua por debajo de la gorra que llevaba puesto, estaba sin camiseta y tenía los brazos cruzados sobre su pecho. Realmente estaba lindisimo, o al menos para mí.

Me dí cuenta de que solo Sebas y yo estabamos despiertos ese momento, y por su cara él tenía sueño; y yo tambien pero no podía dejarlo dormir así que haciendo un esfuerzo sobrehumano me mantuve despierta conversando; ahí Sebas me contó que en un par de semanas Javier tendría que regresar a la cuidad donde estaba estudiando y que regresaba despues de tres o cuatro meses, masomenos para Navidad, pero luego se iba de nuevo. Me sentí bastante triste ya que ese vaivén duraría casi dos años mas así que para distraernos hablamos acerca de mil cosas mas para mantenernos despiertos hasta cuando llegamos a un hotel. Casi una hora de camino y yo sin haber dormido nada desde el día anterior.

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