Fama fausta

61 13 7
                                    


Fausto sabía que su destino era ser reconocido. Siempre supo que, algún día, su rostro encabezaría portadas de revistas y periódicos. Adivinaba que su imagen navegaría por la pantalla de televisión una y otra vez. Estaba seguro que su nombre figuraría en todas las conversaciones. Presentía que él, sería asediado para ser entrevistado. Cada que declaraba esto a algún conocido era tildado de loco.

Su presagio lo ha alcanzado. Fuera de su casa ya están apostadas cientos de cámaras televisivas esperando que salga. Los fotógrafos tienen ya dispuestos los flashes que capten el momento en que ponga un pie fuera. Reporteros arremolinados en enjambre, disputándose el privilegio de ser los primeros en tomar nota de sus palabras. Sus vecinos y todos los que lo llamaban loco, tal como lo imaginó, con el hocico babeando incredulidad.

Resplandeciente, asoma esa sonrisa que tantas veces ensayó frente al espejo. Todos se aglomeran a su paso impidiéndole avanzar. Su andar es lento. Su cara traspira orgullo. Fausto quisiera levantar las manos en señal de triunfo y a modo de saludo, pero dos detalles se lo impiden: la custodia de un par de agentes... y sus manos ensangrentadas, esposadas tras la espalda.


Historias e histerias (en retazos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora