Carta de un loco (al Chapo Guzmán)

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Preso estaba; estoy

Fugitivo está; aspiro

Cautivo Loera; lo soy

Libre es; respiro

Estimado Señor Topo:

Le pido de la manera más atenta, me instruya en el arte del escapismo. Provéame de su conocimiento ¡Oh, Topo amigo! Adiéstreme a cavar con el sigilo y audacia que a usted caracteriza. Enséñeme sus trucos para poder evadirme, como usted lo hizo, sin dejar rastro y escapar de las circunstancias que ahora me aquejan. Compártame su sapiencia en la fuga consciente de la aterradora cárcel del sino. Ayúdeme a liberarme del perpetuo castigo que purgo ¡Oh, Consumado Cavador De Túneles!

Me supongo que usted, que vivió resguardado en contra de su voluntad, en tan fría, húmeda y nauseabunda prisión, comprenderá la compleja situación en la que me encuentro y que ya mismo le describiré:

En primera; déjeme decirle que al contrario de la suya, mi mazmorra es más bien confortable: iluminada con un juego de preciosos faros halógenos, con tibias paredes cutáneas pintadas de canela, embellecida por unas lindísimas cortinas que penden de sus párpados, coronada con finas y elegantes telas capilares que ensombrecen mi rostro en la intimidad. En fin, el caso es que deseo con todo ímpetu fugarme:

De Ella, la más bella, la de anchas caderas que han sido mi condena;

La del beso furtivo, Ella... fruto prohibido;

La de boca algodonada, la de curvas pronunciadas;

De Ella, sal y arena, del mar, regia nereida.

En segunda; le diré que mi caso es extraordinario y requiere de la asesoría de un profesional como usted ¡Oh, Erudita Entidad Reptadora! Me he enterado, como todo mundo, de su heroica y más reciente evasión, por eso recurro a usted que, una vez más, de su esclavitud se ha liberado ¡Oh, Soberano Gusano!

Le decía que mi caso es extremo: fíjese que aparte de la hermosa celda que ya le he descrito, hay una segunda donde me tienen incomunicado. ¿El motivo? me dicen que aquella barrera que me contiene, y de la cual ya le he hablado, no existe. Que Ella, la más bella, es una alteración en mi cabeza, que es producto de mi imaginación, que tanto daño me causó, que he distorsionado mi realidad.

Con esfuerzos enormes me he logrado sacar esta forzuda camisa que me abraza (y me abrasa) con sus contundentes extremidades (me la aferran dizque para que no le haga daño a nadie o a mí mismo) y me he agenciado un bolígrafo para poder extenderle mi más profunda admiración y solicitarle su invaluable ayuda ¡Oh, Sofisticado Hacedor De Túneles!

Los párpados pesan, pero ya me acostumbre, es por culpa de tanta fregada pastilla que me suministran. Me han descubierto escribiéndole ¡Oh, Todopoderoso Rey Rastrero!, se burlan de mí. Dicen que estoy más loco que nunca. Que usted ni me conoce, ni me entrenará, ni mucho menos recibirá mi carta. Pero los muy estúpidos no saben que usaré a sus aliados subterráneos para hacerle llegar esta misiva. Además, ellos que van a saber si también son presos, viven con grilletes amordazándoles los ojos y la mente. Yo los he visto; lucen como sedados, ausentes, abstraídos. Si los viera ¡Oh, Majestuosa Criatura Subterránea!, se sorprendería de verles hipnotizados frente a un rectángulo luminoso. Quién sabe qué tanta cosa les platicará porque a veces ríen, otras se enfurecen e incluso los he visto enjugándose alguna lágrima. En otras ocasiones se quedan inmóviles, mirando a la nada rectangular sin parpadear, como si un mando mágico los hubiera puesto en pausa. Pero la cosa no para ahí; su obsesión llega a tal grado que tienen siempre a la mano uno de esos rectángulos luminosos pero de menor tamaño. Yo los he visto; lo acarician como para que les diga lo que quieren escuchar; deslizan sus dedos obscenamente sobre su superficie y, al parecer, cuando no obtienen la respuesta deseada lo toman entre sus manos; se me figura que lo quieren ahorcar y empiezan a piquetearlo con las yemas de los dedos. Yo creo que es una especie de oráculo al que consultan constantemente. ¡Ja! los que dan consulta requieren de miles al día...pero es a mí a quien señalan de padecer de sus facultades mentales.

Me llaman loco porque anhelo desprenderme de Ella, la más bella. La que a sus ojos es una invención, la que dicen que es una anomalía mental que extirparán con electroshocks. Y por esa causa, le pido que me auxilie con premura para liberarme ¡Oh, Ponderada Uña Cavadora!, ya no de Ella, la más bella, sino de estos ojetes que me la quieren quitar. Me la quieren robar, seducirla, hacerla suya por la fuerza. Yo los he visto; cuando de Ella, la más bella, les hablo, sus ojos se desorbitan y brillan con lujuria, ¡hijos de la chingada! pero Ella, la más bella, sólo es mía y de nadie más y, desde luego, no lo permitiré.

Sé que usted me responderá afirmativamente; usted que fue hecho prisionero injustamente, por brindar consuelo a la muchedumbre ávida de sus polvos mágicos y sus hierbas sanadoras, ¡Oh, Benefactora Zarpa Afilada! No dudo, se solidarizará con un cautivo como usted mismo lo fue. Espero sus instrucciones, las cuales seguiré punto por punto sin excepción.

Me despido con una gráfica inclinación a modo de reverencia ¡Oh, Señor De Los Túneles! ¡Eminencia Bajo Tierra! ¡El De Garras Como Palas! ¡Entrañable Amigo Topo!

Pd: Me complace informarle que en un arrebato de previsión he dejado crecer mis uñas, 1.5 meses ha.


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