Caliente

26 7 9
                                    


No le bastó con treparse toda la noche, negándose a dejarme dormir. Y yo que pensaba que con esta noche de asedio había sido suficiente. Pero no, ahí va de vuelta. Su calor me ha agarrado por sorpresa despertándome. Siento su cachondez recorriendo mis piernas. Sube por los muslos, alcanza mi entrepierna. Continúa por el abdomen, llega al pecho. Me llena la cara con su endemoniado ardor. En otras circunstancias no habría problema, con gusto me quedaría en la cama por ella. Hay tantas cosas por hacer... ¡y esta puta fiebre que no cede!

Historias e histerias (en retazos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora