Capítulo 2

97 9 0
                                    

Llegué a casa con la esperanza de que ya se le haya bajado un poco el mal humor, pero bueno dicen que la esperanza es lo último que se pierde por muy obvia que veas una cosa. Abrí la puerta despacito, lo encontré en la cocina:
-Mira que estoy comiendo por tu irresponsabilidad de esposa- dijo mostrando el bocadillo de mortadela que estaba comiendo
-Es comida también
-Basura no comida, hazme algo de comer mientras me doy una ducha
-Está bien
Alimenté a mi hijo, le deje en la cuna y fui a la cocina. Preparé algo rápido y lo deje en la mesa, mientras encendía la televisión poniendo las noticias. En lo que me senté en el sofá él salió de la ducha a comer. Justamente salió la periodista informando de otra mujer muerta a manos de su marido. Karim me miró y dijo entre carcajadas -Eso te acabará pasando a ti también jajaja. No le respondí y cambié de canal.
Entre a mi cuarto y me tumbe en la cama. Respire hondo y volví a llorar por aquella vida que llevaba. Me vino a la cabeza la mujer que encontré en el parque. Me inspiraba confianza y me gustaría haberme desahogado con ella, ya que con mi madre no podía.
-In sha Allah la vuelva a encontrar mañana- pensé en alto.
Al día siguiente acudí al mismo parque, me senté en el mismo banco y esperé a que la señora volviese al mismo lugar. Espere dos horas, pero nada... Me sentía más triste de lo que solía estar, quizás no la vuelva a ver. Me puse de pie dispuesta a regresar a casa y alguien me hablo:
-¡Salam alaikom! ¿ya te vas?- exclamó y preguntó con tanta felicidad la señora a la que esperaba.
-3alikom salam, te estaba esperando pero como no llegabas me iba a ir...- dije muy contenta
-Jajaj no tengo una hora fija para salir, pero bueno siéntate ya estoy aquí
Nos sentamos, y empezamos a conversar, su manera de hablar, como pensaba, me encantaba esa mujer. Quise sacar el tema ''maridos difíciles'' y me costó un poco hasta conseguirlo.
-¿Sabes de alguna mujer que la haya pasado mal con su marido? Me refiero... al maltrato-Khadija suspiró y miró al cielo, al amplio cielo azul. Levantó sus manos hacia él y pidió a Allah:
-Ya Allah libera a todas aquellas mujeres que están en manos de un poco hombre, ya rab apiádate de ellas- inconscientemente una lágrima rodó por mis mejillas y siguió - Yo, yo soy una mujer que fue maltratada por muchos años de su vida, humillada, golpeada hasta quedar inconsciente ¿Sabes que me mantenía viva? Mis dos pequeños, eran tan pequeños e indefensos. Siempre pensé que si me divorciaba con mis pocos estudios, mi cultura y mi hijab no iba a poder mantenerlos. Por ellos aguante tanto, por ellos aguante hasta golpes de la que se suponía que era mi suegra. No me quejaba, no hablaba. Llegue hasta el punto de ya no llorar. Hasta que un día después de llevar a mis hijos al colegio, fui a buscar trabajo me pregunté ¿Por qué no intentarlo?. Ese día jure salir de esa situación, fui de casa en casa ofreciendo servicios de limpieza, pues no estudie y no sabía más que limpiar y cocinar. Me rechazaron hasta el cansancio, unos me miraban a la cabeza, otros ponían cara de asco. Hasta que Allah puso enfrente mía una casa tan grande que parecía una mansión. Entré y me recibió una mujer un tanto mayor, pero muy bonita. Su bondad se refleja en su sonrisa tan brillante. Hablé con ella, y sin pensárselo me dijo que justo buscaba a alguien que la ayuda. Sin condiciones me abrió las puertas de su casa. Recogí a mis hijos y llegue a casa con fuerza, con la frente en alto pues ahí supe que Allah estaba de mi lado y que nunca estaría sola. Me enfrente a mi marido, luche por el futuro de mis hijos. Mereció la pena ¿sabes? Gracias a aquel sacrificio mi hijo Muhammad estudió su carrera, y gracias a Allah está felizmente trabajando en lo que le gusta. Y Sana la que siempre seguirá siendo mi princesa también terminó sus estudios y está trabajando. Vivo con ellos, y no sabes lo feliz que somos los tres. Ojala todas tengan el mismo valor que he tenido yo. Hay que luchar por nuestra felicidad, no debemos conformarnos con tan poco. Sal de esa situación eres muy joven, y supongo que tu a diferencia mia si has estudiado, no seas tonta. Allah esta con nosotras y nada es imposible con la gracia de Allah sub7an wata3ala. Se fuerte y lucha, lucha por tu hijo. No te animo a divorciarte, pero si tan mal te trata no lo aguantes mas. No va a cambiar.- dijo con mucho coraje y fuerza, si fuerza que me trasmitió hasta el fondo de mi alma. Fuerza que pondré en práctica para salir adelante.
-Voy a luchar, aunque sea por el futuro de mi hijo- dije con los ojos llenos de lágrimas.
-Si necesitas ayuda yo estoy aquí para ayudarte. Con lo que sea, no temas nada Allah está contigo- dijo pasando su mano por mi espalda.
-Mañana mismo busco trabajo, no voy a dejar que pase ningún día más.
-Vivo en aquella calle, el portal 8 2D si necesitas algo ven a mi casa.
-Gracias, era ese empujón que necesitaba. Mi madre no me apoya en esto y encima dice que si me maltrata es porque algo le haré.
-No le hagas caso a la tonta de tu madre, ninguna excusa es válida para pegarle a una mujer.
Nos despedimos con dos besos y un gran abrazo. Me fui a casa, con aquella fuerza que me transmitió Khadija. Nada más llegar se noto que estaba en casa, como no Karim alzó su voz desde el salón reclamando comida. Estaba muy enfadado:
-¡¡¡¡¡Donde diablos te metes!!!!!!!!!!- gritó agarrándome del cuello, mis manos estaban puestas sobre las suyas, me cortaba la respiración pensé oh no... Ya está este es mi final. Mientras el seguía gritando yo pensaba en esas milésimas de segundos que mi vida se iba a ir en un abrir y cerrar de ojos, pero Khadija hablo en mi cabeza ¡Se fuerte lucha por tu felicidad! Ahí fue cuando flexiono la rodilla y con mucha fuerza le di en la entrepierna. Dolorido cayó al suelo.
-¡Nunca más volverás a ponerme una mano encima desgraciado! Tengo a Allah y él será mi fuerza- grité hasta que se desgarro mi garganta mientras le di un par de patadas en lo que él se encontraba en el suelo.
-¡¡¡¡Me las vas apagar puta!!!!- dijo entre gemidos de dolor.
-A ver como, como te acerques a mí, llamó a la policía, estoy hasta las narices de ti. Me das asco, ASCO- dije mientras cogía mi móvil y me encerré en mi cuarto con mi hijo.

Continuará...

SUEÑOS VENDADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora