Capítulo 13

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Pasaron unos días y después de darle tantas vueltas al tema de casarme con Salim acabe aceptando, después de todo él me demuestra que sí quiere estar conmigo. Tenía miedo de lo que pueda pasar, de que salga como mi primer matrimonio. Tenía miedo de mis padres, de arrepentirme... Pero todo se desvanecía cuando pensaba en mi hijo, necesita un padre aunque obviamente sabía que no es su padre biológico, lo tendría ahí para lo que necesite. Me daba miedo también que todo esto lo estuviese haciendo únicamente por Nassir, tanto miedo que llame a Salim y le dije que aceptaba sin pensárselo dos veces. Dejándole claro que hasta que no hablase con mis padres no podríamos hacer nada, no era nada oficial pero le di mi palabra. No tenía fecha prevista para viajar a Madrid pero solo esperaba a que Khadija se recupere de su profunda depresión.
Fui a ver a Khadija y justamente me encontré en el portal a Mohamed, era una oportunidad perfecta para informarle de que me iba a casar:
-Salamo 3likom- dijo sin intención de pararse
-3alikom salam, Mohamed espera- dije agarrándolo del brazo
-Dime- dijo firmemente mientras acomodaba sus manos en los bolsillos
-Quería...- respire profundamente ¿Por qué diablos me costaba tanto decir lo que tenía que decir?- Yo... quería informarte de que...- proseguí mirando al suelo, su mirada me intimidaba, sus ojos se mantenía fijos en mí.
-No tengo todo el día, si te importaría acabar rápido tengo cosas que hacer- refunfuñó
-Me caso- pude decir levantando la mirada hacia la de él. Se quedó quieto, dejó de parpadear , trago saliva y suspiró fuertemente.
-Me alegro por ti, que seas muy feliz Fátima- dijo con la voz cortante y saliendo nada más terminar de decirlo sin darme tiempo a responderle nada.
-¡Mohamed espera! ¡Espera!- no hizo caso omiso de mi llamado.
Me hizo sentir mal, o quizás me sentí mal por mi propia cuenta. No sé porque pero no me gusto lo que dijo, no creo que no era lo que esperaba escuchar. No quería decirle nada a Khadija de aquello así que preferí reservarlo para otra ocasión.
Recuerdo que pasaron varios días desde la última vez que hable con Mohamed, no recuerdo exactamente cuántos. Ese día fui como siempre a casa de ellos y nadie me abría, cosa que me pareció rara ya que Khadija no solía salir de casa. Espere durante cinco minutos y llame a Mohamed:
-¿Si?
-Mohamed soy Fatima, estoy en vuestro portal y nadie me abre ¿Dónde está tu madre?
-Estamos en el hospital, mi madre no está bien.
-¿Cómo? ¿En qué hospital voy para allá?
-Al que acude para sus citas.
Tomé camino y fui a coger el metro, en cuanto llegué pregunté en información por ella y me dieron el número de habitación en la que se encontraba.
-Salamo 3likom ¿Cómo está?- pregunté susurrando ya que Khadija estaba dormida.
-Muy mal, está demasiado débil apenas puede mantenerse en pie- dijo casi tartamudeando mientras miraba a su madre.
-Pero... ¿Qué dicen los médicos?- dije aparcando el carrito en una esquina ya que Nassir se quedó dormido.
-No dicen nada, falta de vitaminas, nutrientes... Es lo que tienen las depresiones ¿no?
-Se recuperará verdad, no es nada grave ¿no?
-Según los médicos, con un poco de esfuerzo saldrá de esta. Pero nunca se sabe... Nunca he visto a mi madre en este estado. No la reconozco Fátima, es como si ya no estuviera aquí, su alma, su esencia ya no la siento aquí- sus palabras eran profundas, sus ojos empezaron a cristalizarse.
-Con la ayuda de Allah saldrá de esta, no te pongas así por favor. Tu madre te tiene que ver fuerte, bien.
-No me imagino una vida si mi madre- dijo finalmente arrancando a llorar, desvaneciéndose contra la pared y acabando sentado en el suelo mientras se tapaba la cara. No sabía qué hacer para consolarlo. Me senté a su lado ofreciéndole un pañuelo.
-Te entiendo, pero no seas pesimista todo saldrá bien In sha allah.
-¿Mohamed?- pronunció Khadija, ambos nos levantamos hacia ella.
-¿Cómo te encuentras?- dijimos al unísono
-Leedme Corán, por favor. Quiero que sea lo último que escuche antes de que el ángel de la muerte venga por mí- mis mejillas se empañan de lágrimas y Mohamed también, nos miramos y saqué del bolso un Corán diminuto que suelo llevar siempre ofreciéndose a él.
Se sentó al lado de su madre y empezó a recitar, nunca lo había escuchado. Su voz era preciosa, inspiraba tranquilidad y paz justo lo que necesitaba Khadija. Recitaba mientras lloraba, con aquel nudo que seguía atorado en su garganta, paraba y la besaba con dulzura. Contemplaba todo entre lágrimas y en silencio. Khadija sonreía y posó su mano encima de la rodilla de su hijo. Me hizo un gesto de que me acercara y así fue. Me arrodille ante la cama cogiéndole la mano.
-Ahora ella hijo- dijo Khadija lentamente
-Yo... No sé recitar de esa forma
-Como te salga, quiero escucharte.
Cogí el Corán nerviosa y empecé a leer más que a recitar, mientras Mohamed abrazaba a su madre a la vez que lloraba.
-Mamá no me dejes solo por favor...- susurraba, ella solo se limitaba a sonreír.
Entró una enfermera y nos mandó despejar la habitación para revisar a Khadija. Salimos y en la espera nos mantuvimos en silencio.
-Está mucho mejor de como entró chicos- informó la enfermera saliendo del cuarto.
Entramos de nuevo y seguía consciente, nos acercamos de nuevo a ella y tomamos nuestros sitios.

Continuará...

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