Último capítulo 20

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Amaneció, me di una larga ducha con Nassir y salí para vestirnos. Empecé a peinar mi larga melena. Me di unos pequeños toques de maquillaje en la cara ya que no tenía imperfecciones, mi cutis estaba intacto. Me maquille un poco los ojos, marque mis labios con un tono rosa natural y esparcí un poco de colorete por mis mejillas. Me puse un vestido blanco, con pedrería por la zona del pecho y cintura. El vuelo era simple, limpio y holgado. Me encantaba ese vestido, finalice con mi hijab blanco puro y vestí a Nassir con un esmoquin con el que se veía todo un muñequito. Lo cogí en brazos y me miré en el espejo, volví a verme bonita después de tanto tiempo.
Estaba lista, salí y justo me encontré con Mohamed, que vistió más elegante que yo. Con un traje negro, camisa blanca y una fina corbata negra.
-¡Oh!- exclamó al verme-¡Estáis guapísimos!
-Jaja gracias, tu también estás muy guapo.
-Es la familia que siempre he querido tener, gracias por aparecer en mi vida- sonrió.
Fuimos al registro civil con mis padres para casarnos. Todo era tan diferente a mi primer matrimonio, que la verdad lo prefería así. Nada más llegar a casa llegaron mis dos tías eran las únicas que iban a venir.
Una vez después de haber cenado, hablado y reído. Dimos por finalizada la boda, nos esperaba un largo viaje hacia Barcelona. Mohamed cogió las maletas y yo a Nassir. Me paré para despedirme y quien se acercó primero fue mi padre, su expresión era de tristeza pero sonreía de corazón:
-Que Allah te conceda la felicidad que tanto anhelas y mereces- dijo cogiéndome el rostro con sus dos manos- Yo soy tu padre y cualquier cosa que necesites estoy aquí para ti. No te lo suelo decir pero, no quiero que olvides que siempre seguirás siendo mi niña, la niña que llenó de luz mi vida. Te deseo lo mejor de esta vida y de la otra, cualquier pena que te pase recuerda que no estas sola. Que nos tienes a nosotros y no vuelvas a temer por nada nunca, porque por algo Allah me ha dado el papel de padre. Tú padre- prosiguió con lágrimas contenidas mientras besaba mi frente cuidadosamente, y luego besó a Nassir. No sabía qué decirle, me limite a limpiarme las lágrimas que recorrieron mis mejillas y nos fundimos en un grande y fuerte abrazo, un abrazo único. Como si sólo estuviésemos mi padre y yo en el mundo.
-Gracias papá, eres el mejor del mundo. Te quiero, te quiero...
-Toma, te compre esto- dijo mientras sacaba de su bolsillo una cajita roja.
En cuanto la abrí descubrí que era un precioso colgante de oro, con una figura en forma ovalada.
-Abre el colgante hija
Cuando abrí aquel colgante, vi una foto en miniatura de mi padre y yo. En la foto apenas tendría tres años. Era nuestra foto favorita, una foto que ahora siempre llevaría conmigo.
-¡Gracias papá! ¡ES PRECIOSO!- dije emocionada, me había encantado el detalle y más me encantó que sea él quien me lo pusiera.
Después del bonito momento con mi padre, se acercó mi madre. La mujer que fue peor que un sargento para mi. La mujer que me enseñó y no me enseño. La mujer que al fin y al cabo me dio la vida:
-¡Ay! Ya te vas y parecía ayer cuando llegaste a casa dándome el disgusto.
-Mamá...
-Pero eres mi hija y te quiero, quiero que estés bien y que seas feliz. Por muy dura que sea, por muy mal carácter que tenga eres mi hija y te aguante 9 meses en mi vientre, te cuide, te alimente... Que te voy a decir que no sepas si tienes un hijo también. Te quiero. Que Allah te bendiga, se feliz y mantén este marido jajaj- dijo alegremente mientras me abrazaba, sin fuerza pero era un abrazo cálido y eso me bastaba.
-Si mamá lo mantendré, a este no le dejó escapar jaja- reí mientras nos besamos.
Ahora sí, había llegado la hora de irse.
El viaje fue corto, y creo que fue porque Nassir y yo fuimos todo el camino durmiendo. Me despertó susurrando Mohamed:
-Dormilona ya llegamos.
-¿Sí? ¿Dónde estamos?
-En la playa, vamos.
-¿En la playa a estas horas?
-Es lo bonito, que no habrá nadie.
Era aun de noche, salí del coche y quedé embobada con el bonito paisaje que había. Mohamed cogió a Nassir que aun seguía dormido y lo seguí.
-Pero ¿Dónde vamos? Caminas como si tuvieras un destino fijo y esto es la playa...
-Camina.
Después de caminar un poco más vi a lo lejos unas pequeñas luces, no distinguía muy bien qué era pero a medida que me iba acercando adiviné que eran velas. Había una mesa en el centro de las velas, con unas rosas aun muy frescas.
-Wow ¿De quién es esto? Que bonito.
-Es para ti- sonrió y me cogió de la mano arrastrándome hacía la escena.
-¡Hay hasta un sillín para Nassir! Jaja- reí sorprendida
-Claro no iba a quedarse sin su sitio jaja
Acomodó a Nassir en el sillín que se veía muy confortable. Me ofreció asiento y se sentó enfrente mía sin decir nada. No dejaba de mirar cada detalle, me sentía en una escena romántica de una novela mexicana. Había dos platos tapados los cuales Mohamed no tardó mucho en destaparlos, era un trozo de tarta muy fino. Se veía delicioso.
-Ya que no cortamos tarta en nuestra boda, pues la comemos ahora. Aunque no es hora de tarta pero bueno...
-Gracias amor, es lo más bonito que me han hecho nunca- dije posando mi mano encima de la suya.
-Te mereces esto y más, además quise que nuestra primera noche juntos sea distinta ¿Te gusta la idea?
-No me gusta, me encanta.
Pasamos un agradable momento, degustando el trozo de tarta que estaba realmente rico. Hablando de nuestro futuro y de lo bonita que iba a ser la vida juntos. Nos sentamos enfrente del mar, contemplando el bonito amanecer. A mi derecha estaba él y a mi izquierda mi hijo. No podía pedir más. Era todo perfecto, me encantaba el lugar, y más si era al lado de ellos.
-Desde hoy consideremos este lugar, nuestro sitio especial ¿sí?
-Perfecto- dijo mirándome muy de cerca, tan cerca que juraría que me besaría en cualquier momento.
-Te quiero amor- susurré mientras me apartaba para posar mi cabeza encima de su hombro.
Pasaron los años y después de jurarme tantas veces empezar una vida nueva, lo cumplí con Mohamed. La vida a su lado era perfecta. Nassir creció, era todo un hombrecito. Le llamaba papá pero sabía que no era su padre biológico. Se querían a morir a pesar de todo. Increíble pero cierto. Tuve una hija con Mohamed a la que decidimos llamar Khadija, en honor a la gran mujer que tuvimos en nuestras vidas.
Salió de prisión Karim, nos busco. Estaba desgastado con los años, no se le podía reconocer. Estaba cambiado en todos los aspectos, aunque no me tragaba mucho su cambio. Un maltratador siempre será un maltratador. El juez le dio una orden de alejamiento, pero le concedió el derecho de estar dos horas los sábados con Nassir, ya que contra él niño nunca hubo agresión. Al principio no quise aceptarlo, pero Mohamed me convenció de que Nassir ya tenía 12 años y tenía el derecho de tener más contacto con su padre, y que no le iba a pasar nada.
Un día en el que los niños estaban en el colegio me apetece ir sola a ese lugar especial que tenía con mi marido. Sentía la necesidad de estar sola. Me senté en la fría arena sin quitar la mirada del mar. ''Subhanallah'' lo que era la creación de Allah, admiraba aquel paisaje. Recordé a Khadija, recordé mi pasado y sonreí. Saqué un bolígrafo y un papel en el que inconscientemente escribí:
''Querida Khadija; gracias a ti aprendí que una mujer nunca tiene la culpa de ser golpeada. Aprendí que un hombre violento es cobarde, pero más cobarde era callarse el dolor y tapar las heridas. Aprendí a creer en mí misma, a luchar por mi felicidad. Aprendí a salir adelante gracias a ti. Aprendí que la felicidad de uno mismo es más importante que lo que piense la sociedad de mi. Me regalaste tanta sabiduría, tantos consejos que me gustaría que todas las mujeres maltratadas del mundo tengan la fuerza de gritar y salir de aquella pesadilla. Tu hija sigue presa, pero no le queda mucho para salir. Tengo entendido que hace muchas actividades de bien en la cárcel y que ha mejorado como persona. Aunque no ha querido delatar a su jefe, ese mundo es difícil y la entiendo. Lo más importante de todo, es que me regalaste a tu hijo. Ese hombre a quien inculcaste tantos valores y tanto amor. Ese hombre que me enseñó el verdadero significado de amor verdadero, amor por la causa de Allah. Aprendí mi querida Khadija a sonreírle a los problemas y a ser feliz a pesar de todo. Aprendí a hacer feliz a tu hijo como lo hacías tú. Nos hubiera gustado que conocieras a tu nieta Khadija pero me queda la esperanza de que algún día Allah nos junte en el Al Jannah a todos, me queda la esperanza de volver a vernos y contarte todo esto en persona. Me queda la esperanza de decirte lo mucho que te he querido y te sigo queriendo.
Solo quería decirte que sí, que pude cumplir lo que me pediste; he cuidado mejor que nadie a nuestro Mohamed.
Voces al cielo''

Releí la carta antes de cerrarle. La doble y la metí en una botella de cristal, me acerqué al mar y la lancé con mucha fuerza. Eran cursiladas pero tenía la necesidad de hacer algo similar. Me limpie la última lágrima que asomaba y escuché mi nombre:
-¡Fatima!- gritaba Mohamed mientras venía corriendo con los niños a abrazarme.
-¿Cómo supiste?- dije abrazando a mis hijos.
-Nuestro sitio especial ¿recuerdas?- dijo besándome la mejilla.
-Os quiero muchísimo mis amores- dije mientras los abrazaba con fuerza.
-¿Y yo?- dijo Mohamed haciendo una mueca de tristeza
- A ti también te quiero. Por la causa de Allah- le dije sonriendo mientras le abrazaba únicamente a él.

FIN.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2016 ⏰

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