Pasaron tres días en los cuales Mohamed se mostraba frío conmigo. Me retiro la palabra y ya ni me informaba de nada. Tres días para poder volver a la cárcel, era día de visitas. Lleve un bizcocho que compré en el supermercado y entre al mismo sitio de la otra vez. Le ofrecí el detalle con una pequeña sonrisa y me senté. Se comportaba distinto, de hecho, como nunca. Nunca recordaba esa faceta de él, me vinieron las palabras de Khadija a mi cabeza y seguidamente las de Mohamed. Pensé en provocarle, para ver cómo iba a actuar...
-¿Sabías que vivo con mi abogado y su madre?- dije como si no fuese nada del otro, medio sonriendo. Vi como algo cambió en su rostro, cerró el puño y fingió una sonrisa.
-Me parece bien así no estás sola- dijo inquieto
-Es muy guapo mi abogado, es tan atento- dije mirando la mesa. En un abrir y cerrar de ojos vi como el bizcocho voló al suelo y sus manos estaban puestas en mi cuello
- Tu eres mía, que te quede claro. No puedes mirar a nadie más que no sea yo, no hagas cosas de las cuales te puedes arrepentir.
-¡Ayuda!- grité. Enseguida entró el señor de guardia y lo apartó de mí -¡ERES MUY MAL ACTOR! PIENSO DIVORCIARME DE TI, COBARDE- grité mientras otro guardia me sacaba a mi.
Salí con ganas de llorar, con un nudo en la garganta. Casi iba a cometer el error más grande de mi vida, si no fuese por los consejos de aquellos dos. Habría vuelto al mismo infierno, a la misma tortura. Mire al cielo y grite ''Alhamdulillah''. Deseaba llegar a casa para poder disculparme con Mohamed y para darle un gran abrazo a Khadija. Llamé a la puerta, cuando me abrió la puerta mi gran consejera escuche el llanto de un niño:
-¿Quién es?- pregunté sorprendida.
-El hijo de una vecina- sonrió Khadija.
Entré al salón y no había nadie, el llanto venía de la habitación de Muhammad. Me acerqué a la puerta y Khadija detrás de mí. Abrí lentamente la puerta para ver a aquella criatura, para mi sorpresa Mohamed sujetaba un niño el cual le vi parecido a mi Nassir. Se me llenaron los ojos de lágrimas, por la ausencia de mi niño, lo veía en todos lados. Me acerque a coger al niño, Muhammad no dejaba de mirarme, en cuanto cogí al niño me di cuenta de que era mi bebé. Era él, era la criatura a la cual di a luz. A quien cargue por nueve meses en mi vientre...
-¡Es Nassir! Es mi niño, es mi hijo- exclamó entre lágrimas mientras me lo comía a besos.- Gracias Mohamed, gracias de corazón. Mohamed me regaló una amplia sonrisa y yo aún no me creía que tenía a mi pequeño en brazos. Me dejaron a solas con él y salieron al salón, no quise despegarme de mi bebe. Estaba feliz, dispuesta a luchar por el futuro de mi hijo sola.
Cuándo puede volver en mí y ser consciente de todo, cuando mi hijo se durmió profundamente, salí para hablar con Mohamed:
-Mohamed...
-Qué- dijo bordemente. Me acerque a él y sin meditarlo le cogí la mano y un nudo en la garganta se formó.
-Muchísimas gracias, no sé qué habría hecho si no te hubiera conocido. Gracias por tus consejos y por preocuparte por mí. Perdóname por haber sido tan estúpida. Quiero divorciarme lo antes posible, quiero empezar una nueva vida al lado de mi pequeño. Quiero trabajar para construirle un buen futuro, quiero que me ayudes a conseguirlo, por favor...- pude decir mientras unas lágrimas se escaparon. Sentí como él me apretaba más fuerte la mano.
-Lo hago con todo el gusto del mundo, mientras esté en mi mano ayudarte y que tu vida vaya a mejor, lo haré encantado. No tienes porque agradecerme nada- dijo mirándome fijamente a los ojos. Rompí en llanto, lo necesitaba. No sabía realmente cómo empezar mi cambio - pero no llores, yo estoy aquí. Considerame tu hermano, tu amigo. Lo que necesites estaré aquí.
-Ayúdame a encontrar trabajo, es lo primero.
-Cuando trabajes, si quieres yo te cuido a Nassir- dijo Khadija entrando al salón.
-Que Allah os recompense cada esfuerzo que hacéis por ayudarme, no podría haber encontrado mejor personas que vosotros. Tengo que buscar un piso aunque sea de una habitación, no quiero volver a entrar a mi antigua casa. No quiero saber nada de Karim, desde hoy me puedo considerar viuda.
Desde que recibí de vuelta a mi hijo, recorría todas las calles para dejar mi currículum. No me importaba trabajar en lo que sea. Solo quería trabajo. Pasaron unos días y me llamaron de una empresa de limpieza, no era gran cosa. Pero algo es algo, comencé a trabajar y con la ayuda de Muhammad encontré un pequeño piso muy cerca de la residencia de Khadija. Mi nueva vida se ponía en marcha y eso me entusiasmaba, ya no vivía con miedo. Ya no temía salir a la calle por los moratones que solía tener.
El tiempo volaba, sin darme cuenta ya habían pasado dos meses. Aun recuerdo aquel día cuando me llamo Mohamed informando de que ya me podía considerar oficialmente divorciada. Gracias a la declaración sobre el maltrato doméstico el proceso fue más rápido. Mis padres no sabían nada, mi madre no me llamaba nunca y yo las veces que le llamé no me molesté en informarla sobre el divorcio. Sabía perfectamente que se escandalizaba y me tachara de culpable, de no saber llevar una familia y de que me merecía cada golpiza. Para aquello mejor reservarlo y no decir nada hasta que llegue el momento.
Mi relación con Mohamed era cada vez más fuerte, hablábamos cada día. Desde que quede divorciada su actitud había cambiado un poco, cogió más confianza, se reía más, era demasiado tierno. Empezaba a cogerle mucho cariño, sinceramente nunca llegaría a agradecerle todo lo que hizo por mí. Tanto él como su madre.
Pensé que mi vida ya estaba arreglada, sí, solo pensé. Porque realmente mi calvario solo acababa de empezar. Mi tortura no había acabado. Nunca, pero nunca olvidaré aquella tarde en la que caminaba con Nassir en el carro hacia la casa de Khadija para que me lo cuide, cuando una chica, de apenas 20 años con un bebé en brazos me paró:
-Perdona ¿Eres la mujer de Karim?- preguntó misteriosamente, con la mirada clavada en la mía.
-Si... Bueno la ex esposa ¿por qué?- vi como se llenaron sus ojos de lágrimas.
-El me destrozo la vida ¿sabes?
-¿Perdona? ¿Cómo?- no entendía nada
-Este es mi hijo, y el de su ex marido- dijo fríamente de tapándole la cara al bebé. Me quedé mirándola fijamente, sin parpadear. No me estaba creyendo lo que tenía enfrente, ¿hijo de Karim? ¿me estuvo engañando?
-Se habrá equivocado... No no, no puede ser- dije nerviosa.
-Karim Ahmed, me enamoró, me engaño. No pensé que estaba casado, me enredó y le regalé lo más preciado que tiene una mujer. Mi virginidad, me dejó embarazada. Cuando le informé me dijo que buscase al verdadero padre y desapareció. Cuando lo busqué me enteré de que estaba casado y de que lo habían detenido. Mis padres me echaron de casa y aquí me ves, sola, sin nadie y no sé donde ir. No sé ni siquiera que hago aquí hablando contigo- explico mientras lloraba. No sabía qué hacer con ella, algo en mí me decía que la ayuda, que la acogiese en mi casa por un tiempo. Otra parte de mi sentía rabia, mucha rabia. Me había engañado con una niña. Como pudo ser capaz de hacernos esto. Sin pensárselo dos veces le ofrecí mi casa, después aprendí a pensar dos veces antes de actuar. Quede con ella a una determinada hora, ya que iba al trabajo y no tenía tiempo de llevarla a casa.
En cuanto salí, pasé por ella. Nos mantuvimos calladas durante el camino. Cuando abrí la puerta de casa le intenté mostrar un poco todo, aunque no había mucho que mostrar. Le ofrecí el sofá para dormir y su hijo iba a dormir en la misma cuna que Nassir. No hablamos, me sentía molesta pero a la vez como si fuese mi obligación cuidar de ella. La notaba un poco nerviosa, o quizás sea vergüenza. Pero ¿Qué tipo de persona tiene vergüenza y viene a pedirle ayuda a la ex de su ex? Estaba confundida, no podía con aquello sola. De hecho creo que nunca podía sola. No le había comentado nada a Muhammad y Khadija aun. En cuanto se haga de día pensaba ir directo a ellos. No sabía muy bien que estaba haciendo, no sabía si la chica era de fiar ni tampoco sabía cómo iba a dejar una desconocida en mi casa. Puse mi confianza en Allah y decidí esperar a que su situación se arregle.Continuará...