Capítulo 3

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Al paso de 15 minutos, se levantó y se puso a golpear la puerta de la habitación gritando que le abra. Le amenacé con llamar a la policía pero no creía en mis amenazas, seguía golpeando la puerta cada vez con más fuerza.
-¿Si, policía? Mi marido me está golpeando la pue...- fingí entre sollozos hasta que me interrumpió
-¡Vale vale voy a parar cuelga cuelga cuelga!
-Ya he colgado, la próxima vez no correras con la mismas suerte.
Me costó dormir aquella noche, me sentía inquieta aunque escuchase los ronquidos de Karim. Salí de la habitación sigilosamente, hasta que unos golpes muy fuertes retumbaron la puerta de la entrada, me asuste. Cuando gritaron ¡Abrid la puerta somos la policía! Me asuste todavía más, mire por la mirilla:
-¡Vamos a disparar a la cerradura!- gritó uno de ellos, iban equipados y preparados con pistolas, parecía una película.
-¡No no! Ya abro, ¿Qué pasa?- pregunté mientras abría la puerta. Entraron brutalmente y me pusieron contra la pared -¿Qué pasa? Yo no he hecho nada por favor.
-¡Aquí está su marido!- gritó uno mientras agarraba a Karim -Buscad en la casa, registrarlo todo.
No sabía qué era lo que pasaba, no entendía nada Karim no hacía más que gritar mi nombre ¡Fátima hija de puta les has llamado tú! Empecé a llorar, intente mantener la calma hasta que una de las agentes cogió a Nasir sacándole fuera:
-¡¡¡¡¡¡¡¡Mi hijo noooo!!!!!!!!!! Devolverme a mi hijooooo- grite mientras caía de dolor al suelo.
-Mire encontramos esto es cocaína- dije un policía mientras sostenía una bolsita blanca.
-¡Soltarme devolverme a mi hijo no tengo nada que ver con esto!- estaba perdida.
-Estas detenido por atentar con la salud pública, lo que digas puede utilizarse en su contra. Tiene derecho a un abogado- dijeron mientras le ponían las esposas.
-Usted también está detenida por cómplice.
-¿Cómo? No no no yo no sé nada de esto os lo juro, no sabía nada de esto.
Me llevaron al calabozo, me tiraron como si fuese basura. No paraba de pedirles que me devuelvan a mi hijo y que no había hecho nada. Nadie me hacía caso, compartía las rejas con una española y una latina que especialmente no tenían buena pinta.
-Deja de suplicar mamacita que nadie le hará caso- dijo con su tono latino seguido de una carcajada.
-No hice nada lo juro- medio susurre abrazando mi rodillas
-Eso decimos todos aquí- habló la española
No conteste, me quede en silencio. Le pedía a Allah en mis adentros que me sacase de esa situación y que me devolviese a mi hijo. Pase la noche con miedo, bueno lo que quedaba de la noche. Nunca me imagine que Karim estuviera metido en ese mundo de la droga, nunca pensé que el dinero que traía a casa era sucio. Nunca pensé que Karim es lo que es. Me siento totalmente engañada, hundida. Ni siquiera las palabras de Khadija habrían podido darme fuerzas, me sentía impotente, me sentía nada.
Salió el sol, un sol brillante. Entró un policía abrió la puerta y me saco agarrándome del codo.
-¿A dónde me llevas?
-A declarar a donde va a ser, es que siempre soy los mismos macho los moros no tenéis nada mejor que hacer en la vida
-Yo no he hecho nada.
Eso parecía un laberinto, dimos unas cuantas vueltas hasta llegar a la sala. Me metió ahí y me senté en una silla que había, espere como dos minutos y entró una mujer a tomarme la declaración.
-Buenos días- dijo amablemente
-¡Dónde está mi hijo!
-Esta bien no te preocupes, a ver ¿usted sabía que su marido era un gran traficante de droga?
-No... se lo juro, no sabía nada. Últimamente nuestra relación no iba bien y además él no confía en mí.
-¿Cómo nunca te has dado cuenta?
-Cuando me casé con él era muy diferente a lo que es ahora, cambió en todos los aspectos nunca pensé que sería capaz de eso.
-Entonces por que su marido estaba gritando que tu llamaste a la policía, eso es porque lo sabías y lo amenazaste ¿no?
-No... no sabía nada del mundo en que él estaba. El... me maltrata, pensó que les llame por eso.
-Caray además de traficador, maltratador. ¿Cómo desde cuándo te maltrata?
-Viene a ser como casi un año, primero era verbalmente y luego pasó a ser algo físico.
-Tendrás marcas supongo...
-Sí muchas, algunas no se van y otras si.
-Levántate el vestido.
-No podría ser en un lugar mas privado por favor, se que me están viendo desde ese espejo.
-Son las reglas no puedo llevarla a ningún lado, súbete el vestido- Me levanté el vestido lentamente y gracias a Allah tenía esos moratones en mi cuerpo. Fue la primera vez que agradecí tenerlos.
-Esta bien, informaré de esto y cuando le tomemos la declaración a su marido veremos que hacer contigo. Por ahora seguirás en el calabozo.

Continuará...

SUEÑOS VENDADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora