Doctora Corazón

Sonrisas compartidas

Sonrisas compartidas

 

—Entonces, como por el momento estamos en paz, no me interrumpirás al ver las fotografías, ¿cierto? —divagué jugando con la cámara entre mis manos. Lo miré disimuladamente, él me observaba con una sonrisa divertida y satisfecha.

—Claro, no haré nada, puedes verlas con toda confianza. —dijo alzando los hombros y haciéndome una seña de que continuara.

Lo miré estrechando los ojos con suspicacia.

—Confianza es lo que menos te tengo. —susurré alejándome y sentando en el sillón más próximo. Subí una pierna y la doblé debajo de mí, me acomodé hasta estar completamente a gusto.

—Míralas, bórralas y listo. —gruñó mientras avanzaba amenazantemente hacía mí, caminaba como una león acechando a su presa, moviendo sus pies de forma grácil y suave. Pero yo no temblé como lo hubiera hecho la víctima, sino lo miré cómo si fuera el hombre más estúpido del mundo.

Ángel suspiró al ver mi mirada y caminó de manera normal  pero de repente brincó a mi lado y pasó su brazo sobre mis hombros. Y como si fuéramos dos imanes que se repelen mutuamente yo me alejé de él en milésimas de segundos.

— ¿Qué crees haces? —lo cuestioné mirándolo desaprobatoriamente, una parte de mí odiaba su forma de ser y odiaba aún más la manera en que me incomodaba, pero la otra parte decía tonterías como «Me gusta cómo me pone de nerviosa» u otras blasfemias como «Adoro su espontaneidad». Era tan terrorífico escuchar eso aunque fuera en mi mente.

—¿Qué crees que hago? También quiero ver las fotos. Será divertido ver tu reacción. —rió unos segundos. Pero sería cuestión de minutos para que yo tomara su lugar y me riera de sus fotografías, pero por ahora… me tocaba mi parte.

Me acomodé de nuevo y me senté de forma más normal pero algo tensa, debido a que Ángel volvía a poner el brazo sobre mí y se acercaba para ver la pantalla sin tener en cuenta que casi estaba respirando sobre mi oído, lo cual era muy molesto. Prendí la cámara y lo primero que se vio fueron varias fotografías mías… bueno de Giselleen pleno espectáculo. Pasé varias fotos y yo estaba con la mano en mi trasero. Abrí mis ojos espantada y en mi tímpano escuché las carcajadas de Ángel.

—Esa parte fue genial. —habló entre risas mientras que yo sentía que iba explotar, maldecía una y otra vez en mi interior a Ángel sin piedad alguna, pero no podía decir tantas groserías al aire, eso se vería muy mal en mí.

—Cállate. —gruñí en  voz baja pero soné tan amenazadora que Ángel se calló abruptamente al escucharme.

Seguí viendo y borrando las fotografías luego de verlas, estaba tan avergonzada y enojada que presionaba con mayor fuerza de la necesaria los botones que hasta parecían que podían gritar de dolor.

—Adiós maldita, no me arruinaras la vida. —susurré furiosa mientras borraba otra fotografía en donde abrazaba a un tipo sin camisa.

Refunfuñaba al ver las demás, parecía que entre más seguía avanzando más penosas y ridículas eran las fotos. Entonces llegué a una en donde me quedé atónita y sentí la sangre subir a mi rostro.

—¡¿Qué demonios estoy haciendo aquí?! —grité asustada mientras que al mismo tiempo miraba a Ángel buscando una respuesta que me tranquilizara, pero él se tapaba la boca con las manos para no comenzar a reír de nuevo.

—Estabas levantándote la blusa y…

Tomé un cojín y lo golpeé directo en el rostro, Ángel se fue hacia atrás por la inercia mientras se quejaba con una mano en la nariz.