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- El fantasma del teatro:

- Me hallaba sentado en el sillón mientras curioseaba los periódicos de meses pasados en los que me hacía con la portada, pero no gracias a mi destacado trabajo en mi oficio. Mucha gente se preguntaba que había ocurrido con Elliot Britt; simplemente no hay detectives decadentes, si no asesinos capacitados. Llamaron a la puerta, me erguí y caminé hasta ella para abrirla; era el cartero que traía un mensaje.

● Cartero: ¿Es usted Elliot Britt?

● Elliot Britt: Así es, ¿ha ocurrido algo? - Dije preocupado.

● Cartero: Traigo una carta a nombre de Cathy Price.

Se me hizo extraño recibir una carta de Cathy Price, hacía años que se marchó de Inglaterra al extranjero para cumplir su sueño y trabajar en artes escénicas.

● Elliot Britt: Gracias, y que tenga un buen día. - Dije mientras se marchaba.

Cerré y volví a acomodarme en el escaño a interpretar el contenido de la postal:

"Querido Elliot Britt:

Admiro su destreza como detective durante estos años pasados y solo en el momento de enviarle esta carta me he dado cuenta de un hecho del que decidido informarle. Ser constante da sus frutos y en mi caso logré ejercer de actriz como soñaba cuando partí de Reino Unido; me gustaría hacerle saber que queda usted invitado a mi representación teatral de " El asesinato en el Orient Express ". Le recogerá mi chófer a las 7 p.m para trasladarle hasta Royal Opera House donde interpretaré mi trabajo. "

Cuando leí el nombre del acto, pude notar como un diminuto escalofrío recorrió la médula espinal de mi cuerpo. Todo esto me cogió por sorpresa, no tenía vestimentas apropiadas para acudir a un evento tan refinado. Entonces dictaminé que sería adecuado dirigirme a una trastienda y adquirir un traje para la velada. Descendí a la avenida y esperé a que llegara uno de los taxis frente al pavimento de la carretera.

● Elliot Britt: A " Allsaints Spitalfields " por favor. - Dije dirigiéndome al conductor.

Al llegar quedé fascinado por sus escaparates; dentro se podían contemplar maniquíes con trajes distinguidos a la vez que extravagantes, pero hubo uno que reclamó mi interés. Una indumentaria de tinte oscuro con una camisa luminosa que conjuntaba el traje.

● Dependiente: Esta prenda realzaría su figura; ideal para asistir a eventos significativos. - Dijo sorprendiéndome al no verle llegar.

● Elliot Britt: La verdad es que sí, está en lo cierto señor.

● Dependiente: ¿Desearía probárselo?

● Elliot Britt: No dispongo de mucho tiempo, pero tranquilo, me llevo un ejemplar.

Pagué lo correspondido al dependiente y salí del establecimiento orientándome hacia mi morada. Una vez en ella, deposité lo adquirido en el lecho y me dispuse a desvestirme para probármelo. Me miré al espejo que tenía empotrado en la pared del cuarto repetidas veces, me puse el calzado que tenía guardado en el ropero y los abrillanté con un trapo. 

Me coloqué uno de los numerosos sombreros colgados del perchero y permanecí de pie frente a la ventanilla aguardando que doblase la manzana el vehículo que me recogería para llevarme al acontecimiento.

Pasaron las 7 p.m y no se presentó ningún automóvil frente al portal del edificio; al llegar las 7:10 p.m unas luces iluminaron la oscuridad de la avenida hasta detenerse. Cogí las llaves, salí por la puerta, la cerré y bajé al encuentro; frente al vehículo llamé a una de las ventanas con los nudillos de la mano. El chófer la bajó y me miró de pies a la cabeza.

● Elliot Britt: Disculpe las molestias, ¿usted trabaja para Cathy Price?

● Chófer: Así es; ¿no será usted por casualidad Elliot Britt?

● Elliot Britt: El mismo. - Dije identificándome.

● Chófer: Disculpe por hacerle esperar; no aguarde más y suba, si no me temo que llegaremos tarde.

Abrí la puerta del automóvil y me acomodé en uno de los asientos traseros; arrancó y nos dirigimos al teatro. Tras un breve periodo de tiempo conduciendo llegamos al destino; escaleras abarrotas de grupos de personas de clase alta con vestimentas lujosas que se integraban en la sala a espera de que se diera comienzo a la representación.

● Elliot Britt : Gracias por el trayecto. - Dije estrechándole la mano.

● Chófer: No hay nada que agradecer, es mi trabajo.

Bajé, me coloqué las vestiduras y me interné en el salón. Una prolongada hilera se formaba en la entrada al escenario esperando a que se les asignaran sus respectivos asientos en las butacas. Llegó mi turno y me designaron junto a las escaleras que descendían al decorado de la obra. Se apagaron las luces y los focos iluminaron el telón mientras este descubría a los actores dando comienzo a la representación.

● Actor: ¡Buenas noches y bienvenidos a uno de los mayores espectáculos que está dando la vuelta al mundo en manos de nuestra galardonada actriz Cathy Price!

La multitud aclamaba con entusiasmo, pude ver como ella me localizaba mientras aplaudía y a cambio me devolvía una sonrisa como símbolo de gratitud por haber acudido. Dio comienzo; ahora entendía por qué la gente la ovacionaba; parecía que estuviera destinada a trabajar en ello. 

El entusiasmo que ponía en el personaje que interpretaba en la obra lo confirmaba; admito que hasta a mí se me pusieron los pelos de punta en alguna de las escenas representadas. Estaba llena de intriga, acción y desamor; al acabar la realización todo el mundo enloqueció y se alzaron de sus asientos para aplaudir cuando una de las arañas de focos que iluminaban el plató se precipitó de su sujeción al techo acabando con la vida de Cathy Price. 

En ese momento tuve la sensación de como si el tiempo se detuviera; aparté a las personas hasta llegar al pasillo central y lo recorrí hasta el escenario. Era tarde, había muerto en el acto; la sala se desalojó por las autoridades. Me dieron permiso para quedarme un tiempo solo meditando sentado en el bordillo del escenario. 

Alzaba la vista intentando darle una explicación a cómo pudo soltarse el foco cuando antes de cualquier función se revisan los preparativos para que no se produzcan situaciones como aquella. 

Recogí mi gabardina que se encontraba depositada en la butaca y salí por una de las puertas de emergencia que daban a un callejón iluminado por dos farolas. Empezaron a parpadear sus respectivas bombillas hasta llegar al punto de fundirse.

No se veía nada y decidí quedarme quieto hasta que la luz volviera; pero cuando la claridad iluminó la callejuela, se podía ver en uno de los muros escrito una palabra con restos de pintura: " asesino ".

El misterio de Anne GallahanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora