XIII

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- Compañeros de armas:

- Permanecía inmóvil sobre el colchón, mientras en mi mente rondaban ideas a las que intentaba dar un sentido; pero fueron interrumpidas por la presencia de alguien tras la entrada.

● Elliot Britt: Aguarde un instante, enseguida voy. - Dije mientras me incorporaba y me calzaba para dirigirme a abrir la puerta.

Tras ella apareció Scott Weaver, que presentaba un rostro pálido.
 
● Scott Weaver: Terminan de llamarme desde la comisaría, dicen que deberías acercarte lo más veloz posible.

● Elliot Britt: ¿No te han mencionado el asunto del que quieren conversar? - Dije confuso.

● Scott Weaver: No, únicamente me dijeron que te diera el comunicado lo más raudo que pudiera.

Agarré la gabardina enganchada en el perchero, mi sombrero de color oscuro y cerrando la puerta, descendimos hasta la avenida. Anduvimos en dirección a la comisaría para averiguar de qué se trataba todo esto. Una vez llegamos, subimos las escaleras, y al atravesar la entrada nos dirigimos al mostrador.

● Scott Weaver: Buenos días agente, buscamos al detective William Becket.

● Agente: Sí, un momento, le avisaré de su llegada. - Dijo mientras nos observaba con un rostro excéntrico.

Finalizó de distribuir unos informes sobre el mostrador, y se dirigió a través de una sucesión de pasillos flanqueados por oficinas en las cuales se observaba a funcionarios realizando su trabajo. Tras una breve demora, compareció; William Becket, era el característico perfil de agente al que le agradaba saber todo los incidentes cometidos tanto en la capital, como en la periferia; y nosotros no íbamos a ser menos.

● William Becket: Les he hecho llamar porque hay un tema del que me gustaría dialogar con ustedes; acompáñenme.

Nos condujo hasta su despacho correspondiente, pero antes de internarnos en el mismo, pude contemplar la silueta de una joven que aguardaba sedente.

● Elliot Britt: Disculpe mi increpancia, pero ¿de quién se trata? - Dije desorientado.

● William Becket: Ella es el motivo por el cuál habéis acudido. - Dijo mientras entre abría la entrada y accedíamos.

La joven, al percibir el murmullo que provocamos al irrumpir, se irguió para recibirnos.

● William Becket: Señor Britt, le presento a la Señorita Pemberton, Arlene Pemberton. - Dijo mientras ambos nos saludábamos.

● Elliot Britt: A pesar de esto, sigo sin comprender esta reunión.

● William Becket: Señor Britt, tenía entendido que usted era una persona audaz; pero veo que son solo rumores. - Dijo en forma de burla.

Aquella situación me estaba comenzando a provocar cierto desprecio hacia William Becker, por la manera en la que nos estaba atendiendo.

● William Becket: Conozco de manera íntegra su expediente, y los casos que ha resuelto a lo largo de su carrera; pero digamos, que este último se le está atrancando. ¿No es así?

● Elliot Britt: Digamos que en cierta manera, es enrevesado de llevar.

● William Becket: Por eso, la Señorita Pemberton les ayudará en ello.

● Elliot Britt: ¿Disculpe? - Dije molesto.

● Scott Weaver: Perdone que interrumpa, pero no creo que usted pueda intervenir en esto. - Dijo pretendiendo sosegar el ambiente.

● William Becket: Me temo que se confunde, si ustedes no son capaces de aceptar; serán expulsados de la investigación. Y no se molesten en ponerse en contacto con su comisaría, me adelanté a ello y están conformes. Por lo que tengo entendido, lleva un largo periodo de tiempo sin dar con un indicio sólido sobre el caso que le asignaron. - Dijo mientras nos mostraba el informe.

Siquiera en Londres, eran capaces de confiar en nosotros.

● William Becket: No tienen nada que reflexionar, aceptan, o se quedan fuera.

● Elliot Britt: De acuerdo. - Dije entre dientes.

Pactamos de manera disconforme, y marchamos lo más ligeramente. Disgustado, nos dirigimos hacia la cabina telefónica, para comunicarnos y exigir una explicación. Sin embargo, tras varias pruebas, no respondía nadie.

● Elliot Britt: Hay algo que no me encaja en todo esto. Deberían de haber debatido esto desde un inicio con nosotros, para hacernos saber sobre ello.

● Scott Weaver: Puede que en estos instantes les resulte complicado atender la llamada, pero insistiremos más tarde.

Nos encaminamos hacia un local, al que se accedía bajando por una escalinata hasta dar con un soportal. En su interior, era capaz de percibir aquella peculiar esencia que desprendían sus clientes a licor añejo.

Ciertamente, no resultaba un espacio acogedor, pero tras deambular sin rumbo a causa de la desorientación que me había provocado aquel encuentro con el detective William Becket, cualquier sitio me bastaba. Escogimos un asiento, y me dispuse a realizar un pedido; pero algo me lo impidió.

● Elliot Britt: Buenas tardes Señorita Permberton; vaya, cualquiera diría que nos está persiguiendo. - Dije de manera grotesca.

● Arlene Pemberton: Siento comunicarle que se equivoca en ello. Simplemente he acudido aquí para despejarme.

Afiancé las copas, y dándola la espalda, retorne a la mesa donde aún permanecía Scott Weaver. Pero apenas transcurrieron escasos minutos, reapareció ante nosotros.

● Arlene Pemberton: Disculpe Señor Britt, pero siento con firmeza que hemos iniciado esto con mal pie, y esa no era mi intención. - Dijo disculpándose.

● Elliot Britt: Veo que no se le escapa ninguna. - Dije sarcásticamente.

● Scott Weaver: Perdónele, debe comprender la situación por la que está pasando. - Dijo invitándola a tomar asiento para acompañarnos.

● Arlene Pemberton: Ya que vamos a trabajar de forma grupal, me agradaría apartar las diferencias e intentar resolver la investigación.

Lo más sensato era aceptar la proposición de Arlene Pemberton y proseguir.

● Elliot Britt: Por algún casual, ¿no sabrá usted el por qué se ha producido toda esta situación?

● Arlene Pemberton: Ya conocen al detective William Becket; es afamado por percatarse de hasta el más minúsculo detalle de todo aquello que le rodea, a pesar de no incumbirle. Antes de que nos dieran a conocer, visualicé unos informes en su oficina los cuales contenían cuentas sobre negocios indebidos.

● Scott Weaver: ¿Pero eso a nosotros en qué modo nos afecta?

● Arlene Pemberton: La forma en el que los burlaba tiene una sencilla explicación que vi reflejada en aquellos papeles; al igual que el por qué no les contestaban a aquellas repetidas llamadas que pude observar que realizaron desde la cabina.

Era capaz de percibir como la inquietud comenzaba a apoderarse de mi figura, y ansiaba conocer la respuesta.

● Arlene Pemberton: " Stratford Police Station ", la comisaría de Londres en la que trabajan, ya no existe para ustedes. Han sido relevados de sus funciones.

El misterio de Anne GallahanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora